Acoso y “Me too”, dos hechos que cambiaron la forma de conquistar
Tres sanfrancisqueños en distintas etapas de su vida dieron su parecer sobre lo que significa la verdadera caballerosidad y las claves que ponen en práctica para no ser considerados acosadores en el momento que se acercan a una mujer.
"No me molestes más", dice una mujer en cualquier lugar del mundo cuando enfrenta una situación donde se siente incómoda y ya no quiere que alguien le hable de forma grosera. Una frase tan sencilla y cuasi universal lleva a pensar que, si se continúa con el hostigamiento, el acoso toma forma.
Los cambios culturales parecen estar sucediendo de una forma rápida a nivel colectivo, aunque llevan años gestándose de forma individual, y es ahí donde ahora situaciones tan comunes como los silbidos frente a una obra, las letras trágicas de un amor frustrado en el tango, o el seguimiento permanente a pesar del rechazo en una red social dejan de ser "simpáticos" para convertirse en acoso.
La forma en que los hombres eligen conquistar cambió radicalmente, y ahora coinciden en señalar que "van con cuidado", aunque también resaltan que lo primordial es "mantener el respeto" conforme lo que sienta la otra persona.
Las situaciones y formas de conquista cambiaron a lo largo del tiempo y en la actualidad también difieren según el rango etario de cada persona, tres hombres de diferentes edades analizaron, junto a LA VOZ DE SAN JUSTO, el tema que los tiene como protagonistas donde en un tiempo eran tratados como "picaflores" pero ahora algunos cruzaron la línea; ahora ellos eligen dar su visión de las cosas.
Una cuestión de caballerosidad
Los tangos que tanto identifican las costumbres de la Argentina relatan historias en sus letras a veces pintorescas y otras tantas trágicas. Nunca faltó el hombre que dejó testimonio en las canciones de la amargura de algún amor frustrado.
De esos tangos proviene la "picardía" de los hombres quizá de piropear a una mujer. Para Oscar, de 64 años, esto "no tiene nada de malo" y explicó cómo era la conquista para un tanguero y también en sus años de juventud.
"Antes se chamuyaba, siempre sin faltar el respeto. Eso es algo que siempre tuvo el tanguero ser respetuoso. En las letras a veces algunos dejaban testimonio de esa especie de resentimiento cuando una mujer no le correspondió. Los piropos siempre se hicieron así, como en (el tango) Jardín florido".
La letra de ese tango retrata exactamente lo que Oscar llamó "caballero de ley", porque dice en sus estrofas, "El piropo elegante que el caballero brinda a la cordobesita que acaba de pasar la niña se da vuelta y esboza una sonrisa que es como una caricia para el galán de ley".
Sin embargo, el entrevistado sostiene que "hoy las cosas cambiaron" porque hay una "vulgarización del lenguaje" que "de seguir así llevará a la desaparición de la caballerosidad", un rasgo que - según su opinión - "no hace mal a nadie".
Sea con un piropo o con el tango, sostuvo Oscar que la idea fue hacer sentir especial a la mujer, "pero hoy hay una vulgarización de la lengua, la degeneración lo que me lleva a pensar que vivimos bajo el reinado de la frivolidad".
Conquistar en tiempos de redes
Aunque tienen 20 años de diferencia Carlos (46) quien es albañil y pintor, y Emanuel (27), estudiante universitario, son asiduos a boliches y usuarios de redes sociales. Forman parte de una franja quizá más joven y amigada con la tecnología que no solo es vehículo de información sino también de cortejo en ciertas ocasiones.
Para Emanuel Instagram es la red social que más usa para hablar, "aunque prefiere siempre decir las cosas en persona". El joven expresó que la precaución es una constante en estos contextos: "Lo principal para mí siempre es el respeto, en base a eso intento acercarme a hablar con alguien y siempre me fijo el contexto en que estamos, o su lenguaje corporal. Cuando observo que no voy a incomodar entonces doy el primer paso".
Para Carlos, la realidad es similar ya que también usa las redes para entablar inicialmente una conversación. "En mi caso yo uso más el chat de Facebook, y si todo va bien después de un tiempo puedo pedir WhatsApp. Sobre todo tengo precaución pero sin dejar de ser atento y demostrar interés, hay que tener cuidado de no incomodar porque hoy te pueden escrachar en todos lados", explicó.
La
escena de una joven pasando frente a una obra en construcción siempre fue
blanco fácil para los piropos que hoy están en tela de juicio.
Celos e insistencia
Las escenas de celos o la insistencia de alguien para conseguir una determinada situación también son símbolos del acoso y la incomodidad entre las personas, medie o no una relación de pareja.
Emanuel dijo en este sentido que hay que marcar algunas diferencias: "Ser insistente no necesariamente es sinónimo de pensar 'cuando quiero algo lo consigo', sino que el error está en no fijar bien en qué terreno se está si de amistad o pareja".
Y ahí surgen también los celos, que reconoce "siguen estando", aunque la percepción sobre los problemas que acarrea cambió en el último tiempo. "Los celos son parte de uno mismo, no de la otra persona que te los da, esto lo aprendí ahora siendo más grande a partir de entender que más allá del debate la violencia existe y es un grave problema social", consideró el joven.
Una idea similar tiene Carlos sobre este tema, ya que considera que "quien es celoso siempre lo será", pero subrayó la importancia de que "el debate siempre es bueno".
Su reflexión apunta a la disyuntiva que muchos otros hombres también comparten, sobre la "aparente zona gris que no existe" donde se puede terminar siendo un hombre correcto o un acosador.