¿Solo queda rezar?
El barrio Acapulco, en Josefina, viene sufriendo cuotas de inseguridad altísimas, producto del narcomenudeo y bandas de criminales que allí se refugian. Es triste que ante la falta de respuestas por parte de la provincia de Santa Fe, un vecino del sector deba peregrinar a caballo para que se produzcan respuestas sobrenaturales que alivien el drama.
Padre e hijo, vecinos de barrio Veracruz en la vecina Josefina, comenzaron una suerte de peregrinación a caballo hasta Mercedes (Corrientes) donde se encuentra el "santuario" del Gauchito Gil. La intención es pedir mayor seguridad a este personaje popular al que se le atribuyen propiedades milagrosas. Vale consignar que el sector donde habitan los protagonistas de esta historia es lindero a Acapulco, una barriada que viene sufriendo cuotas de inseguridad altísimas, producto de la acción de las bandas que se dedican al narcomenudeo y de criminales que allí se refugian.
La última afirmación es una verdad incuestionable. Asesinatos, robos, tiroteos a cualquier hora del día vienen sembrando el terror en la mayoría de vecinos honestos que habitan allí, sin que las autoridades brinden las respuestas del caso. En este punto, es insostenible que el ministro de Seguridad de Santa Fe siga haciéndose el desentendido. Su inacción hace responsable al gobierno provincial de las dramáticas circunstancias que se suceden y que se han llevado dos vidas en los últimos días, entre otras consecuencias funestas.
Debe recordarse que hace algunas semanas, el citado funcionario recibió a familiares y vecinos de una de las víctimas de la inseguridad en barrio Acapulco. Y que no dio ninguna respuesta. Ni siquiera prometió que se considerarían medidas para el futuro cercano. "Nos vinimos con las manos vacías", fue la frase impactante que pronunciaron quienes estuvieron en la audiencia concretada en un cómodo escritorio de la capital santafesina.
Por su parte, en declaraciones periodísticas la jefa comunal de Josefina llegó a señalar que la conducta del ministro de Seguridad de Santa Fe es "una tomada de pelo" a los vecinos de esa localidad. "Estoy recontra molesta, pero no puedo ponerme un chaleco y salir a hacer de policía. La seguridad depende de la Provincia, entonces que se hagan cargo y nos envíen el personal que les pedimos. Ellos sabrán cuántos, pero que lo envíen urgente", sostuvo.
Este es el triste marco en el que Luis Oitana y su hijo partieron rumbo a Corrientes para pedir seguridad al Gauchito Gil. Las manifestaciones de religiosidad popular se vinculan con los procesos de inculturación, esto es la integración de una cultura en otra. Así lo señalaba en varios escritos el extinto cardenal Eduardo Pironio. Afirmaba que la religiosidad popular es "la manera en que el cristianismo se encarna en las diversas culturas y estados étnicos, y es vivido y se manifiesta en el pueblo". Por ello, pese a que algunos puristas de la religión reniegan de estas expresiones, el pueblo apela a ellas sin siquiera caer en la superstición, sino con un ánimo de profunda devoción y respeto. Lo triste es que ante la falta absoluta de respuestas por parte de la provincia de Santa Fe, un vecino de un sector castigado por la droga y el crimen deba peregrinar a caballo para que se produzcan respuestas sobrenaturales que alivien el drama. La indiferencia oficial remite, sin dudas, al interrogante del título. No puede ser que solo quede rezar.