El valor del cooperativismo escolar
La trascendencia del movimiento mutualista y cooperativo en casi todas las comunidades de la región es obvia. Estas entidades han demostrado que se puede humanizar la producción y el trabajo a través de propiciar la solidaridad, distribuir equitativamente los recursos y combatir el individualismo egoísta. Resulta por ello muy grato comprobar que en las escuelas se viva también el mismo espíritu.
Allá por 1844, en la ciudad de
Rochdale, Inglaterra se formó la primera cooperativa humana. Comenzó entonces
un proceso en el que el valor de la unidad de esfuerzos entre productores o
consumidores podía generar mejores condiciones de vida. Aquella idea se
multiplicó. Cooperativas de todo tipo hoy son organizaciones en las que los
principios solidarios fundan la existencia de negocios y actividades sociales
en beneficio de los asociados.
Nuestra región conoce sobradamente la posibilidad de desarrollo que las cooperativas brindan en cada uno de los pueblos y no solo en el ámbito agropecuario.
Viene a cuento esta recordación sencilla de los valores de esta actividad puesto que hoy, en la ciudad de Brinkmann, se llevará a cabo una importante jornada de integración y socialización de experiencias de cooperativas escolares. La presencia de más de 400 estudiantes secundarios provenientes de toda la región, junto a un centenar de docentes que representan a 33 establecimientos educativos de gestión pública y privada, constituye un singular acontecimiento en el que se pone de manifiesto con fuerza la convicción de que aquellos principios fundacionales tienen plena vigencia aún.
La actividad cooperativa en la escuela incorpora valores esenciales para la educación. En especial para el desarrollo de una capacidad básica como lo es la del trabajo colaborativo y la consecución de vínculos sociales sólidos. El trabajo común, la solidaridad, el aporte personal al crecimiento comunitario y la ayuda permanente entre los miembros se internalizan en las nuevas generaciones a través de la formación de este tipo de asociaciones dentro de un colegio.
Además, las cooperativas escolares son pioneras en la formación de ciudadanía, puesto que para que germine cualquier asociación humana se requiere del instrumento valioso del diálogo. Se estimula además la creatividad en pos de alcanzar metas relacionadas con el ejercicio de las virtudes democráticas, la vigencia de la libertad como valor fundamental y la responsabilidad como obligación de cualquier buen vecino.
Es muy significativo entonces que un número importante de estudiantes y docentes se congreguen para intercambiar y socializar experiencias cooperativistas en las escuelas secundarias. Porque permite el desarrollo de capacidades y la apertura a nuevos conocimientos. Pero además porque los jóvenes abrevan en aquellos principios que luego podrán ser vividos en ámbitos laborales y sociales.
La trascendencia del movimiento mutualista y cooperativo en casi todas las comunidades de la región es obvia. Estas entidades han demostrado que se puede humanizar la producción y el trabajo a través de propiciar la solidaridad, distribuir equitativamente los recursos y combatir el individualismo egoísta. Resulta por ello muy grato comprobar que en las escuelas se viva también el mismo espíritu. Porque así estará asegurada para las generaciones que vienen la vigencia del movimiento en cada pueblo o ciudad.