Borrando “barreras” para incluir a Lucas
El sanfrancisqueño Lucas Cortesini tiene 11 años y es sordo. Sus maestros comenzaron a estudiar lengua de señas para facilitar su integración en el aula. Un ejemplo de predisposición y empatía.
"Hola, ¿Cómo estás?" - en lengua de señas-. Así lo recibieron a Lucas Cortesini sus compañeros del Instituto de Educación Especial Don Orione, docentes y directivos. Esa era la primera vez que el niño hipoacúsico de 11 años se podía comunicar en un aula y sentir de cerca la calidez de algo tan simple como un saludo por parte de otra persona.
Para lograr esto, sus profesores tuvieron la iniciativa de comenzar el curso de lengua de señas en la Asociación Civil de Sordos de nuestra ciudad e invitaron a Lucas y su mamá a sumarse a la experiencia.
Lo aprendido en la asociación, luego se traslada al resto de los chicos convirtiendo el aula en un espacio diferente, universal e inclusivo.
En la mesa de estudio se sientan la licenciada y profesora en Educación Especial Paola Barovero y Cintia Racca, respectivamente y la directora de la institución Sonia Rojas. Todos se predisponen a aprender con el docente Maximiliano Miranda el universo de la lengua de señas. Ya van por la quinta clase y lo aprendido es tan valioso como emotivo. "Las emociones juegan un lugar importante en esto porque se crea un lazo más cercano con el estudiante que antes no teníamos", dijo Paola Barovero.
"Esta experiencia es enriquecedora para todos porque no solo sirve para el ámbito educativo sino también para el futuro de Lucas en su vida adulta", agregó la licenciada en Educación Especial.
Docentes, directivos, Lucas y su mamá tomando clases de lengua de señas con el profesor Maximiliano Miranda en la Asociación Civil de Sordos
Acompañar a mi hijo
En el aula de la Asociación Civil de Sordos también está Claudia Saravia, la mamá de Lucas para quien la lengua de señas es toda una novedad ya que nunca tuvo la posibilidad de aprenderla, pero hoy gracias a la iniciativa de las docentes puede hacerlo.
"Ver a mi hijo contento, que se comunica de otra manera conmigo y con sus compañeros me llena de alegría", contó la mamá.
Ella reconoció que con su hijo tenía una comunicación especial pero aislada, única y aprender la lengua es una forma de facilitarle la vida a su hijo. "Nosotros nos comunicábamos a nuestra manera. Lucas lee los labios, interpreta algunas cosas, pero la lengua de señas nos resulta más fácil para comunicarnos".
"El difícil tener un hijo sordo y no poder comunicarte. Como madre, me sentía frustrada y con mucha impotencia", reflexionó la mujer.
La iniciativa
Por su hipoacusia, Lucas tuvo que dejar de asistir a clases formales en la Escuela Hipólito Bouchard y desde hace dos años se educa en Don Orione.
Al principio, sin conocimiento en profundidad de la lengua de señas, todo el grupo educativo se comunicaba con el niño mediante gestos: "La comunicación con Lucas se desarrolló siempre de una manera familiar. El mismo nos inventó una seña para cada persona de la institución", contó Barovero.
Si Lucas dibujaba con su dedo un rulo, estaba llamando a la preceptora; si hacía un rulo y anteojos, llamaba a Barovero. Así lo hacía de manera creativa con cada persona.
Las sonrisas también valían para comunicarse pero se necesitaba más. Había que aprender el sistema de lengua de señas argentino. "Teníamos imposibilidades de comunicarnos con Lucas. Había momentos en que una conversación quedaba truncada y todos nos frustrábamos. Por eso decidimos que todos debíamos aprender lenguas de seña para trasladarle conocimientos, cariño y apoyo como hacemos con el resto de los estudiantes", señaló la docente.
Formarse para integrar
El Instituto de Educación Especial Don Orione funciona desde hace 20 años en nuestra ciudad asistiendo a niños con multidéficit en los niveles primario, medio y de integración en escuelas de la ciudad.
Actualmente asisten 20 estudiantes con quienes el cuerpo docente trabaja de manera particular atendiendo cada situación.
En un principio, la institución comenzó siendo un lugar de aprendizaje para los internos del Pequeño Cottolengo Don Orione, pero hoy la población total está conformada por alumnos externos.
Para Barovero, esta experiencia es un ejemplo más de la educación inclusiva. "En este trabajo una aprende más de lo que enseña. Aprender a la par de un alumno, y estar con la familia enriquece como profesional y persona. Esta es la mejor forma de integrar", concluyó.
El curso Intensivo de Lengua de Señas es dictado por la Asociación Civil de Sordos San Francisco, en su sede de Belgrano 2043.