Damaris y una cadena de favores donde todos pueden hacer algo

Desde el espacio solidario que integra, Somos Puente, esta sanfrancisqueña afirma que "no hace falta hacer grandes cosas" para cambiar el mundo. Está escribiendo un libro para contagiar ganas de ayudar.
Una mujer solidaria y con un corazón muy noble, así se puede
describir a Damaris Pablos, quien desde hace varios años viene tendiendo
puentes para ayudar a quienes están en condiciones de pobreza, o simplemente para
acompañar a alguien que esté pasando por un mal momento.
Esta sanfrancisqueña de 46 años, mamá, esposa y trabajadora, seguramente, se acuesta pensando en algún problema, y no suyo, sino de personas que ni siquiera conoce, pero lo hace propio, y la mayoría de las veces se despierta con la solución. Hasta en sueños ejercita el músculo de la gestión solidaria. Podría decirse que es un "motor" con alma.
El espacio de articulación social que integra, llamado "Somos Puente", busca ayudar tanto desde los recursos económicos como desde la disponibilidad de tiempo. Damaris lo resume en "una cadena de favores".
Explica que los suyo es hacer que los ciudadanos entiendan que desde sus lugares pueden hacer un aporte para provocar el cambio, por pequeño que sea. "Siempre sentí una sensibilidad hacia la necesidad del otro", dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO y agregó que después de mucho tiempo de estar vinculada a la tarea solidaria, el balance es más que positivo y el agradecimiento por tanta ayuda que llega a diario, infinito. No obstante, reconoce que en el difícil contexto de hoy la ayuda nunca es suficiente.
Damaris además es parte de Red Solidaria y actualmente está escribiendo un libro, el que espera publicar muy pronto, con el deseo de inspirar a otros a ser ellos mismos protagonistas para cambiar la realidad. "No hay 'no' que valga, porque siempre existe alguna cosa que podemos hacer desde nuestro lugar", sostiene.
- ¿Cuántas batallas peléas por día?
Son muchas y muy distintas. Nos llamamos "Somos Puente", porque literalmente lo somos, porque conectamos a personas. Somos el nexo de quien necesita con aquellas personas o instituciones que pueden brindarles su ayuda. Lo veo como una forma más responsable y organizada de la acción solidaria. En definitiva, es una cadena de favores. La idea es que todos participemos y seamos solidarios y generosos porque la demanda de ayuda es cada vez más grande.
En nuestro caso, priorizaos la alimentación. Hay cientos de necesidades, pero no podemos permitir que ningún niño que asiste a un comedor o merendero comunitario luego al irse a su casa no vuelva a comer hasta regresar. Entonces, tenemos que ver cómo contenemos a ese niño de acá hasta mañana. También trabajamos para conseguir becas deportivas y otro tipo de ayuda para esos chicos.
-¿Cuándo y cómo nació esa vocación de ayudar al prójimo?
Desde chica me gustaba colaborar, hacer tareas voluntarias cuando iba a la Iglesia y ayudar a los demás junto a los misioneros. Siempre tuve ese deseo. Siempre sentí una sensibilidad hacia la necesidad del otro.
"La idea es que todos participemos y seamos solidarios y generosos porque la demanda de ayuda es cada vez más grande".
- ¿Estás escribiendo un libro?
Sí, en eso estoy, ¡y ya tiene nombre! Se titulará: "Lo vi en tus ojos". De eso se trata, de ver la necesidad del otro y no solamente material, sino ayudarlo a sanar, a que esté bien. También en esto me ayudó mucho ejercitar la meditación.
- ¿El sanfracisqueño es solidario?
Nuestro pueblo es muy generoso cuando pasa algo grave. En esos momentos nos ponemos a prueba y aparece la generosidad total, pero todavía hay muchas cosas que trabajar fuera de las crisis. San Francisco es una ciudad muy solidaria. El argentino en general lo es, lo tenemos incorporado, siempre tendemos una mano ante la adversidad. Siempre habrá críticas, personas que consideran que damos, damos y terminamos haciendo asistencialismo, por eso nos enfocamos mucho en las campañas de alimentos.
- ¿Y hay responsabilidad social empresarial?
Varias empresas me contactaron y yo a la vez, los contacto a ellos con las personas que recibirán lo que ellos quieren donar. La ayuda llega a donde tiene que llegar. Empresas, familias, mensualmente colaboran con las cruzadas que impulsamos. Nuestra responsabilidad es enorme.
- ¿Qué mensaje quisiera dejar con este libro?
Que lo que yo vea lo podamos ver todos. Sensibilizar. Que todos podamos tener esa mirada sensible hacia el otro. Cuando doy charlas en escuelas me enfoco en dejarles a los niños y jóvenes un mensaje de esperanza, en que ante todo hay que ser buena gente. Siempre se asocia el ayudar al verbo de dar y no se trata solamente de eso, si bien esto es muy valorable y necesario, también se puede ser solidario saliendo a la mañana a la vereda y saludar amablemente al vecino; vivir siendo generosos y empáticos, a veces basta con un buen día, siendo amables. Cómo no van a existir las guerras si nosotros como sociedad no tenemos empatía, tolerancia, si nos enojamos.
- Pero, ¿cómo una persona que pasa hambre no va a estar resentido, enojado?, es lo que piensa mucha gente.
Es una enseñanza y hay que saber transmitir el mensaje. Vengo de una familia de trabajadores a la que nunca le faltó nada, pero entendíamos cuando no podíamos acceder a algo. Me enseñaron a empanizar. Siempre cuento la experiencia que tuve en un comedor comunitario. Le dije a uno de los chicos que estaba pasando por una situación difícil que imaginara que lo estaba traspasando un rayo de luz feo, pero que él no quería ser eso. Hay que proyectarse en lo mejor que uno quiera ser y no en lo que recibimos. No tenemos que enfocarnos en el resentimiento, sino en sacar lo bueno de cada situación, aún en las perores. No hace falta hacer grandes cosas, sino que pequeñas con buena intención y amor contagien a los demás. Si todos sumamos un poquito, podemos hacer algo grande.
-¿Tiene un sueño?
Sí. Contagiar las ganas de ayudar. Se puede ser solidario desde la casa. No tenemos que esperar que la solución venga de otro lado, hagamos nosotros la diferencia. Todos podemos hacer algo para ayudar a otro, desde una donación hasta un gesto amable. Podemos cambiar el mundo, lo creo. No hay 'no' que valga, porque siempre existe alguna cosa que podemos hacer desde nuestro lugar.
Cómo colaborar. Aquellas personas que quieran contactarse con Somos Puente, pueden hacerlo a través del teléfono 3564 684501 (Damaris).