Psicomotricidad en la parálisis cerebral: el juego para estimular el desarrollo
La parálisis cerebral es un grupo de trastornos que afecta la capacidad de una persona para moverse, mantener el equilibrio y la postura. Los trastornos aparecen durante los primeros años de vida y los niños que los padecen se ven afectados enormemente sus áreas de motricidad, cognición y sociabilidad.
La estimulación psicomotriz es necesaria para que el niño con parálisis cerebral pueda desarrollar al máximo sus habilidades motoras y mejorar su condición. Se utiliza el juego como herramienta para trabajar el desarrollo global.
Dicha estimulación se realiza a través de la psicomotricidad, una disciplina que estudia al sujeto desde una mirada integral, desde una interacción que se establece con la capacidad para relacionarse y expresarse con el mundo que lo rodea.
Este término se divide en dos partes: Motriz y Psiquismo. La palabra "motriz" refiere al movimiento, mientras que "psico" determina la actividad psíquica en dos fases: la socio-afectivo y la cognitiva.
La intervención del psicomotricista va dirigida tanto a personas sanas como a quienes padecen algún tipo de trastorno o patología. En ese sentido el psicomotricista también interviene en la estimulacion cognitiva de adultos y adultos mayores, también de manera lúdica, o sea a través del juego.
La psicomotricista Carolina Oyen (MP-13292) que atiende en el Instituto "Ambar", Centro de Medicina Física, Estética y Rehabilitación de nuestra ciudad, se refirió a los beneficios de un comienzo temprano de la terapia para un mejor desarrollo del niño.
"Si bien es cierto que la parálisis cerebral varía mucho de leve a profunda, desde el momento que el niño diagnosticado es imprescindible que comience una terapia para ayudarlo a desarrollar sus habilidades, estimular y reforzar las áreas dañadas para que pueda progresar", aeguró Oyen.
Explicó que la parálisis cerebral "ocurre cuando las áreas del cerebro que controlan el movimiento y la postura no se desarrollan correctamente o se lesionan. Los signos prematuros de parálisis cerebral suelen aparecer antes de los 3 años de edad. Frecuentemente, los bebés con este tipo de patología son más lentos para sentarse, gatear, sonreír o caminar".
La psicomotricista añadió: "No existe una cura para este trastorno, pero el tratamiento puede mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. El mismo incluye medicinas, aparatos y diferentes tipos de terapias como lo son: la fonoaudiología, kinesiología, psicomotricidad, terapia física y ocupacional, entre otras".
Asimismo Oyen aclaró que los niños "con parálisis cerebral leve, pueden llevar una vida totalmente normal sin mayores tratamientos, pero en el caso de los severos y profundos la ayuda profesional es necesaria, un equipo interdisciplinario puede lograr mejoras en las diferentes áreas del desarrollo que se encuentren afectadas".
El psicomotricista además interviene en la estimulación cognitiva de adultos y adultos mayores, también de manera lúdica
El juego como herramienta
Remarcó que la función del psicomotricista "es fundamental para trabajar en el desarrollo global del niño: motor, cognitivo y afectivo-social utilizando como herramienta 'el juego'".
"Se trabajará favoreciendo el deseo del sujeto fomentando el movimiento libre y espontáneo respetando el tiempo de aprendizaje de cada uno -detalló la profesional-, se promueven habilidades de la vida diaria, como 'comer, vestirse', es decir, acciones que fomenten su independencia y autonomía, se realizaran actividades para mejorar alteraciones visuales mediante juegos que promuevan el contacto ocular, el seguimiento y fijación de la mirada hacia los objetos".
Agregó que durante la terapia "se tratara de que el niño sea partícipe de un ambiente recreativo, estimular el juego y actividades para que pueda divertirse y desarrollar algún grado de interacción social".
Oyen destacó: "Es importante que la intervención sea de una manera divertida y entretenida, puesto que se pueden realizar diferentes ejercicios mediante juegos con diversos materiales de diferentes tamaños, colores, formas y texturas que motivan aún más al niño, como la utilización de aros, pelotas, cuerdas, telas, pañuelos, bancos, colchonetas, bloques, cubos, etc.".
"Este tipo de intervención requiere la participación de la familia y el entorno en que el niño se desenvuelve, puesto que es necesario el apoyo incondicional y la estimulación de los padres y familiares para que el niño se sienta apoyado", remarcó la psicomotricista.
Finalmente concluyó: "Se considera necesario tener en cuenta que siempre que se trabaje con niños se debe ir poco a poco con paciencia y no obligarlos o forzarlos a realizar a alguna actividad, se debe estimular con cosas llamativas que le gusten y tener una actitud que ayude a generar un ambiente grato de trabajo para que el niño se sienta cómodo y pueda desarrollar al máximo todo su potencial".
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