Importante paliativo
Frente al crudo invierno que estamos atravesando, el refugio para personas en situación de calle suaviza los efectos devastadores del frío y permite reabrir la esperanza. Queda claro que no cura el problema, pero lo alivia. No es poco.
El intendente municipal, junto a autoridades de varias entidades religiosas y civiles, anunció la creación de un programa para personas en situación de calle, mediante el cual se puso en funcionamiento un refugio nocturno para brindar alojamiento a personas en situación de calle de nuestra ciudad.
Este espacio, que será administrado por la municipalidad de San Francisco y contará con personal municipal, funcionará en el inmueble de Dante Alighieri 1590, donde anteriormente se encontraba la sede de Cáritas Diocesana y podrá brindar albergue a un máximo de 16 personas por noche. En el lugar habrá cobertura de un servicio de emergencias médicas, así como también una guardia permanente. Cada persona que acceda al refugio podrá hacer uso a una cama donde descansar, así como también la correspondiente ropa de cama y abrigo para resguardarlos de las bajas temperaturas, un baño con elementos de higiene y aseo personal, la cena y un desayuno
De esta manera se pretende atender la difícil realidad de varias personas en nuestra ciudad que no cuentan con un espacio para vivir y deben hacerlo en la calle, con los peligros que ello implica y también dejando en evidencia la dramática situación socioeconómica, afectiva o familiar -entre otras variables- que experimentan algunos convecinos. Una realidad que agravia la condición humana y obliga a la solidaridad, así como también a la acción perentoria de los entes estatales y también de las entidades intermedias para atender la coyuntura y buscar una salida.
El objetivo no puede ser otro que el de devolver la dignidad perdida. El refugio para personas en situación de calle es un primer paso importante para ello. No obstante, se reconoce que no alcanza tan solo con aportar un sitio para que pasen la noche. Por ello, lo de "primer paso". Porque el abordaje de esta problemática creciente exige respuestas múltiples que, en cada caso, pueden ser muy distintas. Es que la vida de una persona puede discurrir por caminos muy diferentes a la de otra.
Entonces, es trascendente que se haya decidido también la puesta en marcha de un proyecto de voluntariado social. Serán jóvenes voluntarios los que recorrerán a diario los lugares donde suelen asentarse estas personas para convocarlas a concurrir al refugio. A partir de allí la intención es desarrollar un trabajo continuo con objetivos a mediano y largo plazo destinado a brindar a estas personas las herramientas necesarias que les permitan salir de esta situación de vulnerabilidad social en la que se encuentran.
Será preciso establecer los alcances de los programas que tiendan a resolver este problema tan doloroso para cualquier comunidad. Por lo pronto, el refugio para las personas que viven en la calle es un paliativo importante. A partir de allí, el trabajo social y la contención espiritual serán elementos centrales para ir desenrollando la compleja madeja de cada una de las vidas que hoy atraviesan esta situación. Frente al crudo invierno que estamos atravesando, el refugio suaviza los efectos devastadores del frío y permite reabrir la esperanza. Queda claro que no cura el problema, pero lo alivia. No es poco.