Denuncian a presunto abusador serial en Frontera
Habría más de cinco denuncias radicadas en su contra en las últimas horas. El último lunes, una vecina denunció que acosó a su hija y que abusó además de uno de sus hijos varones una década atrás. El hombre está internado en el hospital, con custodia policial.
Sandra Albarracín explota en las redes sociales. A través de un posteo en su cuenta de Facebook, que se viralizó en pocas horas, denunció en los últimos días a un vecino suyo de Frontera, adjudicándole un abuso sexual además de acoso, cuyas presuntas víctimas fueron sus hijos. Por este motivo, lo denunció judicialmente.
El apuntado es D.D (hasta el cierre de nuestra edición no había sido imputado pese a las denuncias), de 45 años. El testimonio de Albarracín tomó fuerza y los casos en contra de esta persona fueron sumándose con el correr de esta semana. Tanto fue así que ayer varios jóvenes se presentaron junto a ella en la oficina de Violencia de Género, Familiar y Sexual de la Unidad Fiscal Rafaela, a cargo de Ángela Capitanio, para asentar las denuncias contra esta persona.
Llanto, vidrios rotos y una confesión
El lunes último, la hija de Sandra -de 15 años de edad- entró a su casa bajo una crisis de nervios luego de ir a comprar la ropa que utilizará en la escuela este año. Presa de la impotencia, le contó a su mamá que las lágrimas fueron causadas porque D.D "lo había hecho de nuevo". Tras ello, sus hermanos de 19 y 20 años salieron a buscarlo y lo encontraron en su casa, mientras este pintaba la pieza. Cuando estos ingresaron, pudo saber este diario, se trató de defender con un rodillo y con un palo, sin embargo no pudo evitar ser golpeado. Pero una ventana se rompió y uno de los hijos de Sandra, el mayor, sufrió el corte de dos tendones y terminó siendo intervenido quirúrgicamente en la ciudad de Santa Fe.
¿Pero qué había hecho de nuevo D.D?
Sandra contó a LA VOZ DE SAN JUSTO que una vez, cuando sus hijos tenían entre 9 y 10 años, jugaban a la Play Station en la casa de quien hoy acusan de pervertido.
Era hora de cenar y ella los fue a llamar para que vuelvan a casa a comer. Cuando Albarracín se asomó por la ventana de una habitación -agregó- observó que los chicos jugaban a frente al televisor dándole la espalda al anfitrión, que recostado en la cama movía lascivamente su mano dentro de sus pantalones. Lo único que atinó a hacer su madre fue golpear fuerte la puerta de la casa de su vecino y llamar a sus hijos.
"Fue siempre una persona de confianza para nosotros. Yo lo conozco desde los 9 años. Él se había hecho muy amigo de mis hijos cuando ellos dos jugaban al Baby. En ese tiempo empezó a salir la Play Station, pocos la tenían, los que podían comprarla, y él era uno de ellos. Entonces mis hijos se cruzaban a jugar. Cuando nosotros con mi marido no podíamos por trabajo, también los llevaba a práctica de fútbol. Siempre con esa confianza", narró en diálogo con este medio.
"Una noche yo me cruzo, ellos estaban jugando en esa casa, yo voy a buscarlos para que vengan a comer y me asomo por la ventana que da a la calle y los chicos estaban jugando de espalda a D.D que estaba sentado en su cama. Me llamó la atención porque se tocaba y tenía la mano dentro del pantalón, en sus partes íntimas. Entonces yo golpeo fuerte la puerta y los llamo. Cuando entran a casa les comento lo que vi y les pido por favor que no se acerquen más a él. Los chicos habrán tenido entre 9 y 10 años. Desde ese día no se acercaron más", recordó.
Sin embargo, este vecino de "confianza" los siguió buscando y ofreciéndose para llevarlos a practicar fútbol: "Nosotros siempre le decíamos que no, y entonces se empezó a alejar solo de nuestra familia. No nos habló por mucho tiempo, recién el año pasado nos empezó a saludar, pero también empezó con el acoso a mi hija", afirmó Albarracín.
