El tabaco amenaza el desarrollo
El control ciudadano es posible y funciona modificando hábitos nocivos que parecían instalados para siempre.
Cada 31 de mayo, la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial sin Tabaco. El lema de la jornada para este año fue "El tabaco, amenaza para el desarrollo". La entidad multilateral intenta de este modo alertar sobre el hecho de que las consecuencias nocivas del tabaco en las distintas poblaciones retrasan las políticas de desarrollo y tienen efectos socioeconómicos muy perjudiciales.
En este marco, la OMS expresó una paradoja que se observa hoy en todo el mundo:las políticas de control del tabaco, incluidos los aumentos a los impuestos y precios del tabaco, pueden generar ingresos significativos y así apoyar el financiamiento de iniciativas de salud y desarrollo. Sin embargo, la industria tabacalera y el impacto mortal de sus productos cuestan a las economías mundiales más de 1 billón de dólares anualmente en gastos de atención sanitaria y pérdida de productividad.
Esta situación contradictoria obliga a que los organismos de salud de todo el mundo prevalezcan sobre los intentos fiscales de mayor recaudación, con el simple argumento de que ese mayor ingreso de fondos se dilapida luego en la necesidad de atender los problemas derivados del consumo de cigarrillos.
Además, la OMS procura que "todos los países se beneficiende la lucha eficaz contra esta epidemia, principalmente protegiendo a sus ciudadanos contra los efectos dañinos del consumo de tabaco y reduciendo su impacto económico en las economías nacionales".
En este contexto, una encuesta publicada recientemente en un diario porteño señala que desde 2010 no cede la cantidad de fumadores, lo cual es totalmente negativo. Pero, como contrapartida, crece el rechazo social al humo de tabaco en los ambientes privados, como la casa o el automóvil.
Los dos datos pueden ser observados de manera alentadora. Que no crezca el número de fumadores es esencial para evitar que los problemas sanitarios se multipliquen. Y es muy importante la toma de conciencia de la gran mayoría de los argentinos adictos al cigarrillo que entienden la necesidad de evitar fumar en los hogares u otros ambientes privados.
Según lo publicado por el diario La Nación, la referida encuesta realizada en Buenos Aires indagó cómo reacciona la gente cuando una persona enciende un cigarrillo en un ámbito privado o si hay chicos cerca. Estas respuestas fueron las que más sorprendieron a los especialistas: más del 80% de los fumadores y no fumadores toman medidas para conservar los ambientes libres de humo de tabaco cuando se trata de sus casas, el automóvil o las áreas para niños en parques y plazas (algunos legisladores analizan ampliar la prohibición de fumar en espacios abiertos a las zonas de juegos infantiles).
Lo anterior constituye un dato más que positivo. Queda demostrado que el control ciudadano es posible y funciona modificando hábitos nocivos que parecían instalados para siempre.