“Me involucro porque no entiendo otra manera de ser sacerdote”

El padre Raúl Cortés, de la capilla Nuestra Señora de Fátima en Frontera, sufrió otro robo; además, profanaron el sagrario. En agosto del año pasado decidió combatir la inseguridad conformando una mesa de diálogo con vecinos y otras instituciones para que el reclamo llegue a las autoridades y hagan algo al respecto. Aún esperan una respuesta efectiva.
En medio de la pandemia, la inseguridad sigue siendo una de las principales preocupaciones de la gente. Es que ni las iglesias se salvan. Los feligreses y los vecinos que asisten a la capilla Nuestra Señora de Fátima, situada en Frontera, se mostraron cansados de la constante repetición de robos, que se suman a otros hechos que ganan la calle en la vecina ciudad, como arrebatos o asaltos, muchos de ellos, a punta de pistola.
Uno de los últimos casos de delincuencia tuvo como víctima al padre Raúl Alcides Cortés, quien desde hace cuatro años y medio es el cura párroco de la capilla de calle 9 esquina 92.
En la mañana del sábado, entre las 11.15 y las 14, autores aún ignorados, previo ejercer violencia en diferentes sectores de su domicilio, ubicado en avenida Sastre al 400, lograron ingresar y además de sustraer distintos elementos y dinero en efectivo, llegaron a profanar un sagrario.
"Hay un mito y es
que la Iglesia está llena de oro", sostiene Cortés.
En diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, el padre Cortés relató lo que tuvo que vivir, una vez más, reflejando de esta manera un preocupante escenario de inseguridad que lo motivó a ponerse al frente de una ardua batalla, entendiendo que no se puede escindir el problema del delito y la inseguridad respecto de la pobreza. "Como cristianos debemos comprometernos en la construcción de un mundo más digno para todos o no tiene sentido que nos llamemos cristianos", asegura.
-¿Qué ocurrió en el último robo?
Yo había salido de casa para visitar un enfermo y luego fui a almorzar a lo de mi madre. Volví a las 14 y me encontré con todo esto. Lo primero que vi fue la reja lateral rota y en ese momento me imaginé que no era solo eso. Entre otras cosas, rompieron la reja, la ventana del lavadero, el mosquitero de mi habitación, palanquearon la reja y rompieron la puerta posterior y con eso lograron entrar a la casa. Cuando llegué y vi todo esto, imaginé lo que había pasado y llamé de inmediato a la Policía que vino rápidamente.
-¿Con qué se encontró al ingresar?
Esta es una casa pequeña y al ingresar había un desastre. Los delincuentes se llevaron cosas de valor material y otras de valor afectivo. Robaron una notebook Bangho de 16 pulgadas con teclado numérico incluido, un tensiómetro digital, tres micrófonos que utilizo en la parroquia. Estos micrófonos estaban en la casa porque hace tres meses nos habían robado en la parroquia un rebenque con apliques de alpaca que era un regalo de un matrimonio muy querido; un parlante pequeño y un sobre con 20.000 pesos que no eran míos y estaba destinado a pagar algunas cosas.
-El daño es importante...
Sí, por supuesto. Estuvieron en mi habitación y dieron vuelta muchas cosas al igual que en la otra habitación. Acá tengo el sagrario que lo uso para rezar y lamentablemente fue profanado porque lo abrieron, pero no hicieron nada más. Lo curioso es que a plena luz del día cortaron el candado de la verja de entrada y al terminar salieron por la puerta del frente sin ningún problema y con total tranquilidad, cerrando la puerta de ingreso como si hubieran sido los dueños de casa.
Yo creo que alguien les tuvo que haber avisado que yo estaba por llegar porque también nos encontramos con otras cosas que tenían preparadas para llevárselas, pero no pudieron hacerlo como un pie de micrófono, el estabilizador de tensión de la computadora, un destornillador eléctrico y zapatillas que estaban sobre la cama. Yo sospecho que pudieron haber salido cuando llegué o momentos antes, no mucho antes que eso.
La capilla Nuestra Señora de Fátima no es ajena a los hechos que llevan preocupación a la comunidad de Frontera.
-Robaron y, ¿profanaron el sagrario?
Sí y eso es muy grave. El sagrario es un ámbito donde está presente Dios a través de la Santísima Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo por medio de las hostias consagradas. El sagrario contiene a Dios mismo y en este caso fue profanado porque ha sido abierto por alguien que no tiene la autoridad para hacerlo. Seguramente pensaron que había algo de valor. Como el mito es que la Iglesia está llena de oro y plata, seguramente en la ignorancia pensaron que iba a haber elementos de oro. El copón y la teca son de bronce y al verlo se encuentran con que el valor de eso no es material.
-No es un consuelo, pero al menos nunca tuvo que ser rehén de una situación como estas.
