Condena del Papa que exige acciones
Quizás no alcancen las palabras y se requieran acciones contundentes por parte del Pontífice, ante la repercusión mundial de los hechos ocurridos en varias partes del mundo y la rechazable actitud que existe en muchos miembros de la Iglesia en el sentido de pensar que ocultando esta atroz realidad es la mejor manera de defender su fe.
La última visita del Papa Francisco a Irlanda ha dejado numerosos
retazos para el análisis de los especialistas internacionales, en especial los
que siguen de cerca la realidad del Vaticano. En este marco, sobresalió la
polémica por la postura de muchas autoridades eclesiásticas en torno a los
abusos cometidos por sacerdotes en varias partes del mundo.
Las reacciones en todo el mundo están exigiendo a la máxima autoridad de la Iglesia Católica acciones más profundas respecto de los abusos a menores cometidos por miembros del clero en varios países. Lo ocurrido en Pennsylvania, Estados Unidos, sacudió fuerte la estructura de la Iglesia, así como también lo que sucedió en Chile y en la citada Irlanda, donde el silencio cómplice de ciertos obispos terminó por generar escándalos dramáticos ante la comprobación de abominables crímenes.
En Irlanda, una nación de indudable pertenencia católica, Francisco -en su condición de máxima figura de la Iglesia- fue recriminado desde muchos sectores. Pese a ello, admitió "el fracaso de las autoridades eclesiásticas" para luchar contra esos "crímenes repugnantes" y dijo que hay "mucho por hacer para traer justicia". Refiriéndose a lo acontecido en Estados Unidos, reclamó que se asuman las responsabilidades del caso, "no solo para los agresores, sino también para quienes permitieron que se produjeran los hechos".
Al reunirse con víctimas de los abusos, Francisco recordó al Papa Benedicto XVI quien dirigió una carta a los católicos de Irlanda cuando se conocieron los hechos hace algunos años. En ella, exigía medidas contundentes, "verdaderamente justas y eficaces" para acabar con los abusadores en la Iglesia irlandesa. "Su intervención franca y decidida sirve todavía hoy de incentivo a los esfuerzos de las autoridades eclesiales para remediar los errores pasados y adoptar normas severas, para asegurarse de que no vuelvan a suceder", añadió el pontífice.
No es poca cosa que el Papa mantenga una firme postura en este tema, sobre todo en tiempos en los que la credibilidad de muchos pastores del catolicismo se ha puesto en duda frente a la revelación de sucesos espantosos cometidos por delincuentes y depravados que han utilizado el marco religioso para cometer salvajadas y atrocidades repugnables.
Sin embargo, quizás no alcancen las palabras y se requieran acciones contundentes por parte del Pontífice, ante la repercusión mundial de los hechos ocurridos en varias partes del mundo y la rechazable a todas luces -pero extendida- actitud que existe en muchos miembros de la Iglesia en el sentido de pensar que ocultando esta atroz realidad es la mejor manera de defender su fe.