Cómo acompañar a los chicos en las urgencias médicas
Mucha fiebre, dolor de panza, fracturas o alguna herida son algunas de las razones por las que frecuentemente los padres llevan a los niños a la guardia de un hospital. La entrada a la guardia o a la internación puede ser muy estresante y generar mucho temor tanto en los chicos como en los padres dependiendo de la situación.
En la urgencia se enfrenta lo
inesperado, situaciones que no solo toman por sorpresa sino que
requieren de una resolución rápida y efectiva. Los chicos perciben
todo lo que sucede alrededor y se generan distintas emociones. ¿Qué
hacer en ese momento?.
La licenciada en Psicología, Eva Sapei (MP-564; MN-20771), que atiende en los "Consultorios San Ignacio" de nuestra ciudad remarcó que en este proceso es fundamental que los niños no estén solos, sino que los adultos son quienes "deben acompañar, sostener y proveer recursos para que todo se desarrolle de la mejor manera posible".
Como primer aspecto, la licenciada explicó que el adulto debe situarse en la fase en que se ubica el niño al atravesar la urgencia, ya que según sea el momento de su desarrollo, habrá diferentes modos de abordar su ansiedad y angustia que de la urgencia médica se desprendan.
Añadió que en función de eso "podrá fomentar situaciones de juego funcionales al objetivo y diferenciar qué información brindarle al niño en relación a la urgencia médica que atraviesa".
¿Qué emociones pueden surgir?
En ese momento son dos las emociones que aparecen: la ansiedad y la angustia. "La ansiedad caracterizada por una marcada sensación de inquietud interna, acompañada de excitación e inseguridad; y la angustia, que aparece como reacción ante una situación que se percibe como peligrosa y desconocida", dijo Sapei.
Recordó que la angustia suele acompañarse de cierto malestar psicológico e incluso manifestaciones orgánicas, pero "adquiere distintos matices de acuerdo a las características de quien la experimenta y de la etapa vital en la que se encuentra".
El rol de los profesionales
El papel de los médicos y profesionales de la salud a cargo de la atención durante la urgencia también es fundamental ya que deben transmitir confianza para favorecer un mejor tránsito del niño por esa situación.
Incluso en los últimos tiempos, con el reducir el estrés de los niños que deben realizar ciertas prácticas médicas, algunos hospitales del país incorporaron otros recursos como los autos a control remoto que reemplazan a las camillas tradicionales con las que se traslada a los menores de edad al quirófano antes de ser operados.
Sapei afirmó que según el "Consenso en la evaluación y preparación prequirúrgica en Pediatría" en todo acto médico "es fundamental el establecimiento del vínculo médico-paciente-familia que permita el diálogo en un clima de confianza y contención".
Y agrega además en relación a lo que refiere a la información, que el equipo "debe ofrecer toda la (información) que sea necesaria al niño y a sus padres con el objetivo de esclarecer todas las dudas, temores, ansiedades y angustias que puedan surgir".
Lic. Eva Sapei
Qué hacer según la edad
En la infancia, se adquieren capacidades básicas para interactuar con el mundo, se está en constante aprendizaje psíquico emocional, el cual incluye su manejo de situaciones ansiógenas y angustiantes.
Existen dos fases, la primera infancia o infancia temprana que va desde el primer año hasta los 6 años del niño (esta, a su vez, de divide en dos periodos: de 1 a 3 años; y de 3 a 6 años respectivamente); y la segunda infancia o niñez que va desde los 6 hasta 12 años precediendo la adolescencia.
La licenciada Sapei, recordó consejos de la psicóloga especializada en internación Carolina Micha (MN-27874) sobre cómo actuar con los chicos en esa situación según la edad:
Ante una situación de emergencia médica durante la primera infancia, -período en el que el pensamiento es es predominantemente egocéntrico; comienza la adquisición del lenguaje; inicia su actividad motriz, como también la lúdica, jugando solo al inicio y luego incluyendo progresivamente a otro-, la contención emocional mediante el contacto físico es de suma importancia dado el escaso manejo de lenguaje y la incipiente motricidad.
Generar situaciones de juego fuera del ambiente de observación o internación. Y agrega además que, en caso de que la urgencia requiera internación, llevar objetos con los que tenga un lazo afectivo puede ser de utilidad. En instancias más avanzadas, el juego con muñecos, peluches y elementos médicos tales como gasas y vendas también contribuye positivamente al proceso.
En cuanto a la información que se puede ofrecer al niño en ese momento es conveniente utilizar términos sencillos, en un tono de voz cálido y apacible, haciendo especial hincapié en la comunicación no verbal, mostrándole gestos tranquilizadores, ya que es más lo que pueden captar mediante estos signos que a través de contenido del discurso.
En la segunda parte de la primera infancia (3-6 años) el niño ya ha adquirido ciertas creencias, motivaciones e intenciones propias y otras que atribuye a los demás; ha evolucionado en sus habilidades comunicativas y alcanzado un mayor despliegue en sus relaciones sociales; además del control de esfínteres y mejor motricidad, lo que le provee más independencia.
En caso de una emergencia médica durante este período y para mejor manejo de la ansiedad y angustia que aquí se genere, pueden realizarse juegos de tipo role playing simulando la situación médica, donde padres y el niño participan, alternando roles médico-paciente, por ejemplo.
En cuanto a la información a comunicarle al niño, aquí ya se puede hacer un relato simplificado del proceso, adelantando pasos a seguir, haciéndole saber que una vez concluido esto, va a curarse y retornar a su casa para seguir con su vida habitual.
* Durante la segunda infancia, el niño dispone de capacidad para pensar en términos abstractos; la imagen que tiene de sí mismo adquiere mucha importancia y suceden grandes avances vinculares, tanto con pares y familiares, lo que va configurando su personalidad.
Frente a una urgencia médica en este momento, Micha menciona que se sugiere hablar con el niño acerca de lo que está sucediendo para que pueda comprenderlo, hacerle sabe los pasos a seguir y el propósito que persigue cada uno de ellos.
Considerando la importancia de los social en este periodo, se sugiere generar espacios distendidos en este sentido y frente a sensaciones como la vergüenza, tan usual en esta etapa, es importante incitar a que los niños no tiendan a ocultar sus temores, sino fomentar que los mismos se revelen y se conversen con la mayor naturalidad posible.
La situación se modifica llegada la pubertad y el inicio de la adolescencia; aquí los jóvenes están transitando grandes modificaciones en lo que refiere a aspectos como su esquema corporal; sexualidad; relaciones interpersonales y todos ellos afectan directamente en su manera de vivenciar una urgencia médica.
Los padres deben poder reconocer que este proceso demanda privacidad e individualización, y desde allí abordar la urgencia como una situación en la que el joven, si bien necesita acompañamiento y contención por parte de sus padres y profesionales, es él el protagonista en ese contexto, por lo que puede disponer de la información vaya requiriendo y participar en el proceso de toma de decisiones dentro de lo medicamente permitido.
Hospitales del país ya incorporaron un auto a control remoto para que los niños ingresen al quirófano o a realizar algunas prácticas médicas