Señales urbanas necesarias
El tema de las señales urbanas es vital para cualquier comunidad.
Nuestra ciudad posee undiagrama urbanístico simple, salvo en sectores puntuales en los que la existencia de algunas diagonales o los obstáculos que supone la existencia de vías férreas inutilizadas desde hace décadas. Por lo demás, en el sector céntrico la cartelería urbana es profusa e indica con claridad el nombre de las arterias ciudadanas.
El tema de las señales urbanas es vital para cualquier comunidad. Una importante cantidad de elementos gráficos forman parte del día a día. Ellos nos indican, nos señalan, nos ubican a través de una lectura simple, fácil de decodificar en virtud de la simpleza del método de comunicación elegido. Son un lenguaje fácil de entender y facilitan la vida de todos, puesto que nos dicen hacia dónde dirigirnos, en qué espacios es posible o está prohibido hacerlo, por ejemplo.
Este panorama, en el centro de la ciudad está bien claro. Sin embargo, en sectores de la periferia, muchos de ellos nuevos loteos no se sabe en algunos casos la denominación de la calle ni el sentido de circulación puesto que no existe cartelería indicadora de estos aspectos, así como ninguna otra señal urbana que clarifique el tránsito. Si bien es cierto que "preguntando se llega a Roma", también es verdad que la señalética urbana es esencial para una ciudad ordenada y prolija.
Pero esto no debe quedar circunscripto al centro. En muchos barrios, quienes tienen que transitar por ellos y no son vecinos del sector, deben hacer esfuerzo para determinar si está permitido girar , llegando hasta la intersección y mirando en qué dirección se encuentran los autos estacionados, único elemento que permite distinguir el sentido de circulación, por ejemplo. Más aún, el nombre de las arterias no está indicado en varios lugares.
Lejos quedó el tiempo en el que organizaciones no gubernamentales como la Cámara Junior aportaron su trabajo para que todas las esquinas de la ciudad mostraran con flechas su sentido. Más acá, estas señales pintadas en los muros de las viviendas dieron paso a los carteles indicadores que son instrumentos esenciales para la orientación en los espacios públicos. Pero esto no ocurre en todos lados y, como si fuese poco problema, el vandalismo hace de las suyas y dejan a merced a quien necesita ubicarse en la trama urbana. Carteles rotos, pintados o borrados también son parte del paisaje ciudadano.
Así las cosas, mientras debe insistirse en la necesidad de que las señales orientadoras lleguen a todos los barrios, se impone una mayor vigilancia ante los hechos vandálicos que pueden suceder. El esfuerzo para que la cartelería urbana llegue a todos los sectores debe ser foco de la acción de los centros vecinales y del municipio. El control del vandalismo corresponde a las fuerzas de seguridad. En ambos casos, las decisiones que se tomen tendrán que considerar que la ciudad crece con nuevos barrios y que con este crecimiento también aumentan las posibilidades de que haya más personas que no respetan el patrimonio común.