A la altura del amor
Vanina nació con acondroplasia. Hoy mide 1,46 metros, 30 centímetros más que a los 12 años, cuando se sometió a una compleja cirugía. A pesar de ser de talla baja, asegura que no es esa condición la que le impide trabajar de lo que le apasiona, la enfermería, sino su hemiplejía, secuela de un accidente de tránsito. Contra su propio miedo y pronósticos, fue madre. Su hijo también es de baja estatura y cuerpo pequeño, pero suficiente para un corazón gigante.
"El tamaño no importa", dice un dicho, por ahí. A veces no, pero que otras veces, sí.
Mañana 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y como cada año, la fecha es disparadora de relatos de historias de vida conmovedoras, de aprendizaje.
La de Vanina Soledad Manasseri se resume en amor y superación. Esta sanfrancisqueña de 38 años nació con acondroplasia. Pero su condición lo le impidió convertirse en madre y hace 3 años, concibió a Valentino, quien también nació con talla baja.
Vanina creció en una familia conformada padres y hermanos de estatura normal. No fue fácil asumir el desafió de vivir con una condición que está estigmatizada como aquella que causa bromas; que, peyorativamente, llaman enanos.
A los 19 años, cuando Vanina salía de cursar la carrera de Enfermería en la Universidad Fasta, en su bicicleta, una moto la atropelló y sufrió un fuerte traumatismo de cráneo lo que la dejó postrada durante casi un año y secuelas por una hemiplejía en el lado derecho de su cuerpo.
El choque frustró su deseo de convertirse en enfermera, sin embargo, ell dio esta nueva batalla, salió adelante, se enamoró y cumplió el sueño de ser madre.
Su hijo, Valentino, hoy de 3 años, también nació con acondroplasia. Es el de sostén de su vida.
Al año de nacer Valentino, Vanina sufrió violencia de género. Otra vez la vida la puso a prueba, pero sorteó la situación y tomó lo que consideró la decisión más sana.
- ¿Sos una mujer independiente?
Sí. Aunque algunas cosas no las puedo hacer por mi hemiplejía como pasar el piso, pero con una silla, llego a la cocina, a los estantes, a todo. Ahora nos mudamos y vamos a adaptar más espacios para mi hijo y para mí.
- ¿Te costó llevar una vida normal?
Tenía 1,10 metros de altura, era muy bajita. Hoy mido 1,46 metros tras someterme a una operación de alargamiento de piernas, en 1991. Tengo casi 30 centímetros más de altura, ya que al tener piernas "banana", me las estiraron con tutores y alargaron. Es una cirugía muy dolorosa pero te sentís bien porque dejás de depender del resto de la gente. No llegaba a los enchufes, no podía lavar los platos, no podía abrir la puerta superior de una heladera sin una silla de apoyo.
- ¿Pensaste en operarte los brazos?
Era más doloroso y solo se estirarían cinco centímetros. La verdad, no quería volver a pasar por eso.
- ¿Te molesta el término "enana"?
Ahora ya no, pero al principio enanismo me sonaba como una mala palabra. En esta etapa de mi vida, lo tomo bien. Muchas cosas me pasaron en la vida. Me hubiera gustado ser de altura normal, pero no me tocó. Solo soy una mujer más baja de lo normal.
- ¿Tenés trabajo?
Actualmente vendo cartones de bingo y ayudo a mi mamá en la reventa de productos por catálogo, pero no tengo un trabajo estable. Cobro una pensión por discapacidad pero todo aumenta y no alcanza. Me gustaría tener un trabajo pero mi discapacidad me limita. También un problema es que buscan más la imagen que la capacidad y yo sé que puedo hacer muchas cosas.
- Te limita, ¿por tu altura?
No, por mi hemiplejía del lado derecho del cuerpo -Vanina no puede mover con normalidad su brazo, mano y pierna derechos por una hemiplejía. Además, usa una férula en la pierna diestra porque tiene pie equinovaro (o pie equino)- a causa de un accidente.
- ¿Qué pasó?
Ocurrió hace 18 años. Tenía 19. Fue el 16 de abril de 1999, a las 22.30 cuando salía de cursar la carrera de Enfermería en Fasta. Yo circulaba en mi bicicleta cuando una moto me chocó y golpeé la cabeza con el semáforo. Tuve traumatismo de cráneo y un coágulo grande en el lado izquierdo en la cabeza y eso me provocó la hemiplejía del costado derecho. Me intervinieron en la Cruz Azul (Cínica de Especialidades Médicas "Enrique J. Carrá") porque no llegaba a la ciudad de Córdoba y salí bien, pero estuve postrada en una cama por un año, decía cosas incoherentes y no sentía la parte derecha de mi cuerpo. Pasó un año para que vuelva a tener sensibilidad. Este accidente cambió mi vida por completo. Tuve dislexia y tuve que aprender a escribir con la mano izquierda.
- ¿Frustró tus sueños?
Me quedaron pocas materias para recibirme de enfermera. Tenía el sueño de estudiar la licenciatura en Enfermería en la ciudad de Córdoba, de atender a la gente. Hoy, por la hemiplejía solo podría trabajar en la administración pero yo quiero trabajar con pacientes.
- A pesar de todo, ¿cómo continuó tu vida?
Pude salir adelante y acostumbrarme a que muchas cosas las hago solamente con la mano izquierda. Pasó el tiempo y me enamoré y me fui a vivir a Devoto donde estuve durante 7 años. Cuando quedé embarazada de Valentino, dejé de hacer muchas cosas. Al año de nacido, me separé de su papá por violencia de género y vine a vivir con mi mamá.
- ¿En algún momento dudaste en quedar embarazada?
Pensé en la adopción por miedo a que naciera con acondroplasia. Y así fue.
El padre es de estatura normal pero él heredó mis genes. Había un 50% de probabilidades y nació de baja estatura. En la cuarta ecografía, se notó que sus bracitos y piernas eran más cortos y que su cabecita era más grande en el desarrollo.
- ¿Qué sentiste cuando te enteraste de que él también de baja talla?
Amo a mi hijo, él es mi sostén de vida, pero lo primero que pensé fue en los momentos feos que podía pasar de niño. Yo pasé por situaciones de discriminación; que me griten: "Enana de m..." o que me miren mal y digan: "Mirá, ahí va la enana" y yo sin hacerles nada, solo recibí el insulto por ser más bajita que los demás. Igual, sé que él va a saber defenderse en la vida. Somos bajitos pero personas normales.
"Mi mamá me dijo que iba a ser más bajita que el resto pero que eso no me hacía diferente. Por suerte, mi hijo lleva una vida normal y hoy hay mayor aceptación a las personas de baja estatura que antes, cuando la gente me miraba como si fuera un bicho raro".
- ¿Cuáles van a ser tus palabras cuando Valentino sea mayor y no crezca en tamaño como el resto de sus compañeros?
Lo mismo que me dijo mi mamá, que iba a ser más bajita que el resto pero que eso no me hacía diferente. Por suerte, Valentino lleva una vida normal y hoy hay mayor aceptación a las personas de baja estatura que antes, cuando la gente me miraba como si fuera un bicho raro. No sé qué hubiera sido de mí si no tuviera a Valentino.
- ¿Qué mensaje le darías a las personas que tienen esta capacidad diferente?
Que no bajen los brazos, que se cobijen en su familia y amigos como hice yo, porque ellos fueron los que me devolvieron la felicidad y me dan las ganas de seguir adelante.