Eso era lo que había hecho de nuevo. Esta vez mirando a la adolescente de 15 años y haciendo como que se masturbaba, escena que provocó el nerviosismo en la menor que luego contó lo sucedido en su casa.
El último lunes, mientras Sandra esperaba en el Hospital Iturraspe que sus hijos sean atendidos al sufrir diversos cortes, la novia de uno ellos se le acercó y le confió algo que la paralizó: que este también había sido víctima de abuso sexual de parte de D.D.
"Me fui enseguida a hacer la denuncia en la comisaría de Frontera, pero ellos me dijeron que iba a ser más rápido en Rafaela, entonces ellos mismos me trasladaron hasta allá con mi hija, mi hijo y otro chico amigo, que también había sido abusado" por este vecino.
Tres sobrinas, también víctimas en 2012
La mesa de la casa de Sandra está rodeada de gente. Es miércoles pasado el mediodía. Los hijos de la mujer, varios integrantes del comedor comunitario Paso a Paso (de barrio La Milka de nuestra ciudad) que decide dar apoyo en este tipo de casos, y al mismo tiempo un cronista de LA VOZ DE SAN JUSTO. Enseguida se sumó otra joven, Evelyn, de 19 años, quien contó ser sobrina de D.D y aseguró que en 2012, cuando tenía 12, fue víctima junto con sus hermanas que hoy tienen 16 y 17 años, de la misma persona, su tío.
"Fue similar a lo que hacía con los chicos (por los hijos de Sandra). Mi mamá trabajaba en una fábrica, también cuidaba ancianos y él sabía llevarnos a la escuela o cuidarnos en mi casa hasta que mi mamá volviera. Cuando él nos trasladaba en moto sabía tocarnos nuestras partes y cuando estábamos en mi casa... solían pasar varias cosas como esas. Él nos decía que no digamos nada hasta que un día mi hermanita se largó a llorar y le contó a mi abuela. Y ahí mi abuela le cuenta a mi mamá. Cuando pasó eso, todos los hermanos de mi mamá se juntaron en mi casa y a los pocos segundos que llegó él nadie le dirigía la palabra y se fue. Entonces decidimos no actuar, sino ir directamente a Rafaela a hacer la denuncia, donde la tomaron. Todavía quedan secuelas, estuvo tres días preso y lo soltaron. Verlo en la calle después fue un calvario, se nos reía, nos hacía burla", denunció.
Otro familiar presuntamente abusado
En un momento de la extensa charla, algo sucedió fuera de la casa por lo que todos salieron a ver. Tras 15 minutos de espera volvieron.
Sandra, con lágrimas en los ojos todavía, en su intento de secarlas relató: "Era un chico, otro familiar (de D.D) que venía a decirles que él también había sido víctima" de esta persona.
Ya en el final, Albarracín pidió justicia pos sus hijos y por todos. Manifestó que toma antidepresivos y pastillas para dormir. Agregó que tiene impotencia porque a esa hora, mediodía del miércoles, D.D pese a las denuncias estaba libre aunque internado en el hospital Iturraspe al recibir una paliza de parte de familiares y amigos suyos que lo hallaron en un domicilio de San Francisco escondido en la noche del martes.
Como si todavía le costara creer, dijo sobre la persona a quien acusa: "Quería a mis hijos como si fueran sus sobrinos. Nunca pensamos en nada raro. Ni siquiera sabíamos lo que les había pasado a sus sobrinas".
Internación y custodia del supuesto abusador
Al cierre de nuestra edición, Albarracín y varias de las presuntas víctimas seguían en la ciudad de Rafaela cumplimentando una serie de trámites mientras ampliaban la denuncia con D.D, quien se encuentra internado en clínica médica del centro de salud de San Francisco, luego de ser agredido.Según el parte médico sufrió "politraumatismos varios pero leves".
Por el hecho hubo un detenido por parte de la policía de nuestra ciudad, informaron fuentes de la Departamental San Justo.
En tanto, alrededor de las 21 de ayer, D.D comenzó a tener custodia policial dentro del hospital. Se presume que podría existir una orden de detención, aunque esto no se pudo confirmar.