Cecilia Merchán: “Estamos ante la revolución de las tripas”
"De niñas no nos hablaban de la cuestión de género, teníamos que ser de tal o cual manera por ser nena. Hoy, todo está en discusión", afirma diputada por el Parlasur, quien visitó nuestra ciudad.
La diputada por el Parlasur y referente de la Corriente Política y Social "La Colectiva", Cecilia Merchán, estuvo de visita en nuestra ciudad presentando su nuevo libro, "Infancias Libres. Talleres y Actividades para Educación en Géneros" en la escuela Normal, y también disertó en el espacio cultura ´Somos Viento. Previamente, dialogó con LA VOZ DE SAN JUSTO y se refirió, entre otras cosas, a la media sanción de Diputados de la Ley del Aborto Seguro, Legal y Gratuito; su experiencia de haber atravesado un aborto y el rol de las jóvenes en la lucha por los derechos de la mujer: "Las jóvenes llegaron para sanar a las generaciones anteriores", asegura.
- Lleva el pañuelo verde, símbolo del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. ¿Cuáles son tus sensaciones de lo logrado en Diputados?
El jueves lloré todo el día. Lo que está sucediendo es muy importante y no tenemos conciencia histórica de ello. Primero, por las causas por las cuales queremos que se legalice la interrupción voluntaria del embarazo pero lo más importante es por haber ganado la calle mujeres de todas las edades, fundamentalmente jóvenes que tienen menos de 25 años. Es fuerte que el pañuelo verde sea símbolo de lucha, de justicia y de libertad; que sea una bandera de rebeldía que implica no solo la legalización del aborto sino también la igualdad entre hombres y mujeres.
- Hay mujeres y hombres que tienen sus opiniones contrarias a la despenalización de aborto...
Lo primero que tenemos que saber es que despenalizar el aborto no significa que sea obligatorio. Nadie está obligada a abortar ni mucho menos. Lo que estamos dando a las mujeres es la posibilidad, de manera legal, de abortar por fuera de toda clandestinidad. Cuando una mujer está embarazada y decide avanzar con ese embarazo, no la detiene nada ni nadie. Lo mismo sucede cuando se quiere interrumpir. Legalizarlo es un derecho humano, de salud pública y de justicia social que implica a las mujeres principalmente porque los hombres abortan con tres palabras, "Yo no fui". Nosotras ponemos el cuerpo, la vida y es muy injusto que mujeres de dinero puedan abortar de manera clandestina pero más segura que la que no tiene recursos. Fundamentalmente es un tema de salud pública porque hay 500.000 muertes por abortos todos los años y se tiene que resolver. Esta ley nos hace ciudadanas plenas, libres y completas.
- Confesó que abortó... ¿Qué significó para su vida?
Tuve mi segunda relación sexual a los 18 años cuando vivía en la ciudad de Córdoba y quedé embarazada. Me sometí a un aborto clandestino y violento que terminó con una infección tremenda y mi hermano llevándome a un hospital público donde los médicos decían: "Sacala de acá que se hizo un aborto". Mi hermano me sacó con una silla de ruedas, en posición fetal con un dolor extremo y 40 grados de fiebre. Una de mis madrinas consiguió que me internaran en una clínica privada con un diagnóstico falso y así me salvaron. Casi pierdo mi útero y estuve un mes internada. Fue el momento que más miedo tuve de morirme por eso, cuando lo conté, para mí fue mover desde muy adentro todo lo que me había sucedido. Hoy estamos ante una revolución de las tripas porque desde ahí sale la lucha y nosotras nos tenemos que entender. Amo la vida profundamente pero estoy a favor de la legalización del aborto.
- ¿El Estado está preparado para darle a las mujeres la atención y la contención necesaria?
Hablamos de parto respetado y no se cumple; no estamos contenidas cuando se programa la cesárea; cuando queremos ligarnos las trompas se pide autorización del marido. Es claro que no estamos contenidas por el Estado. Legalizando y despenalizando tenemos la posibilidad de exigirle al Estado. El aborto con pastillas es seguro, no hace falta instrumental ni un lugar preparado.
Jóvenes sanadoras
- Volviendo al rol de la juventud, la que definió en entrevistas con otros medios como "alucinante". ¿Qué siente por la nueva generación?
Las amo, las respeto y las admiro. A su edad, mi generación y las anteriores vivíamos con la culpa de no saber cosas, de equivocarnos y en la militancia estaba el miedo de participar. Hoy las jóvenes dicen las cosas, se equivocan y qué bueno que eso suceda para aprender. Las chicas tienen menos miedo. Si les dicen un "piropo", las chicas se paran de dos o tres y evitan la violencia callejera. Las jóvenes llegaron para sanar a las generaciones anteriores.
- ¿Cuál cree que es la deuda de las mujeres en la política para las ciudadanas?
Las mujeres tenemos que pensar en construir poder de una manera diferente. Para ello, hay que hacerlo de manera colectiva. Cuando hay pobreza, hay feminización de la pobreza; cuando hay feminización de la pobreza la hay de las organizaciones y eso demuestra la necesidad de que tengan conducción feminizada pero con el objetivo de modificar la realidad, no cayendo en la lógica patriarcal. Cuando seamos muchas en todas las áreas y sectores, habremos transformado esa lógica que nos oprime a hombres y mujeres.
-Por último, su nuevo material "Infancias Libres. Talleres y Actividades para Educación en Géneros" abre las puertas de la formación hacia la cuestión de género, algo impensado en tiempos anteriores...
Este libro invita a las docentes a revisar la propia infancia. De niñas no nos hablaban de la cuestión de género, teníamos que ser de tal o cual manera por ser nena. Hoy, todo está en discusión.