Con otras “armas”, una policía rompió un molde de 18 años
La comisario mayor Claudia Salgado aportó una idea a partir de su título de ingeniera en Sistemas y la misma se transformó en una dirección policial que hoy comanda y vino a romper los prejuicios en pos de mayor igualdad en los altos mandos de la fuerza en Córdoba. "A la mujer se la ve como la mamá, la de los problemas con los hijos, la que va a pedir permisos y no va a cumplir con su tarea; por eso luchamos por nuestro lugar", afirma.
Su nombre se convirtió en símbolo de la Policía de Córdoba y empieza a romper un prejuicio que lleva 18 años: que una mujer integre la plana mayor de la fuerza. Lo que viene ahora, será todo un desafío para la comisario mayor Claudia Salgado.
Ella no está cara cara con el delito, pero su aporte es fundamental en los tiempos que corren para que sus colegas en la calle combatan la inseguridad.
Ser ingeniera en Sistemas es el mérito que posicionó a Claudia al frente de la flamante Dirección General de Tecnología de Información y Análisis Estadístico. "Estos espacios de mayor conocimiento nos permiten poder ocupar lugares posibles", indica.
A pocos días de que su logro se convirtiera en noticia, asegura que la hace feliz "el crecimiento institucional de la Policía en la apertura a la integración y la igualdad".
"El apoyo de la familia es fundamental en esto. Aquí no cumplimos horario, son muchas las horas de trabajo, dejamos muchas cosas" por ser policías, sostiene esta mamá y futura abuela de 51 años.
- Un nuevo puesto, una nueva dirección, un momento especial en su carrera policial...
No es tan fácil. Es una nueva dirección de la fuerza policial, que hay que crearla, armarla y para la cual tenemos muchas ideas. Es desafío es muy lindo para ponerle la impronta desde el lado femenino, para poder plasmar todas las ideas y todos los proyectos que tengo en mente y que quedaron en stand by porque no tenía el lugar para llevarlo adelante. La Dirección General de Tecnología de la Información y Análisis Estadístico viene de la mano conmigo.
- Como decimos en lo popular, "es como un hijo"...
Sí, así lo defino yo. Hace 27 años que estoy en la institución y fui una de las primeras ingenieras - en Sistemas- que ingresó a la Policía de Córdoba. Cuando ingresé al área de Sistemas de Información, en 1992, mi jefe de aquel momento me llamó y me dijo: `Señora, usted es ingeniera. La institución no tiene un centro de cómputos, entonces usted va a ser la encargada de crearlo´. Siendo oficial subinspector, me dio un salón enorme en la Central de Policía -en la avenida Colón en la ciudad de Córdoba- con un tablón -ni siquiera un escritorio- con una computadora y me dijo: `Arme y haga´. Y ahí empezamos a armar, a hacer cableados, a instalar computadoras, a inculcar la informática en la institución policial a principio de los '90. Con el tiempo se creó el Departamento de Tecnologías Informáticas de toda la Policía de Córdoba. Desde aquí se maneja toda la informática de la policía de la provincia, con personal propio. Hoy, me toca asumir esta nueva cartera como directora general.
- ¿Cuántas personas tiene a su cargo?
Son 140 y es todo un desafío. Con todos ellos, trabajando a la par, somos el apoyo para la policía operativa, para la que está en la calle. Somos la herramienta que necesita el policía más allá del arma y del chaleco antibalas. Para trabajar necesitan datos e información para poder combatir el delito y todas las situaciones que a diario se le presentan. También acompañamos a las áreas administrativas, porque desde nuestro lugar desarrollamos todos los software para finanzas, logísticas o cualquier dependencia. Además, recreamos el mapa delictual informatizado.
Los datos no se pueden medir en importancia y por eso, el aporte tecnológico es tan importante para resguardar información muy valiosa para la fuerza policial.
- ¿Podemos hablar del delito del siglo XXI?
Totalmente. Es importantísimo notar la influencia que tienen las redes sociales para visibilizar los hechos y que también se comenten a través de estas plataformas.
- ¿Es muy grave la situación delictiva hoy?
Como ciudadanos, no hemos tomado conciencia de la magnitud y el riesgo que tienen las redes sociales. Tenemos que denunciar.
"Somos la herramienta que necesita el policía más allá del arma y del chaleco antibalas".
