Cajeros automáticos: por más eficiencia
Los responsables de las entidades bancarias tienen la responsabilidad de garantizar que el servicio brindado esté acorde a las necesidades de los clientes. El ágil cumplimiento de la función de los cajeros automáticos es inherente a las exigencias del modo de vida actual. La instauración de la tecnología debiera constituir una solución y no convertirse -en determinados días de cada mes- en un obstáculo casi insalvable para muchos ciudadanos.
El panorama se repite sin variación en el comienzo de cada mes. La gente cobra su salario y debe hacer frente a los pagos que la vida impone. Para ello, se presentan en las entidades bancarias con el fin de retirar dinero en efectivo de los cajeros automáticos. En ese momento, las colas frente o dentro de los bancos se alargan de manera considerable y el tiempo que se pierde en este trámite es, para la mayoría, un trastorno adicional.
El panorama se repite en cada feriado largo, con la complicación de que rápidamente los cajeros se quedan sin dinero. Obvio resulta remarcar las complicaciones que esto implica para un gran número de personas.
No cabe duda de que la solución pasa por adoptar las medidas pertinentes para que los cajeros automáticos no se transformen, en algún momento, en un ente paralizado que no responde a las órdenes o no entrega el dinero que le pertenece al usuario. Y también en la colocación de más máquinas de este tipo en las sucursales de todos los bancos. De lo contrario, la simple observación permitirá comprobar el peregrinar de personas con su tarjeta en la mano por los cajeros de la zona bancaria especialmente, buscando hacerse del dinero que les pertenece pero al que no pueden acceder por estos impedimentos.
Se afirmará que los instrumentos tecnológicos permiten hacer operaciones financieras o de compra venta sin tener que recurrir al efectivo. Sin embargo, si bien la bancarización abarca a una gran mayoría de la población, no es menos cierto que muchas personas no están habituadas a manejar las tarjetas de débito por ejemplo, así como en numerosos comercios no están habilitados los aparatos para pagos electrónicos. A esto se suma el desconocimiento, que deriva en desconfianza, en torno a estos instrumentos por parte de las personas adultos mayores.
Por ello, la necesidad de retirar dinero en efectivo de los cajeros es extendida. Y cada principio de mes o cada feriado largo el panorama es similar. Para muchos incluso se transforma en un calvario, en virtud de la larga espera y de la escasa cantidad de cajeros existentes que no dan abasto para atender a la demanda. A esto debe agregarse que la rutina establece la recarga de las máquinas expendedoras de billetes en horarios como el mediodía, generando otro problema para muchas personas que no pueden acceder a su dinero en el momento en el que tienen que hacerlo.
Los responsables de las entidades bancarias tienen la responsabilidad de garantizar que el servicio brindado esté acorde a las necesidades de los clientes. El ágil cumplimiento de la función de los cajeros automáticos es inherente a las exigencias del modo de vida actual. La instauración de la tecnología debiera constituir una solución y no convertirse -en determinados días de cada mes- en un obstáculo casi insalvable para muchos ciudadanos.