Nuestra Patria chica
Que no se pierda el orgullo de pertenecer a una ciudad que tiene en el trabajo a su más importante rasgo cultural. ¡Felices 132 años San Francisco!.
El vocablo Patria se vincula especialmente con un sentimiento cruzado por lazos sociales, culturales y políticos, así como por la existencia de un territorio determinado en el que se nació o se vive. Es un simbolismo que tiene vital importancia para generar identidad y vínculos entre quienes comparten el amor por el terruño, lazos comunes con el pasado y la esperanza en un buen porvenir.
Hace 132 años, el gobierno cordobés aprobó los planos correspondientes a las colonias de San Francisco, Iturraspe y Freyre, fundadas en el departamento San Justo por José Bernardo Iturraspe. Nacía nuestra historia. Una historia que nos une y nos enorgullece, pero que a la vez nos obliga. En el cumpleaños de San Francisco es vital afianzar los lazos y retemplar los ánimos para continuar en la senda de la pujanza, muchas veces alterada por los vaivenes políticos y económicos de la Argentina, pero nunca olvidada.
Hace algunos años, en esta columna se señaló que bajo "la protección del humilde santo de Asís, la ciudad ha sabido salirse del encasillamiento configurado por una simple definición de diccionario, para transformarse en una entidad histórica, con carácter propio, personalidad definida, trabajo fecundo y solidaridad permanente. Esta circunstancia no siempre ha sido observada con claridad por nosotros, los sanfrancisqueños, muchas veces muy duros con las críticas hacia el lugar donde nacimos o vivimos". Esta especie de diagnóstico parece continuar vigente. A veces no valoramos en su real dimensión la importancia de ser sanfrancisqueños y de pertenecer a esta comunidad.
Ser y pertenecer implica cumplir con tareas propias de cualquier ciudadano. Pero también exige respeto y valoración del esfuerzo de las generaciones que hicieron grande a la ciudad, así como recrear aquellos ideales y darles formas nuevas para hacer honor a la cultura del trabajo que, desde siempre, ha enaltecido a esta sociedad. Si algo identifica a San Francisco es su vocación de progreso basada en el trabajo que dignifica y da plenitud a la vida humana. Ya lo afirmaba Raúl G. Villafañe en aquellos primeros tiempos, cuando la identidad sanfrancisqueña estaba forjándose: "Volvamos al taller con el fecundo optimismo de siempre, y llegaremos a probar ante la historia y ante la posteridad cuánto puede y cuánto vale el esfuerzo de un pueblo como el nuestro, que sabe buscar en el trabajo la fuente inagotable de su prosperidad, de su felicidad y de su grandeza".
Que no se pierda el orgullo de pertenecer a una "patria chica" que tiene en el trabajo a su más importante rasgo cultural. Felices 132 años San Francisco.