Repudiable agresión
Violento ataque de la CTA a la sede de un diario en Río Negro. La intimidación y la agresión son actitudes repudiables. Mucho más cuando ponen en juego el principio de la libertad, valor central de la vida en una república.
Manifestantes de una facción disidente de la denominada Central de Trabajadores Argentinos (CTA) irrumpieron violentamente días atrás en el edificio donde funciona el diario Rio Negro, uno de los medios gráficos más prestigiosos del interior del país. Provocaron destrozos en el interior de la planta baja, agredieron al recepcionista y a un fotógrafo y profirieron amenazas contra un periodista que publicó noticias acerca de la denuncia por supuesto abuso sexual existente en los Tribunales rionegrinos contra el líder de este grupo.
El episodio merece el repudio más enérgico. No por una cuestión corporativa de defensa de intereses similares. Sí por lo que significa como avasallamiento al principio de la libre expresión, de la que la prensa ha sido y debe seguir siendo estandarte. El Estado de Derecho exige el respeto por la libertad como condición central para el desenvolvimiento de la sociedad. Y en la convivencia democrática, la libertad de prensa es un reaseguro contra las arbitrariedades y los abusos del poder.
Sobre el hecho en sí, varias son las repercusiones. Desde la condena que expresaron desde la gobernadora de Río Negro y las entidades que agrupan a los medios periodísticos del país e internacionales hasta el silencio de muchos voceros y gobernantes que ignoraron el ataque al diario. Con este tipo de actitudes queda reflejada la postura que se ostenta en materia de defensa de las libertades en cada uno de ellos.
La sensación de impunidad con la que se manejaron los atacantes ha sido evidente. No dudaron en agredir, insultar y amenazar frente a las cámaras que los retrataban. El alarde de patoterismo del que dieron muestra habla por sí solo: están seguros de que nadie les recriminará judicialmente su actitud, ni tendrán que dar explicaciones por ella. Es más, a varias horas del hecho y a pesar de que en una ciudad como General Roca todos se conocen, ni la policía ni la Justicia habían logrado dar con los responsables. Hacer la vista gorda es una característica cada vez más extendida en algunos ámbitos.
Tanto es así que hasta para algunos suena exagerado reclamar que se haga una investigación seria sobre la intempestiva y violenta irrupción contra el diario Río Negro. No obstante, es preciso insistir en ello. Porque está en juego la libertad. Es grave que a esta altura no se comprenda la trascendencia de un valor que es inherente a la condición humana. También es muy serio que el sistema no encuentre antídotos frente a expresiones como las que han mostrado las imágenes captadas durante el hecho.
La intimidación y la agresión son actitudes repudiables. Mucho más cuando ponen en juego el principio de la libertad, valor central de la vida en una república.