Transporte: el desafío de la sustentabilidad
La situación es insostenible y los protocolos que se analizan para volver a la actividad no garantizan la rentabilidad del sistema si no se cuenta con aportes estatales que minimicen el impacto de la reducción de pasajeros.
En estas páginas se retrató recientemente la realidad del transporte interurbano en nuestra ciudad y la región. La fotografía de la desolación que muestra la Estación Terminal de Ómnibus graficó el momento lamentable que están viviendo las empresas y los trabajadores de este sector. Y que también padecen los usuarios del servicio que no pueden utilizarlo, aun cuando las restricciones ya se han flexibilizado en gran parte.
Mientras se aguarda que la provincia decida autorizar la actividad, las empresas con cero ingreso hacen malabares para mantenerse en pie. Reciben el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) del gobierno nacional, pero estos fondos solo cubren la mitad del salario de los empleados que llevan largos meses sin poder cumplir con su trabajo.
Al mismo tiempo, en varios otros distritos la situación es similar. Tanto en el transporte interurbano como en el urbano. Los protocolos sanitarios que la Nación ha determinado para los viajes interprovinciales no han permitido que el transporte público de pasajeros se normalizase, al menos en lo que refiere a la larga distancia. Y la parálisis de los servicios de corta y media distancia se mantiene inalterable, con las enormes dificultades ya apuntadas.
El transporte urbano, salvo la subsidiada red de colectivos de Buenos Aires y el Conurbano, tampoco lleva las de ganar. En Rosario, por ejemplo, la propia municipalidad ha admitido que el servicio es insostenible. Los números no cierran. En lo que va de la pandemia se perdieron 1.900 millones de pesos y de 450 mil pasajeros que se trasladaban diariamente se pasó a 100 mil. El municipio prepara una serie de medidas para mejorar la situación. Entre otras, cambiar recorridos e incrementar la frecuencia. Algo similar ocurre en Córdoba y en otras capitales. Reclamos, conflictos, relatos desgarradores de personas que deben procurar otra fuente de ingreso familiar, unidades deterioradas por el largo parate y varias otras facetas negativas dan cuenta delas circunstancias que vive el sector.
Miles de trabajadores ven peligrar ciertamente su fuente de trabajo. Varias empresas han cerrado y otras están a punto de hacerlo. La situación es insostenible y los protocolos que se analizan para volver a la actividad no garantizan la rentabilidad del sistema si no se cuenta con aportes estatales que minimicen el impacto de la reducción de pasajeros que implicará la necesidad de establecer en cada unidad el distanciamiento social para evitar contagios.
La elocuencia de una fotografía explica con nitidez el panorama actual. El transporte de pasajeros atraviesa un momento crucial. El desafío de hacerlo sustentable es tan grande como las penurias que empresas y trabajadores experimentan desde que la actividad quedó suspendida hace ya largos meses.