Vuelos regulares a Malvinas
Que haya más interconexión aérea con las islas no va en desmedro de los derechos soberanos que la Argentina reclama con sobrados fundamentos, con argumentos validados en todos los foros internacionales y que figuran en las resoluciones de la ONU.
Los gobiernos de la República Argentina y el Reino Unido
alcanzaron un entendimiento a fin de que la empresa Latam opere un servicio
aéreo adicional a las Islas Malvinas -partiendo de Brasil- con dos escalas
mensuales en Argentina continental. La frecuencia acordada consiste en la
realización de un vuelo semanal entre San Pablo e Islas Malvinas, con dos
escalas mensuales en Córdoba, una en cada dirección, donde podrá embarcar y
desembarcar pasajeros, carga y correo.
La noticia se enmarca en aquel acuerdo firmado en 1999 por el cual se dejaba bajo un paraguas el diferendo de la soberanía para que se pudiese avanzar en otras temáticas vinculadas con la relación entre las islas irredentas y el continente. Asimismo, es producto de la carta de intención acordada en febrero de este año.
En esta pendular política exterior argentina respecto a la cuestión Malvinas, en especial luego del conflicto bélico de 1982, el anuncio se convierte en un nuevo paso para establecer acuerdos que permitan una mejora en las vinculaciones argentinas con los habitantes del archipiélago, aunque lejos está de ser un avance sustancial para que comience a definirse de una buena vez el conflicto de fondo.
"Este vuelo regular adicional forma parte del proceso gradual de construcción de confianza, tendiente a intensificar los vínculos entre Argentina continental y las Islas", señalaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Que sea Córdoba el origen y destino es también un elemento para destacar. Porque deja de pensarse la Argentina solo desde Buenos Aires y quizás también en las islas se observe con mejor ánimo que la escala se encuentre en el interior del país y no en la Capital. De todos modos, no se trata más que de especulaciones. El futuro cercano y mediato dará pistas para saber a ciencia cierta si estos vuelos pueden tener algún efecto positivo en la relación con las islas Malvinas.
Por otra parte, es positivo que el acuerdo se haya firmado con el gobierno de Londres, sin participación de los kelpers. Porque inmiscuir a los isleños en las discusiones -vieja pretensión británica- sería una claudicación en el reclamo antiguo y justo de soberanía. Tal como se ha señalado en reiteradas ocasiones, los habitantes de las islas no tienen derechos a la hora de negociar la soberanía, lisa y llanamente porque no son población autóctona y porque todas las resoluciones de las Naciones Unidas así lo certifican.
De la misma manera, que haya más interconexión aérea con las islas no va en desmedro de los derechos soberanos que la Argentina reclama con sobrados fundamentos, con argumentos validados en todos los foros internacionales y que figuran en las resoluciones de la ONU. Lo que vendrá en esta materia permitirá comprobar si más vuelos regulares desde el continente a las islas es una manera de acercar posiciones y, finalmente, de encontrar el camino para que las Malvinas dejen de ser un enclave colonial, rémora indigna de tiempos que ya fenecieron.