Santuarios urbanos bien cuidados
Están allí, al paso, donde fueron construidos por los vecinos, como marcas de memoria permanente.
Por Stefanía Musso
En muchos rincones del espacio público sanfrancisqueño recobran visibilidad construcciones que evidencian a aquellos sitios signados por acontecimientos puntuales, emplazados allí por los propios vecinos con el propósito de constituirse en marcas de memoria permanente.
Pasan los años y siguen intactos gracias a cuidadores voluntarios que a toda hora están disponibles para su resguardo.
LA VOZ DE SAN JUSTO recorrió algunos de estos lugares al aire libre que se crearon a modo de homenaje y habló con sus impulsores.
La memoria de "Garza" Cassineri
vive
en la Plaza Cívica
Es inevitable atravesar la Plaza Cívica sin toparse con un improvisado altar que recuerda al basquetbolista de El Tala Martín "Garza" Cassineri.
En un árbol dos fotos refieren al joven que perdiera la vida el 21 de diciembre de 2003 cuando caminaba por el lugar y fue impactado por un automóvil que perdió el control.
A casi 15 años de su partida, las mamás del club, Susana Giordano, Alicia Martino y otras mujeres, mantienen viva su memoria y colaboran con los padres de la víctima, Olinda y Héctor, que aún viven en Santa Clara de Saguier.
"Esta plantita no nos abandona -cuenta Susana-. Los que pasamos por acá, la regamos, la cuidamos y la observamos para resguardarla como el primer día". "Cuidarla significa tener la memoria de Martín siempre presente. Las mamás que lo cuidaban cuando vivía en la pensión de jugadores, cuidan de este árbol ahora y sé que Martín está bien donde está", agrega Olinda Casineri.
El joven murió tras ser embestido por un auto en el mismo lugar donde hoy se lo recuerda
"Somos una gran familia, esta tragedia fue terrible. Durante 15 años nos acompañan y no nos abandonan ni un instante", expresa la mamá de "Garza".
"La gente es cuidadosa y respetuosa. Algunas veces, cuando venimos los 21 por el aniversario de la muerte de muerte de mi hijo y colocamos flores naturales, las quitan, pero nunca rompieron nada. Es más, hemos encontrado rosario, fotos; la gente suele persignarse, rezarle una oración y si estamos nosotros, también se acercan a acompañarnos".
"Creo que este tipo de espacios deberían repetirse para todos aquellos que fallecieron para no olvidarlos", concluye Olinda.
La que desata los nudos en barrio Jardín
Desde el año 2001, en plena crisis económica, se encuentra en la plaza de barrio Jardín de nuestra ciudad un santuario con la imagen de la Virgen Desatanudos la cual es visitada asiduamente por vecinos del lugar.
Allí, los días 6, 7 y 8 de cada mes su cuidadora Teresita Beltramino (madre de Marisa, quien donó la figura de la Virgen) la arregla para la cita con sus fieles para el rezo del Rosario y no la pierde de vista.
Limpieza del vidrio protector; cambio del agua de las flores y arreglo de la imagen son parte del trabajo ad honorem de Teresita.
Un homenaje a la Virgen Desatanudos, en
el corazón de barrio Jardín
Según contó Nélida Ribba, una vecina del barrio, "tengo recuerdo de que una vez escribieron malas palabras en el vidrio del santuario, pero no hubo mayores inconvenientes. A veces se puede romper alguna flor, pero es por los chicos que juegan en la plaza".
Ribba dijo que"mucha gente visita a la virgen. Algunos se acercan a rezar y otras veces nos encontramos con ofrendas como frascos con flores o rosarios. Entre todos los vecinos cuidamos a la Virgen y por suerte, no la arruinan como en otros barrios".
El Gauchito Gil, venerado en La Milka
Rubén "Tula" Galarza es uno de los creadores y cuidador de la ermita del "santo" pagano Gauchito Gil ubicada en bulevar 9 de Septiembre al 800, frente a las vías del ferrocarril, en barrio La Milka.
Allí, una imagen del popular gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez -figura objeto de devoción popular en la Argentina- fue colocada el 31 de agosto de 2015.
"Tula" Galarza se encarga de mantener la
ermita en honor al Gauchito Gil en La Milka
Acumula algunas ofrendas recientes como cigarrillos y botellas de vino. "Vengo todos los domingos a la mañana cuando aquí está más tranquilo. Limpio la figura religiosa, ordeno; lo mantengo lo mejor posible", cuenta Rubén. Pero él no está solo en este compromiso. "Los chicos vienen a veces a tomar algo por acá o se juntan y lo miran. Si ven algo en mal estado, también ayudan", destaca.
"Tuve la idea de construirlo un domingo y le pedí ayuda a algunos chicos albañiles, a algunos vecinos del lugar y nos pusimos en marcha", recuerda.
Rubén afirma que son escasos los hechos de vandalismo. "La gente lo respeta y mucho. Se detienen a rezar, lo saludan y le tocan bocina".