Mariela consiguió una silla y amplió su independencia
La joven de barrio Roque Sáenz Peña accedió a una nueva silla de ruedas que le permitirá movilizarse con mayor independencia.
Mariela barre, limpia, ordena, pone la mesa, cocina y cuida a sus sobrinos. Ella tiene 37 años y por su espina bífida, desde los once no camina y utiliza silla de rueda para trasladarse. Su discapacidad no es un impedimento para hacer una vida normal pero su silla anterior ya no la podía acompañar más.
Gracias a Cáritas San Francisco y la ONG Cilsa de la ciudad de Córdoba, la joven de barrio Roque Sáenz Peña puede movilizarse para sentir su independencia y autonomía, a pesar de las dificultades con las que se encuentra diariamente como la escalera de la casa donde vive con sus padres y la falta de rampas en algunos sectores de la ciudad.
"La silla de ruedas es como mis piernas. Me produce una gran alegría porque conseguí algo que siempre me negaron y es la primera vez que alguien hace esto por mí", contó Mariela. "La última que compré hace dos años en el sitio de Facebook Trueque San Francisco por $4.000 pero ya está rota. Busqué por Mercado Libre pero es imposible para mí comprar una porque son carísimas", agregó.
La trabajadora social Verónica Boscarol, de Cáritas San Francisco, fue quien estuvo al frente de la gestión junto a Cilsa, una ONG que se dedica a donar sillas de ruedas a personas que no pueden acceder este fundamental elemento de movilidad. "Hablamos por primera vez en marzo, hicimos una videollamada en abril por la cuarentena del coronavirus y de inmediato sabíamos que teníamos que ayudarla junto a Cilsa, de la ciudad de Córdoba".
"La silla de ruedas es como mis piernas. Me produce una gran alegría porque conseguí algo que siempre me negaron y es la primera vez que alguien hace esto por mí", contó Mariela.
Ser independiente
Mariela sabe de superar adversidades. Cuando nació, los médicos le detectaron mielomeningocele, una afección que con el tiempo le impidió movilizarse por sí sola. "Cuando era chica tenía una vida normal pero poco a poco empecé a usar elementos ortopédicos para mi movilidad. Usé bastones canadienses, después andador y a los once años me senté en una silla de ruedas y nunca más pude caminar".
"Para mí fue difícil aceptar mi situación. Todos creen que es un juego sentarse en una silla pero aún hoy me cuesta saber que no puedo volver a caminar y a veces me molesta saber que dependo de una ella", reflexionó la mujer.
A pesar de las circunstancias, Mariela es fuerte y salió adelante: "Soy más independiente que otros, hago todo sola y si tengo que ir a algún lugar donde sé que no me van a ayudar no voy. De hecho, el doctor Marcelo Brosutti que es más amigo que médico, siempre me dice en tono irónico cuando me ayuda que `Soy la chica que puedo con todo´. Tengo que desenvolverme sola porque no sé si el día de mañana van a estar mis padres o mis hermanos para ayudarme"
La joven vive con sus padres y hermanas en barrio Roque Sáenz Peña, en una casa en planta alta. Esta situación, sin dudas, dificulta el acceso a su vivienda pero Mariela, sin límites y toda la voluntad, sube y baja los trece escalones sentada.
A la situación se suma el estado de la escalera y eso ya repercutió en una de sus muñecas que lastimó tiempo atrás. "Me doblé los dedos y me lastimé", contó
Marta, la mamá de Mariela, relató todas las dificultades que atraviesa su hija para salir o ingresar a su hogar. "¿Sabés la cantidad de pantalones que rompió bajando y subiendo las escaleras? Nosotros deberíamos vivir en una casa adaptada para ella pero es muy difícil poder mudarnos a otro lado".
La familia Bargas se sostiene con el ingreso de albañil de Norberto, el papá de Mariela. "Mi marido se debería jubilar pero es el único sustento que tenemos", explicó Marta.
A Mariela le gustaría trabajar para ayudar a los suyos y poder cumplir su sueño de estudiar abogacía tal vez, para convertirse en una defensora de sus derechos para ayudar a otros que se encuentran en su misma situación. "Me encantaría tener un trabajo y ser más independiente. Pero, hoy, estoy feliz con mi silla porque puedo hacer todo lo que quiero", concluyó.