"Yo solo quería trabajar donde estoy"
A sus 31 años, Lucía Noemí Tamagnini revolucionó a todo su pueblo. En Villa del Rosario, Córdoba, se convirtió en la primera mujer que recolecta basura en el camión compactador, servicio que ofrece la municipalidad de su localidad.
Mientras muchas mujeres desean otro tipo de
trabajo, Lucía Noemí Tamagnini siempre quiso ser recolectora y ahora llegó su oportunidad. En un
mundo de hombres, ellos confiaron en su capacidad y de inmediato demostró que
ser mujer no es un impedimento para la labor.
- ¿Cuándo comenzaste a trabajar como recolectora?
Y hace 2 meses ya, salí un sábado (corrió cómo horas extras) y nada, me probaron y el chofer quedó muy conforme de cómo trabajé, ese mismo día me dieron el ok y a partir de aquel lunes mis tareas laborales cambiaron al 100 % en la Municipalidad, anteriormente estaba en el sector del barrido, pero mucho ya no realizaba esa tarea, estuve como 3 meses cubriendo distintos puestos en lugares públicos, dónde me necesitaran, allá iba... realmente no lo podía creer cuando se me dio esta oportunidad.
- ¿Por qué comenzaste con este trabajo?
Venía cubriendo los puestos de algunas chicas en la municipalidad de mi ciudad que por distintas razones no podían trabajar. Un viernes casi al mediodía fue cuando paso todo porque yo ya había cumplido con mis tareas, era mi último día laboral y decidí presentarme en la Municipalidad, en la oficina de mi jefe, el señor Daniel Frontera, para informarle que la siguiente semana, las chicas que cubría, ya volvían a trabajar normal, pero yo tenía otros planes. Me había enterado que no tenía gente para el compactador y que le hacía falta uno, entonces yo le dije que estaba disponible.
- Una sorpresa para el jefe...
No sabía ni con qué me iba a topar pero ni lo dudé y le pregunté si podía salir con los chicos. Me dijo que si me animaba, yo le dije que sí. El jefe aceptó la propuesta y me respondió que me iban a probar. Yo quedé sin saber que responder, pero él lo confirmó: "Ahí te doy los guantes, te espero el lunes".
- Increíble...
Ahí estaba yo feliz de la vida sin creer lo que me estaba pasando. Me entregaron los guantes y luego me llamaron para que saliera el sábado, porque los lunes son pesados y querían que conociera un poco cómo era el trabajo.
- Imposible de contener la emoción...
No sé, le conté a todo el mundo, y al otro día ya eran las 4:30 y yo ya estaba en el patio de la Municipalidad esperando. Fui media hora antes de la salida.
- ¿Cómo fue ese momento?
No lloré de milagro (risas). Estaba muy emocionada, la verdad que no lo creía pero ahí estaba yo, colgada del camión, con la mirada fija en cada canasto, en cada bolsa de basura y mirando hacia lo lejos y que no se me pasara nada.
- No es un trabajo que una mujer elegiría normalmente o que suelan permitir que lo hagan...
Realmente quería estar ahí. Hasta el día de hoy estoy más que agradecida con mi jefe y con el encargado. El conductor que dio las mejores referencias de mí superiores. Fue todo muy rápido y estoy muy feliz.
- ¿Tenías dudas de hacerlo?
No, para nada. Yo siempre miraba esos camiones compactadores y me intrigaba cómo era su trabajo.
- ¿La jornada no es fácil, no?
Entramos muy temprano, pero te despabilas rápido porque no hay otra opción. Tenemos una zona pesada, que si no salís 2 días, se te tapa el barrio de basura. La cuestión es que hay que estar siempre activa, lista para cualquier cosa, y correr sobre todo. Si las bolsitas están colgadas de un lugar alto tenés que saltar, pero eso se compensa con los contenedores que facilitan mucho el trabajo. Ahí es acercarlo, enganchar y manejar la prensa para el resto, es decir, levanta y tira.
- ¿Cómo te llevas con tus compañeros varones? ¿Fue difícil adaptarte a ellos?
No, para nada. En nuestro camión somos tres y el conductor. Me ayudaron mucho al principio y me cuidan más de lo que quisiera. Viven repitiéndome: "Cuidado con esto, fíjate, mira ahí, no pongas la mano ahí que te vas a agarrar los dedos". Es un laburo complicado en el sentido de que estas en constante movimiento, entre saltar del camión, volver a subir, que no te salgan los perros a morder y debes tener todo tipo de cuidado. Mientras vas desarrollando las tareas ni cuenta te das pero siempre hay riesgos; si pisas mal, si no te agarraste bien antes de subir, la verdad es todo un tema, pero cuando le agarras la mano ya está.
- Rompiste con un prejuicio grande. ¿Qué reflexión haces de ejercer un trabajo que solo era realizado por hombres?
Yo sólo quería trabajar donde estoy y me pagan bien. No lo tomé cómo un desafío en realidad, sólo se dio así, y hago lo mejor posible. Creo que lo hago más por no fallar en esta tarea que dice ser para "varones" pero considero que quien se lo propone, lo logra. Es lo mejor que me pasó, y que sea la primera, es un pequeño detalle.