Va al frente
- ¿Qué significa para usted ser la mujer que volvió a ocupar un cargo en la cúpula mayor de la fuerza luego de 18 años?
Años anteriores era difícil la inserción femenina en los altos mandos policiales pero hoy la institución cambió su mirada en cuanto al paradigma que veníamos teniendo respecto a la figura femenina con la inclusión en un ámbito estrictamente masculino. El apoyo del Gobierno provincial y la nueva conducción de la institución, vieron la igualdad, las condiciones y las capacidades que tiene la mujer ofreciéndole varios lugares, pudiendo decir que hay varias jerárquicas en otros puestos y en áreas operativas.
- ¿Existe cierto prejuicio en torno a la mujer policía?
No es fácil para una mujer estar en la fuerza con todas las responsabilidades que ella acarrea naturalmente como la maternidad, por ejemplo. Por eso, estos espacios de mayor intelectualidad nos permiten poder ocupar lugares posibles. A la mujer se la ve como la mamá, la de los problemas con los hijos, la que va a pedir permisos y entonces no va a cumplir con su tarea; y por eso luchamos mucho en la institución por nuestro lugar.
-Le tocó luchar...
Sí, y me tocó una doble pelea; primero como mujer con poca jerarquía y tener una responsabilidad muy grande que fue la de crear un área como el Centro de Cómputos y por otro lado, llegar con la informática y lograr que los jefes entiendan la importancia de ésta para combatir el delito.
- ¿Se necesitan más mujeres en la Fuerza?
Sí. Siempre son más los varones que entran a la policía pero poco a poco ingresan más chicas y en los últimos egresos, los méritos en los mejores promedios se los llevaron las chicas.
-¿Qué le aporta la mujer?
El alma de mamá está siempre presente, tiene espíritu contenedor. Eso es lo que permite tener la capacidad de acompañar, ver los problemas de manera diferente, es más humanista.
Policía,
docente y mamá
- ¿Cómo pasó de ser ingeniera a policía?
Fue todo un tema. Mientras todos hacen carrera en la escuela de policías, yo hice todo lo contrario; ingresé como agente siendo analista. Al tiempo que me recibo como ingeniera en Sistemas, en 1992 concursé para un puesto dentro de la fuerza policial -Claudia es de las primeras egresadas en su carrera en la Universidad Tecnológica Nacional en Córdoba-, lo gané y quedé en el cuerpo de profesionales de la policía.
Otra policía en la familia
- ¿Por qué la policía?
Mucho tuvo que ver mi papá Jesús Eduardo Salgado. Él llegó a ser comisario inspector en los '90, y se retiró con 33 años de servicio. Crecí viéndolo a él, la vocación y el amor que tenía por la institución. Siempre quise entrar a la Escuela de Policías pero él no quería, me exigía que estudiara una carrera universitaria y tuviera un título. Por una cuestión de necesidad y ganas de desempeñarme en lo mío, ingresé a la policía.
- Su decisión no debe haber sido de agrado para su padre...
No pero sé que él estaría orgulloso de mí -su papá falleció en 2008- y de la institución que está reconociendo el trabajo de la gente, de la que le pone amor a lo que hace, porque uno aprende a defenderla y amarla como si fuera un hijo. Si uno no tiene anhelo de llegar, no tiene metas. Mi papá no pudo llegar donde quiso y yo lo hice. Sé que él me dio una mano muy grande.
- Usted también
es docente.
Doy clases en escuelas secundarias de Córdoba desde hace 24 años -como profesora de materias afines a su título profesional de ingeniera en Sistemas, así como Ciudadanía y Participación, Contabilidad y otras- y veo que los chicos ya nacen con la tecnología. Me gusta mucho la docencia pero se hace difícil ahora con esta responsabilidad.
- ¿Cómo logra cumplir con la maternidad?
El apoyo de la familia es fundamental en esto. Aquí no cumplimos horario, son muchas las horas de trabajo, dejamos muchas cosas por esto. Mis dos hijas son mayores ya, una es odontóloga y la otra, psicóloga, y en febrero voy a convertirme en abuela primeriza pero siempre estuvieron junto a mí como mi marido, que es mi compañero de vida. Estoy orgullosa de lo que logré pero no lo hubiera conseguido sin mis seres queridos.