Se confunde la gramática con el machismo
Si en el futuro se generaliza este intento ideológico de cambiar el modo de hablar y escribir, seguramente deberá analizarse su inclusión. Pero será el habla de los pueblos y no de una minoría poco representativa la que forjará los cambios.
La Real Academia Española presentó hace
pocos días el primer libro de estilo de la lengua española, en el que reafirma
su postura en contra del lenguaje inclusivo. "El masculino, por ser el no
marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos. No hay razón para
pensar que el género masculino excluya a las mujeres en tales
situaciones", sostiene en su primer capítulo. De esta manera, quienes
integran la institución consideran innecesaria la inclusión del doble género,
es decir, "todos y todas", así como el uso de "x", "@" o "e" en lugar del
masculino, para escribir "todxs", "tod@s" o "todes".
Esta aclaración por parte de la entidad que rige el uso del idioma castellano en el mundo entero es lo suficientemente contundente como para desbaratar los intentos de forjar contra natura la utilización de vocablos que no tienen relación con las normas y que, más allá de que puedan tener como objetivo visibilizar preocupantes y difíciles cuestiones referidas a la disparidad de género, solo contribuyen a la confusión general.
Cuando algunos militantes, especialmente de agrupaciones de izquierda, comenzaron a utilizar la "e" como fonema para establecer la referencia tanto a lo masculino como lo femenino en el debate por el aborto, determinados sectores pensaron que podrían arrimar agua para su molino hablando de la misma forma. Así se forjó un discurso casi ridículo que incluso fue replicado en algunos establecimientos educativos.
La rebeldía juvenil y la utilización de jergas propias ha sido una constante en la historia del hombre. Han sido incorporados al acervo de nuestro idioma numerosos vocablos usados por los jóvenes para nombrar aspectos de la realidad con su propia visión. La lengua se modifica de este modo. El hablar de algunas comunidades aporta nuevos significados que son, por la masividad de su utilización, luego incorporados al diccionario siempre que se cumplan determinadas reglas, previstas con antelación.
Como muestra, cabe señalar que en el mismo libro de estilo del español actual muchas recomendaciones están orientadas al uso correcto del idioma en los nuevos contextos digitales de comunicación. En este sentido, la Real Academia considera que la palabra 'wasap' es más aceptable que 'guasap' o 'whatsapp'. También considera válidas las abreviaciones como 'tqm' (te quiero mucho) y aconseja usar el asterisco para corregir una palabra mal escrita (¿Qué hacemos hot? *hoy). Asimismo, sugiere no superar los tres signos de exclamación para dar mayor expresividad a las frases, y que los mismos se ubiquen al principio y al final: ¡¡¡Dale!!! En la parte final del volumen hay un glosario con recomendaciones en la que, por ejemplo, sugiere usar "yutubero", en lugar de "youtuber".
Esto significa que si en el futuro se generaliza este intento ideológico de cambiar el modo de hablar y escribir, seguramente deberá analizarse su inclusión. Pero será el habla de los pueblos y no de una minoría poco representativa la que forjará los cambios. Porque en reiteradas oportunidades alcanza niveles de ridiculez esa mirada ideológica insensata, que mezcla todos los aspectos de la vida humana solo con el fin de tener visibilidad social y pretender ser opción de poder. Confundir la gramática con el machismo en poco contribuye para ayudar a que se concreten las aspiraciones del colectivo femenino, un derecho que para hacerse vigente no necesita de palabras sino de acciones.