De empleado a empresario: una vida marcada por la pasión de ser metalúrgico
El sanfrancisqueño Alejandro Bolatti y la historia de cómo el tesón, la entrega y una buena visión de negocio lo llevaron a emprender con éxito y abrir su propia empresa.
Por Mauricio Argenti | LVSJ
El motor industrial de San Francisco surgió del espíritu emprendedor de muchos trabajadores que se asentaron aquí con la llegada de los primeros colonos y continuaron con ese mismo empuje hasta bien entrado el siglo XX.
Movidos por el entusiasmo que genera realizar un trabajo con vocación, muchos trabajadores decidieron dar el salto y ponerse "del otro lado del mostrador" a partir de un fuerte espíritu emprendedor que les permitió crear y mantener su propia empresa.
Este es el caso de Alejandro Bollati, quien luego de varias décadas de trabajar como empleado en una empresa metalúrgica, al iniciarse la década del '90 entendió que le había llegado el momento de liderar su propio proyecto que hoy se conoce como Metalúrgica Bollati, en el Parque Industrial de San Francisco.
A 22 años de ese momento, hoy se encuentra sólidamente afianzado en su empresa de servicios, ubicada en el Parque Industrial San Francisco, donde se dedica a la producción de matricería, dispositivos y mecanizados así como también en los últimos años anexó la fabricación de repuestos para camiones y colectivos.
Dar el salto
Al celebrarse este lunes el Día del Metalúrgico, Bollati recibió a LA VOZ DE SAN JUSTO en las oficinas de su empresa para recordar sus inicios en la actividad que de inmediato se convirtió en su verdadera pasión.
Tras haber egresado como alumno del Ipet Nº 50 "Ing. Emilio F. Olmos" con la especialidad de Máquinas y Herramientas, recordó que "durante muchos años fui empleado metalúrgico. Cuando terminé la secundaria trabajé como empleado en una fábrica durante unos 10 años".
No obstante, su espíritu emprendedor le decía que en algún momento iba a dar el salto y podría ser el artífice de sus propios proyectos. De esta manera, promediando la década de los años '90 recordó que "empecé trabajando por mi cuenta fuera de hora junto con un señor que me prestó un lugar en Frontera donde podía poner unas herramientas con las cuales comencé a fabricar bisagras".
El trabajo comenzó a dar sus frutos de inmediato y eso le permitió incorporar la primera máquina fresadora lo que le posibilitó incrementar el volumen de trabajo.
"En ese momento empezamos a trabajar para una fábrica de camiones a la cual le hacíamos algunas piezas", recordó.
Esa experiencia le arrojó tan buenos resultados que le permitió independizarse de la persona con la cual había iniciado su aventura empresarial y desde allí se dedicó de lleno a la actividad que desempeña hasta la actualidad.
Tiempo más tarde mudó sus instalaciones a San Francisco, en un inmueble ubicado en Almirante Brown 732 donde permanecieron durante varios años en la producción de productos de matricería.
Una vez más, el espíritu hacendoso de Alejandro tomó vuelo y se materializó en la aventura de comprar un terreno en el Parque Industrial San Francisco donde comenzó a construir la actual sede de su empresa Metalúrgica Bollati.
Al recordar los inicios como empresario y comparar ese momento con el presente no dudó en señalar que entre un momento y otro "cambiaron muchísimas cosas" en el país. "En nuestra época como jóvenes teníamos la ambición de terminar la escuela y en seguida tener trabajo. Eso era fundamental y todos los podíamos lograr. En cambio ahora veo que la juventud no tiene tanto apuro por conseguir un empleo".
Además, remarcó que en su época de juventud "teníamos mucha necesidad de crecer en lo que hacíamos y le poníamos toda nuestra energía en eso. Quizá haya sido ese mismo empuje lo que me permitió progresar hasta poder tener mi propia fábrica".
"Ser empleado me dio muchas satisfacciones, tuve muy buenos trabajos. Aprendí mucho pero también tenía la necesidad de independizarme y hacer algo más".
