Repudio y reclamo frente a la violencia
El cuadro de situación no ha cambiado. Es más, parece haberse agravado. Casi nada se ha logrado en materia de seguridad. Así, aprovechándose de la inacción y de las restricciones que impone la frontera provincial en nuestra "triple frontera", las bandas criminales, la droga y el delito son protagonistas principales de una realidad que duele y agravia.
Merecen ser repudiados e investigados hasta la últimas consecuencias los hechos ocurridos recientemente en barrio Acapulco de Josefina que determinaron heridas graves para dos policías que procuraron desarticular reuniones al aire libre que estaban vedadas por las restricciones sanitarias.
Como se ha informado en todos los medios de la ciudad y la región, los policías fueron salvajemente agredidos mientras intentaban desalojar a las personas que asistían a un partido de bochas y disuadir picadas de motocicletas que se llevaban a cabo en el sector. La reacción de quienes estaban en el lugar fue mucho más allá de una mera resistencia u objeción a la medida policial. Y derivó en un enfrentamiento que terminó con los uniformados gravemente heridos, en lo que constituye un hecho más de los numerosos sucesos violentos que vienen ocurriendo desde hace bastante tiempo en ese sector. Tiroteos, robos, homicidios y acción del narcotráfico son habituales y se transforman en una preocupación permanente para la gran mayoría de los de habitantes del barrio que padecen el accionar de estas bandas de delincuentes.
La condena a los ataques contra los policías que efectuaron la intendenta de Frontera y la jefa comunal de Josefina encierran un mismo reclamo. Se ha llegado a extremos de violencia alarmantes que requieren de prontas y efectivas acciones judiciales y de las fuerzas de seguridad de la vecina provincia. Victoria Civalero repudió el ataque en un comunicado en el que pide refuerzos policiales ante las heridas sufridas por agentes que prestan servicios en Frontera. La reflexión de Jorgelina Sicardi culminó con el pedido de investigación para conocer realmente lo ocurrido.
En ambos casos, las autoridades municipales han reclamado el envío de fuerzas de seguridad a esta zona. Una exigencia que viene desde hace tiempo y que no siempre la provincia de Santa Fe atiende con presteza. Y eso que la violencia viene desde hace años azotando estas comunidades sin que se encuentren antídotos efectivos. Vale recordar aquí las numerosas columnas editoriales de este diario en el que se acompaña el reclamo de los vecinos y de las autoridades de Frontera y Josefina sobre una situación que también se ve favorecida por la particular situación administrativa que supone la existencia de la frontera interprovincial.
Por ejemplo, en este espacio se publicó en febrero de 2018 lo siguiente: "Es hora de que se aborde definitivamente un plan de acción conjunto para luchar contra el delito y el narcotráfico en esta zona. En agosto se cumplirán 20 años del lanzamiento de la Región Centro, a pocos metros de los sectores donde la violencia campea, los entonces gobernadores de Córdoba y Santa Fe se comprometieron a unificar criterios y a trabajar mancomunadamente en procurar de atender las demandas de la población. Pasaron dos décadas y las palabras siguen superando a los hechos. Lo peor es que casi nada se ha logrado en materia de seguridad. Así, aprovechándose de la inacción y de las restricciones que impone la frontera provincial en nuestra "triple frontera", las bandas criminales, la droga y el delito son protagonistas principales de una realidad que duele y agravia".
El cuadro de situación no ha cambiado. Es más, parece haberse agravado. Por eso, no basta con enviar refuerzos cuando las policías locales se ven sobrepasadas. Es tiempo de buscar alternativas de solución que devuelvan la tranquilidad a la mayoría de los vecinos y recobren el orden público.