Dopaje en el deporte: una drástica sanción
A Rusia lo sancionaron marginando al país durante cuatro años de participaciones deportivas en el mundo incluyendo mundiales (entre ellos Qatar 2022) y Juegos Olímpicos de verano e invierno por alteraciones en datos de antidopaje. Una historia que se vuelve a repetir.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) decidió que Rusia no podrá participar en los principales eventos deportivos mundiales durante cuatro años, un lapso que incluye los próximos Juegos Olímpicos de verano e invierno y el Mundial de fútbol 2022 en Qatar, por manipular datos de laboratorio de pruebas contra el dopaje. La medida, se afirma, es un duro golpe a la ya manchada reputación de Rusia en los deportes y una decepción para sus atletas, que no podrán competir en las olimpiadas bajo su propia bandera ni escuchar su himno nacional.
La drástica sanción se dispuso luego de que se comprobase que las autoridades deportivas rusas alteraron los datos de laboratorio, incluyendo pruebas falsas y borrando archivos ligados a pruebas antidopaje positivas que podrían haber ayudado a identificar prácticas ilegales. En este punto, luego de corroborarse todas las denuncias, no cabe duda de que el mundo del deporte está frente a un caso -uno más- en el que se ha menoscabado el juego limpio.
El gigante territorio ubicado en dos continentes ha dado al deporte mundial figuras de excepción. Siempre ha sido una potencia en determinadas disciplinas. Pero la ambición a veces puede más que la sensatez. Porque Rusia ya había sufrido una sanción similar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Es grave la reincidencia, mucho más cuando está en juego no solo la reputación de un país, sino la salud de sus deportistas.
Es muy posible que en los Juegos Olímpicos de Tokio sean muchos los atletas rusos que compitan sin bandera y sin la posibilidad de escuchar su himno nacional si consiguen ganar alguna competencia. Es una manera eufemística que han encontrado las autoridades del deporte mundial para no "castigar" a todos los atletas de esa nacionalidad que no están sospechados de doparse.
Aun así, la persistencia de la dirigencia deportiva de Rusia en estas malas prácticas ha sido sancionada severamente. Con ello, se refuerza la idea de que el esfuerzo, la determinación, el talento, el respeto y la pasión son el basamento que debe seguir sustentando la práctica de todas las actividades deportivas. Debe quedar definitivamente establecido que el engaño no es el camino para conseguir una medalla olímpica, ni tampoco una estrategia para desenvolverse en ningún ámbito de la vida.
La mancha del dopaje seguirá ensombreciendo quizás al mundo del deporte. Pero por una vez ha quedado claro que son muy perjudiciales las consecuencias de este tipo de prácticas, alejadas de cualquier espíritu de competencia y cimentadas en afanes de primacía y poder que se alejan definitivamente de los principios centrales del olimpismo.