Chispazos metalúrgicos de una época de ensueño
San Francisco y la metalurgia son casi sinónimos. En estos rubros de producción la ciudad ha tenido grandes exponentes y ésta es la historia de una grande, de verdad.
Por Ivana Acosta | LVSJ
Magnano. Metalúrgica Magnano. Suena, ¿no?
Es 1938 y a nivel internacional ese año fue la antesala de la Segunda Guerra Mundial, en la ciudad de San Francisco mientras tanto otras cosas más beneficiosas y prometedoras se gestaban.
La metalúrgica nació en 1938 por medio de una sociedad entre Bartolo Magnano que fabricaba sillas y decidió invertir en la propuesta que le hizo Pedro Perotti que diseñó unas máquinas prometedoras.
Perotti había logrado construir una máquina agrícola en una época donde las labores de campo en su mayoría seguían dependiendo del esfuerzo humano y no del control del hombre en base a un dispositivo.
Ya tenían la idea, el capital y apareció Teodoro Karlen que les ofreció un torno. Los tres lograron con diferentes aportes poner en marcha a una industria sanfrancisqueña que obtuvo gran reconocimiento y distribución en el país, incluso el mundo.
Con ese "poquito" empezaron una larga trayectoria de producción en el área metalúrgica que desde su fundación en 1938 hasta el inicio de 1960 insertó en el mercado - según investigaciones en materia agrícola - grandes lotes de cosechadoras motrices, sembradoras al voleo, rastrillos de descarga lateral, secadores de caseína, tornos, acoplados, e incluso chasis para automóviles Institec y Rastrojeros.
Magnano empezó a trabajar en 1938 en una sociedad conformada por Bartolo Magnano Pedro Perotti y Teodoro Karlen.
Fábrica de referencia
Lo cierto es que Magnano fue una de las industrias - a nivel país - que protagonizaron lo que podría llamarse como "segunda ola de crecimiento industrial". Para esa época después de mitad del siglo XX esta metalúrgica estaba ubicada entre las mejores en años donde había mucha competencia.
En la nómina de empresas exportadoras aparecían varias de localidades de la provincia de Santa Fe y otras tantas en Córdoba donde un punto llevaba a San Francisco cuando se hablaba de fabricación de maquinaria agrícola. En la actualidad el mercado se achicó mucho principalmente por cuestiones coyunturales de la economía nacional.
La casa matriz, el lugar donde más se recuerda a esta metalúrgica era sobre San Lorenzo y Las Malvinas, ahí donde ahora hay una empresa dedicada al transporte con sus grandes camiones que son marca registrada de la ciudad.
Además de máquinas agrícolas se hicieron chasis para autos y tornos
Marca registrada
En un primer momento, de Magnano se fabricaron máquinas para carpinterías, también de uso agrícola y más tarde cosechadoras automotrices.
La nómina era variada dependiendo la época y las circunstancias contextuales se trabajó haciendo zarandas para máquinas agrícolas que también realizó en la ciudad la industria de Martín Carra.
Le siguieron tornos, chasis para acoplados, para los autos Institec y Rastrojeros, las sembradoras al voleo, tolvas para granos, trilladoras, cabezales maiceros y girasoleros.
En el recuento se incluyen también las chatas para camionetas F - 100, volantes de motor para Fiat, acoplados para camiones y también silos graneros.
En los años '60 ya en su fábrica de calle San Lorenzo se fabricó algo que la distinguió en su momento que fue el diseño de una máquina cosechadora de azúcar, si bien se hicieron pocas el detalle es que quienes las probaron y avalaron fueron los conductores del Grupo Ledesma, íconos de un emporio en este sector en el país.
Lamentablemente la llegada de los años '90 para Metalúrgica Magnano pudieron más que la fortaleza de las máquinas que lanzaron al mercado durante tantos años y así en el ocaso de la industria nacional avasallada por la importación, un día dejaron de producir, pero ya habían dejado su huella.