En el camino que emprendió para cumplir ese sueño que hoy es una sólida realidad, reconoció que "hubo muchos altibajos" aunque no dudó en afirmar que gracias a todo lo vivido "hemos podido formar lo que hoy tenemos".
Apoyo de la familia
En todo este tiempo la compañía del entorno familiar fue un pilar fundamental para sostener el constante crecimiento de la firma. "El apoyo de mi familia es fundamental porque hubo momentos muy difíciles que sin eso se hubiera tornado complicado".
En este momento la empresa se encuentra en obra ya que, más allá del temor que pueda inspirar esta realidad de pandemia, pusieron en marcha un proyecto para remodelar el establecimiento fabril.
"Hemos encarado una ampliación de la planta que nos va a dar más comodidad para nuestros procesos", señaló para luego recordar que hace poco incorporaron un centro de mecanizado de control numérico mientras que en estos momentos "estamos en gestiones de incorporar más personal que vamos a necesitar porque estamos trabajando al límite de nuestro cupo horario y tenemos la necesidad de ampliar la cantidad de horas disponibles".
La ventaja de conocer el oficio
Si bien ahora se encuentra sentado en un sillón de su oficina dirigiendo los destinos de la empresa, Alejandro no se olvida de aquellos primeros pasos que lo introdujeron en la actividad metalúrgica. Desde los conocimientos aprendidos en la escuela secundaria hasta aquel primer empleo que lo introdujo en el mundo del trabajo, "todo fue parte de la experiencia que tengo ahora, ha sido sin dudas una experiencia maravillosa".
"El haber estado en una escuela técnica y luego haber trabajado de lleno en este rubro me aportó muchísimos conocimientos. Hoy sé cómo hacer una pieza, un dispositivo y una matriz lo que hace que muchas cosas sean mucho más sencillas debido a ese mismo conocimiento".
Más allá de ese conocimiento, el haberse desempeñado en distintas tareas dentro de la rama metalúrgica hace que "conozca perfectamente lo que el empleado necesita para ser más eficiente y que eso redunde en un mejor resultado para la empresa".
"Para mí esto es una pasión"
Al recordar el festejo de un nuevo Día del Trabajador Metalúrgico, el ahora empresario no se olvida de sus orígenes y en este caso se dirigió a quienes aún considera sus compañeros al recordar que los trabajadores "están atravesando una situación económica compleja".
No obstante, les recomendó que "hagan las cosas con sincera vocación y se esmeren en mejorar que seguramente la parte económica pueda ser mejor en el futuro".
Un último consejo: "A los trabajadores metalúrgicos les digo que hagan las cosas con dedicación, que sientan el trabajo que hacen. Para mí esto es una pasión y me gustaría que todos los que compartimos el rubro tengamos el mismo sentimiento".
Su análisis del sector
Tras reconocer que el sector metalúrgico en el país "está un poco castigado" por efecto de las variables económicas y sociales sumado a la pandemia, Bollati dijo que "la vocación por lo que estamos haciendo nos lleva a no entregarnos en absoluto, queremos seguir progresando, buscando maquinarias nuevas e incorporando tecnología para continuar avanzando".
Si bien confesó que la irrupción del coronavirus "nos ha limitado" en la actividad cotidiana, Alejandro reconoció que los medios virtuales "nos permiten estar igualmente conectados con nuestros proveedores y clientes y de esa manera vamos supliendo esos inconvenientes iniciales" que implica la falta de movilidad para visitar a los clientes.
El sector en la ciudad "tiene bastante movimiento" y si bien "quizá no vaya a ser el mejor de los años" se mostró confiado en que "lo vamos a poder sortear" con moderado éxito.
De cara a 2021 se animó a asegurar que "las perspectivas van a ser buenas" porque "se está empezando a ver ciertos movimientos y esto nos potencia y nos da ganas de hacer más cosas brindando cierta seguridad".