El drama del abuso infantil
Acciones de sensibilización son esenciales para que la problemática sea abordada en todos los ámbitos. En las familias se impone la recreación de la confianza hacia los niños y la escucha atenta que se consigue cuando existe respeto por la dignidad de la persona y se habilita la palabra.
La discusión pública en el año que pasó y, por lo que se observa, también durante 2019, girará -entre otros temas- en las temáticas relacionadas con la violencia de género y los abusos contra menores de edad. Los movimientos sociales y los relatos mediáticos han potenciado la visibilidad de cientos de casos en los que el dolor de las víctimas produce empatía y en los que la Justicia tiene la obligación de dilucidar responsabilidades.
En este contexto, debe reconocerse que a veces enrarecido por posturas dogmáticas y extremas, el drama del abuso sexual infantil alcanza niveles que hasta hace poco no eran visibilizados por la sociedad. La situación de sometimiento de una víctima menor de edad es un escándalo para cualquier comunidad, por lo que deben extremarse los medios legales para desbaratar y condenar a quienes cometen tales aberraciones.
El flagelo no es extraño a la ciudad. En estos días la Justicia investiga un presunto caso de abuso cometido por el padrastro de una menor de 9 años en un barrio sanfrancisqueño. El hombre está detenido ya y las pericias forenses habrían detectado marcas que indicarían que existieron los hechos denunciados. Hace algunos meses, otro caso repercutió en la escena pública con características similares.
Las estadísticas son contundentes y reflejan la magnitud del fenómeno al que se enfrenta la sociedad. En más de 80% de los casos de abuso sexual infantil, quien lo comete es un familiar o una persona del entorno cercano. Además, entre noviembre de 2016 y febrero de 2018 las líneas telefónicas nacionales colocadas para este fin recibieron 2.842 denuncias por abuso sexual, de las cuales 2.094 (74%) correspondían a menores de edad. En cuanto a su procedencia, 45% era de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 55% del resto del país. En Córdoba, mientras tanto, un informe de la Dirección de Análisis Criminal y Tecnologías de la Información del Ministerio Público Fiscal de Córdoba, señaló que durante 2017 hubo en Córdoba 166 niños abusados de entre cero y cuatro años; 568 de entre cinco y 12 años, y 529 en la franja comprendida entre 13 y 17 años. Si bien no se han difundido aún, los números de 2018 brindarían cifras similares o incluso mayores.
Por tanto, se impone mantener la guardia alta frente a la posibilidad de que existan más casos de menores de edad brutalmente sometidos. Acciones de sensibilización son esenciales para que la problemática sea abordada en todos los ámbitos y, desde allí, se produzcan modificaciones que permitan replantear conductas. La educación juega un rol central en esto. Asimismo, en las familias se impone la recreación de la confianza hacia los niños y la escucha atenta que se consigue cuando existe respeto por la dignidad de la persona y se habilita la palabra.
Finalmente, es necesario internalizar que ninguna comunidad está exenta de la presencia de deleznables sujetos cuya catadura moral es inexistente. Por ello, la denuncia judicial es un paso obligado cuando se toma conocimiento de estas aberraciones cuyos autores son merecedores que sobre ellos caiga todo el peso de la ley.