A las barreras las derriba con rimas
Copete: Braian Micheli es un luchador por naturaleza y nos tiene acostumbrados a sus logros. Ahora, como freestyler, desarrolla una faceta más cruda y reflexiva, donde las palabras y la improvisación son sus armas para seguir desafiando cualquier límite.
Por Gabriel Moyano/LVSJ
"Este raper no camina, escala hasta allá arriba", suelta Miche y en el patio del "Cultu" se crea una atmósfera tensa y mágica a la vez, que solo unos pocos privilegiados pueden presenciar, una tarde de jueves frío y soleado en la ciudad.
El pibe actúa como una topadora: va para adelante. ¿Hay que posar? Posa. ¿Hay que improvisar? Lo hace. Un poco de actuación también. Y como si quisiera aprovechar la ocasión a full, cuando termina la sesión desafía a una batalla al periodista, que terminará humillado y moretoneado de tantas rimas.
Aquel Braian Micheli que salía en el diario por sus logros en el ajedrez o en maratón, sonriendo para la cámara, hoy muestra un rostro más crudo, como crudas son sus letras y filosas sus reflexiones. Pero ojo, esa esencia de bonachón todavía se filtra por sus ojos.
Suena un beat contagioso y Miche mueve el joystick con el que comanda su silla de ruedas y no se queda quieto. Recorre un escenario imaginario y descarga una barra tras otra como si estuviese haciendo catarsis.
La artrofia muscular espinal que padece puede impedirle realizar ciertas cosas, pero su mente es libre y sueña en clave de rap.
"Mi primer contacto con el freestyle fue en 2016. Un amigo me invitó y yo le dije que iba a ver, pero no a rapear. A los pocos días ya estaba compitiendo por primera vez", cuenta sobre sus inicios mientras busca una base en su celular y ajusta las perillas de la consola.
Improvisar no es para cualquiera, eso está claro. Esta disciplina, que en los últimos años tomó protagonismo entre los jóvenes, requiere de mucha práctica, constancia y personalidad. A nivel nacional, El Quinto Escalón, la FMS o la Red Bull Batalla de Gallos, hicieron y hacen furor en cada competencia, conformando un verdadero fenómeno social.
En San Francisco, la liga está vigente y los chicos volvieron al Centro Cultural para definir a los mejores de la temporada. En esa está Miche (su nombre de guerra), decidido a hacer carrera en esto de "golpear" a los rivales con palabras y rimas.
"Para hacértela corta, improvisar me llena. Soy partidario de que si hacés algo por compromiso no servís para eso. La idea es cumplir tus sueños, no los de alguien más. Entonces, a mí me gusta el freestyle, me gusta el ambiente, lo familiar que es ese entorno", cuenta con pasión.
Verlo enfrentarse a rivales como Sonni -corpulento e imponente- marca una diferencia que solo está en la perspectiva, porque cuando suena el "3, 2, 1, tiempo" todos son iguales y todos deben estar preparados para recibir una frase que mancille su ego y reaccionar en segundos. Pero, como si fuesen boxeadores, apenas termina el combate vuelven los gestos de amistad que caracterizan al ambiente.
"En las competencias siento muchas cosas. En cuanto a mis amigos, porque yo no los llamo rivales, siento mucho respeto, orgullo, felicidad. A veces me pongo mal cuando veo que alguno no la está pasando bien porque no le gustó cómo rapeó o porque sintió que perdió injustamente", expresa Michel entre una "impro" y la siguiente.
Cuando compara al "freestyle" con las otras actividades en las que se destacó como el ajedrez y el maratón asegura que "en lo emocional no hay diferencias. A esas actividades las hice porque me gustan, no por compromiso. Obviamente son disciplinas distintas, pero el sentimiento es el mismo".
Hoy, la escena del freestyle nacional está atravesando una época de apogeo y es prolífera en cuanto a figuras. Aquellos que se destacan, trascienden las competencias y se convierten en estrellas saltando a otros ámbitos como la industria musical, las redes sociales y eventos internacionales.
Pero a Miche esto no es algo que lo desvele: "Si me preguntás si aspiro a ser como alguno de ellos, te digo que no. Quiero ser yo, la mejor versión de mí. Hay muchos que me gustan a nivel nacional, internacional y de acá también. Stuart, Acru, BNet, Gazir, El Menor, Papo, Replik, y muchos otros. De acá me gustan Zaiker, A14, Sonni, Atreu, Lucas, Kuba, de todos me gusta algo".
De todas maneras sueña: "Me gustaría llegar a competir en la FMS. La Red Bull no me llama tanto, me parece que está un poco sobrevalorada. A mí el freestyle me gusta que sea bien under, lindo, respetable, no me gusta que sea un circo".
"La verdadera meta es sentirme representado por lo que hago, sentirme orgulloso por lo que soy como persona y como freestyler", cuenta.
El sol comienza a esconerse detrás de los paredones del Cultural, pero la intensidad de Michel no se apaga, sigue rapeando y hablando de sus sueños. Conseguir un trabajo para poder mudarse y expandir sus horizontes: "Me encantaría competir en otras ciudades, en otras provincias, viajar. Es lo que quiero para mi carrera en el freestyle".
Se despide y con el joystick pone rumbo a casa. Se va por la calle, seguramente tarareando un beat, imaginando nuevas rimas y soñando con ganar una batalla tras otra como lo viene haciendo desde que lo conocimos.