Sociedad
Francisco, el Papa de las periferias

El obispo Sergio Buenanueva, Marcelo “Chelo” Suppo y Manuel Montali analizan el legado del Papa Francisco que impulsó una Iglesia misionera y en salida, apostó por la fraternidad universal y acercó la fe a las periferias.
Amor, la necesidad de una iglesia misionera, que “hace lío” e invita a “callejear la fe”; el vivir todos juntos como hermanos, la coherencia, la humildad franciscana, el “vendaval” que cambió los aires, un Papa de reforma, un líder espiritual que fue “lo más revolucionario que se podía en una institución bimilenaria”.
Con estos pensamientos tres sanfrancisqueños, el obispo Sergio Buenanueva, Marcelo “Chelo” Suppo quien trabaja en la Asociación Civil Comedor La Virgencita, la Cooperativa de Trabajo La Virgencita y Cáritas Diocesana; y el periodista Manuel Montali, definieron el legado del Papa Francisco.
LA VOZ DE SAN JUSTO recogió sus reflexiones sobre la huella imborrable que dejó Francisco, el primer Papa latinoamericano y el argentino más importante de la historia del mundo.
El funeral para despedir al Papa Francisco, quien falleció el lunes a los 88 años, se realizará hoy sábado 26 de abril a partir de las 10, hora local, 5 de la madrugada, hora argentina y se espera que sea multitudinario.
“Un vendaval” en la Iglesia
“El Papa llama las periferias del mundo a los pobres y también a otras periferias existenciales. Francisco ha sido un vendaval en la Iglesia. Esta Iglesia misionera es una de las deudas más grandes que tenemos”, aseguró el obispo Sergio Buenanueva.
Remarcó que la herencia más grande que deja Francisco “tiene que ver con el espíritu misionero. Él lo dijo: una Iglesia en salida, una Iglesia que hace lío, pero no lío de hacer ruido. El lío que él le decía a los jóvenes en Río de Janeiro y que nos toca a todos, es el de una iglesia que ‘callejea la Fe’ como él mismo dijo. Una Iglesia que sale, recorre, que va a los lugares más apartados”.
“Francisco es un Papa de reforma, pero no reforma de estructuras externas o como señalan algunos como que los curas nos casemos, sino una reforma que va desde adentro hacia afuera –afirmó el obispo-. La reforma primero del corazón que se vuelve a Cristo y que quiere llevar el Evangelio a los demás”,
Para Buenanueva, la fraternidad es también otro legado importante. “Francisco de Asís es una figura muy importante, porque de él toma el nombre como Papa pero también toma la cercanía a los pobres, a los descartados de la vida y el cuidado de la Creación. Propone eso en esta Argentina que prefiere la confrontación, en este mundo que está en riesgo de vivir la tercera guerra mundial a pedacitos. Este es otro gran legado: apostar por la fraternidad que nos hace reconocer en el otro a un hermano a una hermana”.
“El Papa Francisco, Jorge Bergoglio era un hombre de Fe, un discípulo de Cristo. Era un hombre de profunda oración, era un jesuita de pies a cabeza. Era un hombre con una libertad interior muy grande y que vivió su Fe como un dejarse conducir por el Espíritu de Cristo”, remarcó el obispo.
Finalizó: “Creo que no hay que desmarcar la figura de Francisco del camino más amplio que viene llevando la Iglesia sobre todo desde el Concilio Vaticano II a nuestros días, y hay una profunda continuidad entre todos los Papas, desde Juan XXIII a Francisco, cada uno ha llevado adelante una reforma muy honda de la Iglesia”.
Amor y fraternidad
Para “Chelo” Suppo, el legado de Francisco “es un legado de amor, de fraternidad. Fue siempre muy coherente con su vida, el mensaje de amor que deja es demasiado grande”.
“En un mundo siempre obsesionado por el poder y el consumo, Francisco vino a denunciar la cultura del descarte, a decir que el mundo no tiene sobrantes, que el amor no es dar lo que te sobra sino lo que te cuesta”, afirmó.
Remarcó que Francisco “vino a movernos el piso de una forma tremenda y creo que el legado es su última encíclica, la fratelli tutti. Todos somos hermanos. Cuando le preguntaban sobre los homosexuales o los trans, él decía: no, somos todos juntos, todos hijos de un mismo Dios”.
“El Papa habla de las periferias sociales y no solo de eso, su amor va más allá y se refiere a las periferias existenciales, de poder ayudar a todo aquel que tenga una necesidad y no solamente económica. Viene hablar de la casa común, de cuidar el mundo que dejamos”, finalizó.
La mayor ofensa del Papa
El periodista Manuel Montali despidió con estas palabras a Francisco en sus redes:
“Rebuscando, encontré esta foto. No lo conocí. Nunca hablé con él. Lo vi apenas esa vez, desde lejos, en una plaza San Pedro reventada de gente. Pero sí vi lo que generaba. Y lo vuelvo a ver ahora.
Todos los que leíamos Página12, con los informes del Perro Verbitsky, lo mirábamos de reojo, más aún después de la controversia con el kirchnerismo y el Te Deum. Había algo chauvinista también en esto de tener reina y Papa que me molestaba.
Pero acá está lo curioso. Cuando se convirtió en Papa, lejos de cobrarse las injurias, el tipo recibió con brazos abiertos a toda oveja o lobo, más o menos garca, más o menos bueno, que se quiso acercar a él. Incluso a un Milei que se cansó de vomitarlo. Es cierto, nunca volvió. A lo mejor tenía problemas más grandes que la grieta doméstica. No somos el centro del mundo.
Y fue lo más revolucionario que se podía en una institución bimilenaria. Difundió siempre un mensaje franciscano, del llano, de humildad y cercanía con todos, cuasi guardiolista, en donde la estrella es siempre el equipo, incluyendo diferentes credos, minorías y orientaciones sexuales hasta entonces estigmatizadas.
Fue desde ahí mucho más coherente que todos los que lo criticaron. Conociendo más sobre su vida, y sobre la gente que lo rodeó, incluso en esos años de la dictadura, me quedo con que hizo todo lo que pudo desde su lugar. Y todavía más. Fue un gran líder, el mejor que la Iglesia podía elegir. Los argentinos, siempre ombliguistas, no terminamos de darnos cuenta.
En estos días, en que circulan noticias como sobre su hermana, que no pudo volver a verlo desde que se convirtió en Papa, no dejamos de asombrarnos, tan acostumbrados como estamos al tráfico de influencias. Porque, vamos, hasta el más insignificante chiquitisecretario acomoda a toda la estantería familiar, a los amigos y amantes en cuanto puesto tiene a mano. Como muestra, la nómina de "asesores" en la Legislatura cordobesa.
Él ni siquiera se valió de su puesto para un pasaje. Como Papa fue lo que predicó: un tipo de tierra adentro, de villa, de iglesias tercermundistas, hincha de un club sufrido. Y se murió con lo puesto y nada más. Y eso, eso sí que es una ofensa”.