¿Por qué nos cuesta tanto la responsabilidad social?
Para controlar el avance del coronavirus es nuestra responsabilidad social cumplir con todas las medidas de bioseguridad dispuestas por las autoridades sanitarias y el gobierno. Sin embargo, en San Francisco, como en otras ciudades del país existe "desobediencia" en los vecinos. La responsabilidad social no es algo que apareció con la pandemia y se basa en la empatía y el respeto por el otro.
Por Isabel Fernández|LVSJ
En estos días es frecuente escuchar o leer sobre la responsabilidad social ante la pandemia de coronavirus. Para controlar el avance del virus es nuestra responsabilidad social cumplir con todas las medidas de bioseguridad dispuestas por las autoridades sanitarias y el gobierno.
Esto es: el uso obligatorio del barbijo, lavado de manos, distanciamiento social que incluye no hacer reuniones, no utilizar juegos en las plazas, practicar deportes no permitidos, permanecer "cuarentena" en casos indicados, entre otras disposiciones.
Sin embargo, en San Francisco, como en otras ciudades del país existe "desobediencia" en los vecinos. A pesar de la ley provincial que sanciona los incumplimientos se vieron familias tomando mate en las plazas, niños utilizando juegos y personas practicando deportes no permitidos como el fútbol.
Pero, la "responsabilidad social" no apareció con la pandemia, sino que es una acción que debería estar presente en todos los momentos de nuestra vida.
En febrero pasado LA VOZ DE SAN JUSTO analizó en un artículo la acción de los vecinos que tiran basura en la calle. ¿Eso también es falta de responsabilidad social?, como también lo sería el no cumplimiento de otras acciones que hacen al cuidado de la salud como el uso del casco.
¿Por qué nos cuesta tanto? "Hoy, es mas importante 'tener' que 'ser'. El verbo modal es cuantitativo muy lejos del cualitativo. No se siente la presencia del otro, no hay empatía, porque no sentimos nada por nosotros mismos", advirtió el psiquiatra Fernando Tejerina (MP-25367-1) de la Clínica de Psiquiatría.
Afirmó que la responsabilidad social en la pandemia "es la acción que cada individuo asumiría como integrante de una sociedad que sufre el ataque de un virus medianamente letal, que más tarde o más temprano, afectará el estatus quo de cada uno, su estándar de vida, su salud y que repercutirá en el bienestar y en la economía de todos o sea del Estado".
No hay respeto hacia el otro
Al analizar la sociedad actual, Tejerina afirmó que está compuesta "por individuos que se piensan absolutamente libres y que tienen el poder de hacer lo que sea para sentirse realizados, entonces ocupados en producir para tener y autorrealizarse, no sienten la presencia del otro, no hay una empatía hacia el otro. No hay afecto, consideración ni respeto hacia el otro".
"Si no me amo, no me cuido ni me protejo -sentenció el psiquiatra-. En el afán de tener, se está tan ocupado en producir que no queda tiempo para cuidarme ni cuidar a otro. Minimizo mis acciones perjudiciales hacia mí y sobre todo si están naturalizadas socialmente".
En ese sentido añadió que la vida de cada uno ya no está regida por la obediencia, la ley o el cumplimiento del deber "sino por su voluntad y la libertad de ejercerla. Por lo tanto, cuando se establece una situación en donde es necesario responder como 'bloque' o 'manada', cada uno responde como mejor puede según sus limitaciones dadas por el desconocimiento de las consecuencias que implican tal o cual agresión. Esta reacción atomizada debilita al Estado volviéndolo frágil ante cualquier ataque externo o interno".
Aseguró que el bombardeo de múltiples informaciones, "algunas certeras, otras equívocas potencian el escepticismo y el individualismo. Cuando pensamos sobre algo, nos hacemos una idea sobre ese algo; dicha idea está abonada por informaciones que me llegan por diferentes medios sean escritos, orales o visuales, dándole autoridad con un criterio arbitrario a tal o cual informante. La mínima certeza que tenía sobre el conocimiento de algo se convierte en incertidumbre y descreimiento".
Empezar por casa
Cada uno, dentro de su núcleo familiar debe actuar con responsabilidad, adquiriendo hábitos saludables para enfrentar ésta y otras pandemias que vendrán en el futuro. "Hoy es prioritario, para deambular, el uso del tapabocas que cubra además la nariz y mantener la distancia social en todo momento. Debemos redoblar los hábitos higiénicos para limitar la propagación de vectores que favorecen la permanencia del virus. Ya no sólo debemos limitarnos a informarnos, sino que debemos estudiar y aprender todo lo que precisamos sobre el enemigo para así poder fundamentar el objetivo de porqué hago lo que hago y para qué debo hacerlo", recordó Tejerina. "Debemos prepararnos para vivir y sobrevivir en situaciones de pandemia o situaciones de riesgo biológico. Cuidarnos y protegernos para que otros puedan protegerse y cuidarse logrando así una familia saludable que devendrá en una sociedad saludable", dijo.
El psiquiatra recordó finalmente que cada persona "debe hacerse responsable de cuidar su salud, aunque también el Estado debe cuidar la salud de todos, arbitrando todos los medios posibles, educando lo mejor posible para enfrentar cualquier situación en la vida de cada uno y así preservar su salud. El médico es responsable de acompañar en la recuperación de su salud a toda persona enferma y acompañar a las personas sanas, dotándolos de todos los medios posibles para mantener en el tiempo dicha salud".