Cuarentena: que aparezca el sentido común
Es una irregularidad evidente e indefendible que algunos vecinos de San Francisco y de otras localidades hayan participado de fiestas o encuentros a los que asistieron numerosas personas. No solo se violaron las prohibiciones impuestas, sino que fundamentalmente se expusieron al riesgo del contagio.
El último fin de semana fue pródigo en noticias de violaciones a las restricciones impuestas por los organismos sanitarios como consecuencia de la presencia del coronavirus. Hubo procedimientos en los que se labraron actuaciones por la presencia en un solo sitio de muchas personas que disfrutaban de eventos o fiestas en tres sitios de la ciudad y en también en algunas otras poblaciones del departamento San Justo.
Esto llevó a que desde el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) se advirtiera que se está generando "una falsa sensación de tranquilidad" en la población de nuestra región ante la ausencia de nuevos casos positivos de Covid 19, lo que muchas veces se traduce en infracción a la normativa vigente que prohíbe la realización de encuentros de amigos que pueden generar las condiciones para que se produzcan la reaparición del virus en nuestra ciudad. Esto se suma a las nuevas restricciones establecidas a nivel provincial que acotan a un solo día de la semana las reuniones familiares de hasta 10 personas, se restringen aún más las posibilidades de ingresar al territorio provincial y se vuelve atrás en otras flexibilizaciones.
Se impone, por lo tanto, que el debate público sobre esta afligente y extensa cuarentena alcance niveles de seriedad y responsabilidad elevados, así como que el sentido común impere en todos los casos. Es una irregularidad evidente e indefendible que algunos vecinos de San Francisco y de otras localidades hayan participado de fiestas o encuentros a los que asistieron numerosas personas. No solo se violaron las prohibiciones impuestas, sino que fundamentalmente se expusieron al riesgo del contagio, así como se demostró una cierta inconciencia respecto de los efectos que esto podría llegar a tener tanto en materia de salud como también en lo referente a la prolongación de las limitaciones impuestas por el COE.
Sobre esto último, también es necesario sostener que, en algunos casos, las medidas restrictivas tienen contrasentidos notorios. Algunas de las disposiciones se asemejan a aquellas pésimas sanciones escolares en las que pagan todos por la falta de solo algunos. Se sanciona a justos por pecadores y, en determinados casos, algunos gobernantes creen que no están comprendidos en las generales de la ley. Tanto para cumplirlas a rajatabla como para virar y dejar atrás el camino de la incertidumbre. Con ello, el malestar social crece a la misma velocidad con la que retornan las prohibiciones.
Es verdad, como señaló el director del Hospital Iturraspe a este diario, que los casos en la ciudad en cualquier momento pueden volver. Ocurre en todo el mundo. Esta realidad exige responsabilidad en el cumplimiento de las normas por parte de los ciudadanos. También, ejemplaridad por parte de quienes tienen la misión de establecerlas y hacerlas cumplir. Hace falta recordar que no hay responsabilidad ni tampoco ejemplaridad si el sentido común hace agua.