La relación con Brasil
Por estos días se formulan innumerables especulaciones y análisis sobre lo que sobrevendrá luego de que Bolsonaro tome posesión del poder. Mientras, se observan con cautela sus primeros pasos en el discurso y la acción para la histórica relación de cercanía que necesariamente debe mantenerse entre Brasil y la Argentina.
Comentarios de los más variados tipos se
han sucedido luego de la victoria electoral en Brasil de Jair Bolsonaro, un ex
militar devenido en político populista con algunas ideas extremas que hizo una
meteórica carrera política y en poco menos de un año pasó de ser un desconocido
a convertirse en el primer mandatario del gigante sudamericano.
Más ruido aún hizo la declaración de quien será su ministro de Economía en el sentido de que el Mercosur y la Argentina "no serán prioridad" para el futuro gobierno brasileño. Si bien luego estas expresiones fueron "suavizadas", sus repercusiones fueron importantes. Como siempre, la mirada asertiva o crítica surgirá de acuerdo a la óptica que se tenga desde lo ideológico.
Para algunos, Bolsonaro representa un peligro evidente para las instituciones brasileñas. Porque su discurso está plagado de referencias a circunstancias que denotan poco apego a las formas democráticas. Sus comentarios de campaña abonan estas impresiones: ofendió con sus palabras a todas las minorías -sean sexuales o étnicas-, defendió los procesos militares, se mostró proclive a la utilización libre de armas y partidario de la mano dura al extremo. Desde esta visión, generó una polarización evidente que fue favorecida también por el desprestigio de la clase política tradicional, enfrascada en investigaciones de corrupción mayúsculas y cuya imagen más elocuente es la del ex presidente Lula Da Silva entre rejas.
Desde la otra vereda se señala que el electo mandatario brasileño, apenas elegido, se comprometió a respetar las reglas democráticas. "Este gobierno defenderá la constitución, la democracia y la libertad", declaró. "Esta es una promesa no de una fiesta, no de las palabras vacías de un hombre; Es un juramento delante de Dios", dijo. Y se sostiene que se dedicará a revertir la crisis económica mediante estrategias ortodoxas, así como la lucha contra el delito y la corrupción sin socavar el Estado de Derecho. Se justifica esta óptica desde lo acontecido con los mercados luego de los comicios. Su reacción inicial fue un arrebato de compra de acciones que elevaron todos los parámetros financieros.
Por estos días se formulan innumerables especulaciones y análisis sobre lo que sobrevendrá luego de que Bolsonaro tome posesión del poder. Por cierto, el futuro próximo dirá cuál de las dos caras con las que se pinta al nuevo gobernante del vecino país tendrá más vigencia. Mientras, desde más al sur se observan con cautela sus primeros pasos en el discurso y la acción para la histórica relación de cercanía que desde necesariamente debe mantenerse entre Brasil y la Argentina.