Censo: un primer análisis

Quedó patentizada una vez más la macrocefalia de un país que se afirma federal pero que tiene la mirada puesta siempre en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano.
Puede afirmarse que el Censo Nacional de Población y Vivienda es la única actividad que involucra a todos los habitantes de un país. Es un sondeo intensivo de las condiciones materiales de vida y del perfil de cada habitante. Sus resultados son un insumo esencial para funcionarios de gobierno, historiadores, académicos, periodistas y cualquier persona que se interese por su país.
Comparar y analizar los resultados lleva tiempo. Quizás más que el prolongado lapso que las actuales autoridades se tomaron para brindar solo datos provisorios que, además, fueron bastante diferentes a los que se difundieron en un primer apurado comunicado, días después del relevamiento.
El Censo Nacional es una política de Estado que no puede estar sujeta a tironeos políticos ni tampoco despertar dudas acerca de la veracidad de los datos que suministra. Si esto ocurre, el caso de la polémica por la cantidad de habitantes que tiene hoy el partido bonaerense de La Matanza comparado con el relevamiento de 2010, las sospechas se instalan y la discusión política embarra la interpretación de información muy valiosa.
Se afirmó líneas arriba que lleva tiempo efectuar un análisis detenido de los números. Mucho más cuando éstos son incompletos. Por ejemplo, sabemos el dato de habitantes del departamento San Justo, pero no de la ciudad o localidad en la que vivimos. Por ello, los intendentes, así como ninguna entidad intermedia de cada población no poseen todavía informaciones centrales para diseñar políticas y estrategias que permitan vislumbrar el futuro de cada comunidad.
Por lo demás, a nivel nacional queda patentizada una vez más la macrocefalia de un país que se afirma federal pero que tiene la mirada puesta siempre en la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, donde habita aproximadamente el 35% de los argentinos. En cualquier mesa de café se escucharía que "allí están los votos". Entonces, esa enorme cabeza de un cuerpo raquítico es destinataria de los mayores afanes políticos, lo que conspira contra la calidad de vida de muchos compatriotas del interior.
Como elemento positivo puede destacarse el crecimiento moderado de la población en el período 2010 - 2022. Una docena de años en la que la provincia de Córdoba aumentó un 20% su población, superando ampliamente la media nacional (14,8%) y en la que nuestro departamento estuvo apenas por debajo de ese indicador (13,6%). Así y todo, pese al aumento de la población en la región cercana a la capital cordobesa, San Justo sigue siendo ocupando el cuarto lugar en cantidad de habitantes. El crecimiento de la población recupera la tendencia histórica que había disminuido sorpresivamente en el Censo 2010. Es un hecho positivo puesto que, pese a los registros de que está cayendo la natalidad, comprueba que se hacen más lentos los procesos de envejecimiento de nuestra población.
Por último, la promocionada condición que "preguntaba por primera vez" por la identidad de género quedó en la nebulosa. Solo el 0,12% marcó la opción "x" cuando se preguntaba por el sexo. Queda claro que no han incidido en las respuestas el discurso sesgado y la bajada de línea ideológica que predomina en este tema. Quizás, el asunto será motivo de un largo y encendido nuevo debate, en el que -como estamos acostumbrados en la Argentina- es posible que las posturas irreductibles impidan aclarar los tantos.
Estas primeras consideraciones son fruto de la también primera lectura del informe que brindó el Indec sobre los resultados del censo del año pasado. Se hace palpable, no obstante, la exigencia de continuar profundizando el estudio de los datos obtenidos, alejándose de miradas parciales que impidan encontrar el modo de mejorar la calidad de vida de los argentinos.