Pese a la pandemia, 2020 trajo más trabajo para los cortaderos de ladrillos
El coronavirus afectó la mayor parte de las actividades económicas, sin embargo las fábricas de ladrillos, de la mano de la construcción privada, no solo viven una recuperación sino que además crecen en ventas. Sin vacaciones a la vista, se dispara la demanda para construir piletas. Visitamos el cortadero de "los Salas", sobre
El freno en el sector de la construcción privada debido a la cuarentena por el coronavirus duró poco más de 15 días, una situación inevitable en la emergencia sanitaria. De ese lapso sin actividad, no tan extenso como en otros ámbitos, el sector comienza a recuperarse paulatinamente y según la actividad, la reactivación es más rápida.
En este marco, la producción de ladrillos creció en un 40 % por un aumento similar en la demanda de este tipo de productos de parte de personas que destinaron sus ahorros la construcción o ampliación de casas ante la imposibilidad, por ejemplo, de viajar.
Sorprendentemente, "2020 ha sido el año donde más se incrementó la demanda" de ladrillos, aseguró Javier Salas, integrante de una familia dedicada a la extenuante tarea de la fabricación de ladrillos.
El cortadero de "los Salas" está ubicado a pocos kilómetros al norte sobre la ruta provincial Nº 1 y se mantiene vigente a lo largo de cuatro generaciones sin que la pandemia haya podido disminuir su capacidad de producción.
"Hemos notado un gran aumento en la demanda, estamos vendiendo todo lo que producimos ya que la gente está invirtiendo mucho en sus propiedades y eso se debe quizá a que no pueden salir a ningún lado y deciden destinar sus ahorros a mejorar el lugar donde viven", reconoció Javier.
"Se nos hace muy difícil cumplir con los
plazos que nos pide la gente para la entrega de ladrillos, en algunos casos
estamos atrasados", dijo para graficar el crecimiento de la demanda.
En el cortadero de "los Salas", se fabrican unos 3 mil ladrillos por día.
Muchas piscinas
Si bien en esta época del año se incrementa la producción de ladrillos para piletas, en este 2020 los pedidos superaron con creces los que se registraban hasta el año pasado.
"Desde hace un tiempo la gente viene decidida a comprar ladrillos para la construcción de piscinas", indicó Javier.
"En 2019 entregué ladrillos para 80 piletas mientras que ahora esa cantidad va a ser mucho mayor porque los pedidos empezaron mucho antes -agregó-. Hay mucha gente que viene acá buscando ladrillos para hacerse la pileta porque piensa que no podrá irse a algún lugar turístico en este verano o bien porque tienen miedo por lo del virus".
En el cortadero de "los Salas", se fabrican unos 3 mil ladrillos por día.
Precios
En este momento, cada ladrillo tiene un costo de 7 pesos la unidad. La construcción de una pileta demanda entre 3.000 y 5.000 ladrillos lo que implica que el interesado en construir un natatorio deberá invertir entre 21.000 y 32.000 pesos en ladrillos. Mientras que para una ampliación de un ambiente se están fabricando entre 1.000 y 5.000 ladrillos, lo que implica un costo entre 7.000 y 35.000 mil pesos aunque esa cantidad se puede extender hasta las 20.000 unidades (140.000 pesos) dependiendo del tamaño de la construcción.
En el establecimiento también fabrican tejuelas para techo que en este caso tienen un costo de 8 pesos por unidad.
El Procrear, un envión
El relanzamiento del Procrear les da otro impulso. "Nunca estuvimos tan bien como cuando estaba vigente la primera etapa del Procrear", explicó Salas para luego recordar que "no dábamos abasto para la producción de ladrillos comunes y tejuelas. Cuando se dejó de lado este programa, la actividad disminuyó un 50 %".
Actualmente, el arreglo o la ampliación de la casa es el motivo principal que tienen aquellos que se acercan hasta el cortadero de ladrillos de los Salas. "La gente se decidió a invertir en ampliar una vivienda, construir una galería, una habitación, etc", comentó.
"Nunca estuvimos tan bien como cuando estaba vigente la primera etapa del Procrear".
Un oficio duro
La producción de ladrillos es una actividad artesanal que requiere de mucho esfuerzo y dedicación. La actividad comienza desde muy temprano con la elaboración de la arcilla, el llenado de los moldes y luego el horneado de cada pieza para que finalmente se pueda completar la producción de 3.000 ladrillos por día que se vende en su totalidad, completando de esta manera una producción de 15.000 ladrillos por semana.
Es un oficio que ineludiblemente se debe realizar al aire libre con todo lo que ello implica, frío incluido.
Una jornada de invierno comienza poco después de las 8 y continúan trabajando de corrido hasta las 17 mientras que en verano el trabajo arranca con el amanecer y finaliza en las primeras horas de la tarde para mitigar las altas temperaturas.
La receta para el armado de un buen ladrillo lleva tierra, viruta y agua. La viruta la compran en los aserraderos y la leña para los hornos las buscan en el campo.
Los clásicos hornos donde se cocinan los ladrillos funcionan durante unas 20 horas corridas. Un dato: para cocer 10 mil ladrillos se necesitan unos 6.000 kilogramos de leña.