Doy gracias a Dios por ello y creo que eso pasa porque el Señor me cuida. Ahora bien, también digo que ojalá nunca entren estando yo en mi casa, porque no me va a temblar la mano. Y esto lo sabe mucha gente que me conocen como una persona de Dios, pero soy un hombre de carácter. Yo no tengo miedo, al único que le puedo temer es a Dios, a nadie más. Da mucho dolor pasar por esto. En otras oportunidades nos han robado la batería de la camioneta y varias herramientas.
Profanaron el sagrario.
-¿La parroquia también fue objeto de robos?
Sí, claro. En Semana Santa nos robaron micrófonos y en la mañana del Viernes Santo volvieron a entrar y nos robaron los cables. El 7 de mayo pasado profanaron el Santísimo luego de romper un vidrio, entrar por allí y revisar la sacristía. En ese momento sacaron el sagrario con la base de mármol, lo pusieron en el suelo y lo rompieron con una barreta. A los dos días de eso, y por espacio de 15 minutos dejé sin llaves el portón lateral del templo para que ingresara la catequista y en ese lapso entraron y se robaron un espejo.
-Usted tiene un cariño muy especial por esta parroquia...
Claro que sí. Yo soy nacido y criado en Frontera. En esta parroquia me ordené sacerdote. Esta no es la primera vez que ocurre algo así acá porque al padre Víctor Balangero, quien estuvo 16 años como párroco, le robaron unas 60 veces. Desde que yo estoy han robado varias veces, pero gracias a Dios nunca estaba yo presente.
"Es difícil vivir tranquilo en Frontera"
-¿Qué valoración hace de la seguridad de la ciudad?
Para las personas de bien, es difícil vivir tranquilo en Frontera. En mi caso, en un mes me robaron tres garrafas. Es difícil pero gracias a Dios hay gente comprometida buscando el bien de nuestra ciudad.
-¿Y qué se puede hacer para cambiar esta situación?
Junto a algunas instituciones los vecinos nos hemos autoconvocado y desde hace varios meses venimos haciendo un trabajo muy intenso para reforzar la seguridad. Además, en febrero tuvimos una entrevista con el gobernador de la provincia (Omar Perotti) pero todavía falta muchísimo. De hecho, lo insólito de estos días fue que gracias a gestiones y reclamos que incluyeron la amenaza de cortar la autovía han nombrado un jefe policial a cargo de Josefina y Frontera, por encima de la comisaría y el Comando. Esta persona coordina las acciones de seguridad y desde el miércoles pasado es notoriamente visible la cantidad de controles y movimiento de móviles policiales que circulan a distintas horas del día.
-De todas formas, esto no impidió que sufra otro robo...
Exacto. Esto no solo me pasa a mí sino que desde que se hicieron estas modificaciones en la Policía en la ciudad se dieron más robos. Parece que con esto es como si hubieran pateado el hormiguero y creo que de alguna manera es un llamado de atención a quienes estamos trabajando por una ciudad diferente.
-¿Lo toma como una amenaza hacia usted o hacia los que hacen algo para intentar que mejore la seguridad en Frontera?
No sé qué pensar. Nosotros empezamos a reunirnos en agosto del año pasado y desde allí presentamos nota con el sello de la mayoría de las instituciones de la ciudad dirigidas a los tres poderes del Estado provincial y al municipio. No creo que esto sea una amenaza, sino más bien una apuesta a que no se puede pelear contra la delincuencia y la impunidad. El mensaje de la delincuencia es muy claro: "Hagan lo que quieran, pero no van a poder con nosotros". Yo no creo que lo que me ocurrió a mí sea una amenaza personal y si así lo fuera, por supuesto que no me da miedo en absoluto.
Cuando celebraba la misa a las hermanas de Calcuta les decía que pareciera que en el tiempo en que vivimos el mal vence, pero nosotros somos personas creyentes y sabemos que, aunque en apariencia el demonio triunfe, esto no es así porque ya fue derrotado por nuestro Señor Jesucristo y que, aunque no se vea crecer el Reino de Dios, igualmente siempre va creciendo y lo hace de una manera silenciosa pero constante.
"Me involucro porque no entiendo otra manera de ser sacerdote", indicó el padre Cortés al relatar cómo fue el último robo que sufrió.
Este es un tiempo muy fuerte donde ante estas situaciones de inseguridad en Frontera, quienes somos cristianos debemos aferrarnos con mucha más fuerza al Señor, pero a la vez comprometernos mucho más con la construcción del reino de Dios y para eso es necesario seguir trabajando por el bien.
El sábado un policía me preguntaba por qué me involucraba en cuestiones que tienen que ver con la falta de seguridad y en este tipo de reuniones en las que participo. Yo le decía que no entiendo otra manera de ser sacerdote. El anunciar el Evangelio no pasa solo por estar de rodillas, esa es la parte inicial, el encuentro personal con el Señor, pero eso se tiene que plasmar en una vida más digna para toda la comunidad. La inseguridad está en todos lados, todos los días matan a policías o personas de bien pero también tenemos un montón de policías y jueces corruptos que favorecen todo esto.
Por último, creo que como cristianos debemos comprometernos en la construcción de un mundo más digno para todos o no tiene sentido que nos llamemos cristianos.