“Quiero es que los derechos de los animales se equiparen a los de los humanos"
María Cristina Bergero es una de las tantas mujeres y hombres que se dedica desinteresadamente al rescate animal. Sin horarios, sin feriados, sin excusas; dan todo por ellos. Con su espíritu de artista, Cris como todos la conocen, sueña con un mundo sin maltrato.
María Cristina Bergero, de 64 años, se dedica a rescatar animales. La mujer integra la ONG Refugio de Animales, una institución dedicada al rescate en cualquier situación de maltrato.
- Sos una mujer que vemos siempre en su auto con perritos... Está de más preguntar a qué te dedicas...
Me dedico al rescate de animales, principalmente perros y gatos, pero me ha tocado salvar a pichones de paloma de los cuales me convertí en una verdadera "mamá" porque logré que sobrevivan y luego puedan volar por sus propios medios.
- ¿Cómo fue tu carrera como profesora?
Mi carrera fue descubrir que yo quería enseñar. En el conservatorio superior de música "Arturo Berutti", la carrera era instrumental, donde los egresados se recibían como profesores en un instrumento. Mi elección fue el piano.
En ese momento teníamos prácticas pedagógicas musicales en distintas escuelas de todos los niveles y ahí descubrí que más que ser música, en el sentido de ser pianista, a mí me gustaba enseñar a tocar el piano. De chica, en mi casa todos amaban la música. Mi padre tocaba el violín, mi mamá el piano y eso me permitió tener un camino abierto a favor de la música pero también en contra, porque me hacían escuchar todo estilo pero selecta, la "mal llamada" clásica, conocida como "elaborada", la música de la ópera pero también folclore, tango y otros estilos más universales.
Al tener en la cabeza todo tipo de música, la interpretación no me costaba porque realmente me gustaba oír, comprender y aprender.
- Fuiste una gran maestra de piano....
Hice muchos cursos en mi carrera como profesora. La docencia la tomé muy en serio. Tenía muchas horas extras. Muchas veces pedí la llave del conservatorio para que los alumnos ensayen más y refuercen sus clases. Esta forma de dar clase me lo enseñó mi profesora de piano, Graciela Ardid, una gran mujer.
María Cristina Bergero es
una eximia pianista que formó a grandes de la música.
- ¿Qué valor tiene la música para vos?
La música para mi es todo. Voy en auto y la escucho, limpio y pongo música. Hoy me cuesta entender y aceptar la música actual. Creo que en algún momento se volverá a la melodía para poder cantarla, reproducirla y no "golpearla" como es ahora porque hay una limitación atroz de la melodía que mutaba y se transformaba y es todo ritmo. Peor aún es la letra de las canciones. Las letras de la música de hoy hablan de la decadencia y la crisis moral mundial que vivimos. Yo creo que vivimos en una anarquía moral.
- ¿Desde cuándo amás a los animales?
Desde muy chica rescataba animales. Veía un animal lastimado y lloraba. Recuerdo que de niña tenía conejos en la casa de mi nono y ellos los criaban para comer, para mí era muy triste el desenlace y fue tal el impacto que dejé de ir a su casa o hasta el día de hoy aun no puedo ver una película de Disney donde haya animales. Tengo mucha sensibilidad ellos, aunque solo tengo miedo a las víboras y las arañas, pero las respeto. Mis padres fueron respetuosos de los animales
- ¿Qué animal fue el que más te marcó en tu camino como proteccionista y por qué?
Todos los animales te dejan algo principalmente aquellos que rescaté y finalmente se quedaron conmigo. Un caso es el de Lucky, la perrita que todos ven que me acompaña en mi auto cuando salimos. Lucky dormía a la intemperie frente a mi casa sobre un colchón de hojas secas. Ella tenía su dueño, pero no la entraba porque él vivía en una pensión. El destino hizo que yo estuviera preocupada por ella, pero le hablé al señor y le pedí si la dejaba dormir en mi casa. El hombre aceptó y hoy ya de grande, se queda más en casa ocupando el espacio que dejó mi perrita anterior Katrina que falleció. El otro fue Matute, el perro que vivía en el centro y todos querían. En varias oportunidades lo encontraba, pero no hacía más que alimentarlo y logré conocer su personalidad porque era un bonachón. Una tarde pasó frente a casa, lo invité a vivir a mi casa y logré que venga a dormir. Todos los días a las 7 de la tarde lo buscaba en el centro con la ayuda de Laura Roasenda y cuando no estaba, lo rastreaba. Seguro estaba en Confitería La Palma comiendo bocaditos. Lo extraño mucho. Por ultimo está Nalu, mi otra perrita pequeña que salvé de la muerte.
"Matute", el callejerito más mimado del centro de la ciudad, vivió sus últimos años bajo el cuidado de Cris.
- Toda tu vida la dedicaste a los animales. ¿Te arrepentís de haber dejado tu vida por ellos?
Para nada porque es lo que hice siempre. No me arrepiento de haberlo hecho y cuando te dedicas a esto, dejas todo de lado. Uno es lo económico, porque ayudas con lo que puedas a quien necesite y no solo con comida, también me pasó pagar operaciones de animales de gente que no conocía. Me pasó de ayudar y que la gente desaparezca, pero lo que me importa es que los animales estén vivos. No me arrepiento de nada, no pienso, yo actúo.
- ¿Con qué mundo soñás?
Que no sea un mundo tan
hipócrita. Estamos rodeadas de mentiras sobre animales abandonados, pero tienen
dueño y la gente no es responsable. Me
duele mucho la discriminación, pero creo en la utopía y creo en que el ser
humano va a cambiar. Por eso, lucho y sigo adelante. Pero lo que más quiero es
que los derechos de los animales se equiparen a los de los humanos. En ese
momento, voy a decir: "Misión cumplida". Mi vida es simple, no tengo muchas
amistades humanas pero no mido cuando tengo que salvar la vida de un animal y
ellos son mis amigos.