Se está incendiando el futuro
Desde inicios de 2019, se han detectado más de 74.000 incendios en toda la Amazonia brasileña. Es preciso evitar que sea consumida aún más por el fuego. Y aquí no ingresan las consideraciones políticas o ideológicas porque se está quemando el futuro.
Un centro de investigación espacial de Brasil alertó sobre
los incendios que queman la selva amazónica. Estos siniestros se han propagado
más de la cuenta y el daño que generan se ha acelerado de manera peligrosa. En
efecto, el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil dijo que
había detectado 74.155 incendios en toda la Amazonía brasileña desde inicios de
este año, un incremento del 84 por ciento respecto al mismo periodo en 2018.
Los incendios, casi todos iniciados por granjeros que intentan limpiar sus tierras, ahora afectan zonas deshabitadas de la selva tropical y se imponen en los estados del noroeste del país, entre ellos Acre y Rondônia. Se han quemado 1,8 millones de hectáreas. El fuego ha sido tan espeso y extendido que el humo ha flotado a cientos de kilómetros hasta llegar a la costa Atlántica y a San Paulo, la ciudad más poblada de Brasil, según la Organización Meteorológica Mundial.
Es verdad que el tiempo seco está haciendo estragos en la selva. Se contemplan para los próximos años y décadas aumentos de temperatura en la región que la convertirán en un lugar propicio para la aparición del fuego. Mucho más si actúan grupos con intereses de cualquier tipo que no dudan a la hora de defenderlos, aun a costa de los riesgos que ello implica para las nuevas generaciones.
Pero además, estos siniestros se dan en momentos en que el presidente de Brasil asume posturas contrarias a los cambios globales producidos por el efecto invernadero. Fiel a la postura que están asumiendo muchos líderes mundiales al respecto, su personalismo y egocentrismo lo llevó a declarar públicamente que los siniestros serían generados por organizaciones de la sociedad después de que el gobierno les recortara su financiamiento. "Podría ser -no estoy diciendo que lo sea- una acción criminal por parte de estas personas de las oenegés para llamar la atención en contra mía, contra el gobierno brasileño", dijo. "Esta es la guerra que enfrentamos", aseguró Bolsonaro.
Más allá de estas actitudes habituales en los nuevos dirigentes políticos de varios países, lo cierto es que por efecto de los fuegos en el Amazonas se están liberando CO2 en cantidades exorbitantes, lo que agrava el panorama ecológico de todo el planeta. Por ello, tal como se ha sostenido recientemente en esta columna cuando se aludió a la tala indiscriminada permitida en varias regiones del principal pulmón verde de la Tierra, la protección de esta región debe ser prioridad no solo para el gobierno de Brasil, sino también para la humanidad en su conjunto.
Por ello, una decidida acción internacional liderada por Brasil debe ser puesta en marcha de inmediato. Es preciso evitar que la Amazonia sea consumida aún más por el fuego. Y aquí no ingresan las consideraciones políticas o ideológicas porque se está quemando el futuro.