Qué es el suelo pélvico y por qué es importante mantenerlo fortalecido
Los músculos del suelo pélvico se debilitan especialmente en las mujeres durante el embarazo, parto y menopausia. Con simples ejercicios, supervisados por un kinesiólogo especializado, se pueden fortalecer los músculos y evitar trastornos como incontinencia urinaria, disfunciones sexuales, prolapso, entre otros.
Tener pérdidas de orina cuando se realiza un pequeño esfuerzo o aparece la risa, dificultades en las relaciones sexuales, prolapso, dolor lumbar, son algunas de las consecuencias que sufren muchas mujeres por el debilitamiento del suelo pélvico.
Se trata de la musculatura que sostiene en una posición adecuada a los órganos pélvicos -vejiga y uretra; útero y vagina en la mujer, pene y escroto en el varón; y recto-. Cuando esos músculos se debilitan se originan disfunciones físicas y también problemas psicológicos ya que se produce pérdida de autoestima y falta de confianza. Para mantener fortalecidos estos músculos es importante ejercitarlos con regularidad para que estén firmes y den un buen sostén.
La licenciada en Kinesiología y Fisioterapia, Noelia Giordano (MP-6091) que realiza rehabilitación de suelo pélvico en nuestra ciudad, brindó a LA VOZ DE SAN JUSTO detalles sobre simples ejercicios que ayudan a mantener fuerte la zona: los de Kegel y la gimnasia abdominal hipopresiva. Aunque ambos se pueden hacer en casa es importante contar con la supervisión de un profesional.
"Lo ideal es que las personas concurran a hacer una valoración de su suelo pélvico con un profesional especializado para poder determinar qué ejercicios o tratamiento necesita", advirtió la profesional que integra el Colegio de Kinesiólogos y Fisioterapeutas, Regional II, San Francisco.
Ejercicios simples
Los ejercicios de Kegel son simples y consisten "en activar la musculatura del suelo pélvico como si tuviésemos la intención de contener la orina. Lo ideal es poder aplicar estos ejercicios en momentos de esfuerzo, por ejemplo, contraer el suelo pélvico mientras levantamos peso", dijo Giordano. Por otro lado afirmó que los ejercicios hipopresivos son ejercicios posturales y respiratorios que causan una disminución de la presión interna, a nivel torácico, abdominal y pélvico, "esto provoca una activación refleja de las fibras tónicas de la musculatura abdominal y perineal".
Los abdominales hipopresivos son otra opción para fortalecer los músculos del suelo pélvico
Trabajar todos los músculos
Para tener un suelo pélvico firme es importante trabajar todos los músculos del core (transverso, oblicuos, lumbares, periné) no solamente los perineales. La kinesióloga dijo que principalmente se trata de "activar la contracción del músculo transverso del abdomen, que actúa como una faja y es el que distribuye las presiones cuando hacemos un ejercicio hiperpresivo, cuando tosemos o estornudamos".
Afirmó que la mejor manera de activarlo es:
Acostándonos boca arriba con rodillas flexionadas, se realiza una respiración preferentemente costal y mientras soltamos el aire vamos a llevar el ombligo hacia adentro y arriba, como si quisiéramos esconder la panza, si colocamos la mano en el abdomen vamos a notar que dicho músculo se contrae.
El tener un transverso que actúe de manera correcta nos va a facilitar la ejecución de los ejercicios de Kegel para fortalecer la musculatura perineal propiamente dicha.
Otros tratamientos
La kinesióloga agregó que para la rehabilitación pelviperineal, también se utiliza aparatología como la electroestimulación o neuromodulación y el biofeedback. "Biofeedback significa retroalimentación, se utiliza para obtener información visual o auditiva sobre la intensidad y duración de la contracción de los músculos del suelo pélvico (fuerza y resistencia). Por lo que sirve para valorar la musculatura de la zona y trabajar con la misma", detalló Giordano.
Añadió que las modalidades más frecuentes en el tratamiento de las disfunciones del suelo pélvico son, "biofeedback manométrico y biofeedback electromiográfico. Este tratamiento se realiza exclusivamente en el consultorio del profesional especializado".
Embarazo, parto y menopausia períodos que pueden debilitarlo
El embarazo, el parto y la menopausia son situaciones en la vida de la mujer que la pueden llevar a sufrir de una debilidad de la musculatura de su suelo pélvico. Giordano afirmó que el embarazo supone un gran aumento de presión sobre el suelo pélvico y un gran estiramiento en la pared abdominal, sumado a los cambios hormonales y posturales que lo acompaña. "Esto es porque el suelo pélvico trabaja en equipo con otros elementos como son el abdomen, la columna lumbar y el diafragma". "El parto podríamos decir que es el momento más crítico para el suelo pélvico -advirtió-. La fase expulsiva es en la que más se distiende esta musculatura, por ello es muy importante el haber realizado los masajes perineales y tener buen control muscular (abdominal y perineal) para ayudar a que el expulsivo sea lento y controlado y así se reduzca el riesgo de tener un desgarro perineal y un parto instrumentado. La postura del parto también influye y mucho en el estado del periné".
La kinesióloga afirmó que la postura ginecológica llamada de litotomía "hace que los huesos que forman la pelvis tengan menos libertad de movimiento y que el estrecho inferior este más limitado en la apertura". Por otro lado explicó que durante la menopausia, que se puede dar entre los 45 y 55 años, "se producen una serie de alteraciones hormonales que dan lugar a distintos síntomas que pueden provocar debilidad en la musculatura del suelo pélvico, sumada a la pérdida de masa muscular, la alteración del tejido colágeno de sostén, la pérdida de elasticidad en los ligamentos, entre otros".
Factores de riesgo
Los principales factores que predisponen a un debilitamiento de la musculatura del suelo pélvico pueden ser:
• Poca ejercitación de estos músculos.
• Daño de estos músculos durante el embarazo y el parto.
• Cambio hormonal asociado a la menopausia.
• Disminución del tono debido a la edad.
• Daño a los músculos por esfuerzo sostenido, por ejemplo ante estreñimiento, tos crónica u obesidad.
• Ejercicios y deportes de alto impacto (running, crossfit, vóley, etc).