Alan es sordo y Francisco tiene Asperger: el folclore los integra
Esta danza significa para estos chicos una valiosa herramienta de integración. Una historia para emocionarse y aprender en la Escuela Municipal de Folclore de San Francisco.
Por Isabel Fernández
Alan Komorovski es hipoacúsico pero escucha con todo su cuerpo, a través de la pasión que siente por el baile; Francisco Citta tiene Síndrome de Asperger y dice que el folclore le ayuda a tener los"pies sobre la tierra", sintiéndose en comunicación con sus compañeros y con el mundo.
El habitual ensayo del grupo juvenil de la Escuela Municipal de Danzas Folclóricas que depende de la Dirección de Cultura, está por comenzar y mientras el profesor Mario Bessone selecciona los gatos, zambas y chacareras que dibujarán las coreografías, Alan y Francisco se preparan para disfrutar del baile, pese a sus limitaciones.
Ellos demuestran que todo es posible con mucha voluntad, paciencia y contención; también agradecen el abrazo integrador que el espacio y sus compañeros les brindan.
Alan nació con hipoacusia pero recién se la detectaron a cuando tenía un año y medio, le diagnosticaron hipoacusia bilateral profunda; a los 6 años recibió un implante coclear. Pasó por dos cirugías y también luchó desde muy pequeño con un problema muscular que afectó su motricidad que con rehabilitación pudo resolver.
Conoció el folclore hace dos años cuando viajó con sus abuelos a Santiago del Estero y participó de varias peñas. En ese momento decidió que quería bailar a pesar de todo.
"Le dije a mi abuela Esmeralda que quería aprender a bailar folclore y es todo un desafío, en un futuro me gustaría bailar de manera profesional. Creo que todos pueden bailar, puedan escuchar o no, cuando se quiere se puede y especialmente cuando hay gente que te entiende y te integra. Solo hay que animarse y seguir adelante", dijo.
Los bailarines junto a su profesor Mario Bessone
Bailar sin oír
Muchos se preguntan cómo hace para seguir la música y bailar con su dificultad auditiva, pero para Alan, eso no es problema. Con la guía de su profesor se entrega al folclore, especialmente copiando los movimientos de sus compañeros.
"Me guío mucho por la imitación y me ayuda mucho el profesor -comentó-. Bailar folclore es diferente, me hace sentir feliz con todos, bailamos todos juntos".
"Disfruto mucho al bailar folclore, viví muchos años en el silencio absoluto y ahora gracias al implante puedo escuchar. Estoy reeducado en todo, en escuchar las palabras, la música y en todos los aprendizajes de la vida", dijo Alan.
Francisco disfruta de la danza argentina
"Me mantiene los pies en la tierra"
El Síndrome de Asperger no impidió que Francisco se sumara al folclore."Es una danza que une, es muy familiar y me hace sentir bien, me mantiene los pies en la tierra", dijo.
Para Francisco"no hay razón para no sentirse a gusto bailando folclore, hay que acostumbrarse y lo importante es hacerlo, animarse y disfrutar del baile".
Finalmente dijo que en su vida la música "es muy importante" y que por eso aprendió a tocar instrumentos de percusión y también participa el taller de música en el Ipem Nº 315"José Hernández", donde está terminando de cursar el secundario con un excelente promedio.
Alan y Francisco junto al grupo juvenil de la Escuela Municipal de danzas Folclóricas
"Ellos enseñan mucho", abrir
las puertas a través de la danza
Alan Komorovski y Francisco Citta encontraron integración y disfrutan del folclore en el grupo juvenil de la Escuela Municipal de Danzas Folclóricas.
El profesor Mario Bessone aceptó el desafío de enseñarles folclore y aseguró que aunque no se consideraba preparado para trabajar con chicos que presentan esas limitaciones, no dudó en hacer su mayor esfuerzo, igual que todo el grupo.
Bessone destacó que enésto es fundamental no ponernos trabas y abrir las puertas."Creo que como sociedad nos ponemos trabas mentales porque después al tenerlos como alumnos descubrí que son ejemplos como alumnos y como personas, siempre están contentos, llegan a horario, nunca se cansan, son muy educados, tienen mucho entusiasmo".
"Ellos asumen grandes desafíos que logran con su esfuerzo y eso es muy importante, hacen todo igual que sus otros compañeros, porque creo que la inclusión está en sentirse iguales al resto, ni beneficiados, ni perjudicados, la igualdad hace que se sientan bien", remacó.
Destacó que el grupo tiene muy buena predisposición,"les explicamos para que entiendan la situación y estamos aprendiendo a comunicarnos con ellos, especialmente con Alan, porque esa es otra deuda que tenemos como sociedad, que no sabemos la lengua de señas, el sistema educativo debería enseñarnos a comunicarnos con todos".
"Creo que son bendiciones de Dios para ponernos los pies en la tierra y ver que hay otras cosas mucho más importantes. Ojalá todos pudieran compartir con chicos como ellos porque enseñan mucho, ellos que tienen algunas desventajas por su condición, tienen potenciadas otras que son mucho más importantes, como la benevolencia, el carisma, la fuerza de voluntad", finalizó el profesor.