Racismo, protestas y surrealismo
La realidad por momentos surrealista que vive la humanidad ante la irrupción del coronavirus encuentra algunos picos que rozan lo increíble. Para más, el mundo entero observa, casi anestesiado, estas situaciones frente a las pantallas que hoy dominan la vida de los hombres.
La realidad por momentos surrealista que vive la humanidad ante la irrupción del Covid 19 encuentra algunos picos que rozan lo increíble y que se transforman en advertencias acerca de riesgosas apuestas y de conflictos que pueden escalar de manera vertiginosa. Para más, el mundo entero observa, casi anestesiado, estas situaciones frente a las pantallas que hoy dominan la vida de los hombres.
Los sucesos de Kenosha, estado de Wisconsin, en los Estados Unidos reflotaron las protestas raciales en ese país y en otros sitios del mundo. Pero lo ocurrido supera la imaginación del más reputado de los novelistas. Un residente de raza negra de esa ciudad fue gravemente herido por un policía blanco, frente a sus hijos. La filmación hecha por un testigo con su teléfono celular dio vuelta al mundo y reabrió las movilizaciones de condena al racismo.
Esa misma noche, el surrealismo se hizo presente. La policía, luego de tolerar un ataque tan violento como irracional y no actuar en consecuencia, no tuvo otro remedio que detener a un joven de 17 años, supremacista blanco, quien protagonizó una suerte de "redada", arma automática en mano, contra los manifestante que protestaban por la violencia racial. Las imágenes mostraron al adolescente tropezar y luego disparar en varias oportunidades. Después pasó frente a los móviles policiales sin ocultar el arma y los uniformados ni se molestaron en detenerlo. A pocos metros, dos personas morían como consecuencia del ataque y otras varias resultaron seriamente heridas.
Mientras tanto, en otras pantallas, políticos sonrientes buscaban el voto de los ciudadanos en la convención del Partido Republicano. Los voceros del presidente de los Estados Unidos, a sabiendas de lo que piensan sus adherentes, reclamaron el fin de la violencia. Pero como se afirma en muchas publicaciones norteamericanas, por "violencia" se entienden "disturbios, saqueos" y "demoliciones de estatuas". Ni una palabra se escuchó en determinados círculos sobre los ataques de policías blancos contra personas de raza negra y mucho menos sobre el accionar de grupos racistas que hoy están encarnados en este joven asesino de tan solo 17 años.
Si bien no es un atributo exclusivo de la dirigencia política norteamericana, es llamativa la disociación entre las actitudes de ciertos personajes liderados por el presidente Trump frente a la grave situación originada por la violencia racial y las protestas que genera. Una contradicción que permite la ocurrencia de imágenes sorprendentes y horrorosas al mismo tiempo.