“No creo en el teatro feminista, sí en feministas que hacen teatro”
La directora y actriz de teatro Belén Pistone que se presentará hoy en el Teatrillo Municipal con su obra V.O.S (Versión Original Subtitulada). Para la sanfrancisqueña el movimiento de mujeres se metió en el arte teatral y éste se convierte en un recurso de expresión para las minorías.
La actriz y directora de teatro María Belén Pistone regresa hoy a nuestra ciudad con la comedia V.O.S. Encaminada en un
- ¿El feminismo tiene un lugar en el teatro?
El movimiento feminista se mete en el teatro como en todos lados, con mucha fuerza y cambiando las cosas de lugar porque este espacio fue desde el principio un arte de fundación masculina, del empoderamiento de los varones. La dramaturgia y las letras en el teatro también fueron islas varoniles y los actores fueron siempre hombres.
- ¿Desde dónde se interpela el machismo?
El movimiento cordobés Una Escena Propia, que es un grupo conformado por directoras mujeres, plantea que las escuelas de dirección de teatro están manejadas por criterios masculinos y hechos por varones, pero además cuestiona la dinámica teatral, la composición y la construcción.
- En medio de los cambios sociales y el espacio que ganaron las mujeres en el último tiempo. ¿Estamos ante un teatro feminista?
No creo que exista el teatro feminista pero sí en las feministas que hacen teatro. El recurso es el teatro mismo y depende cómo lo use cada artista.
El teatro le permite al feminismo la reunión de las personas. Las mujeres que estamos rondando la temática desde hace un tiempo no pensamos en elaborar panfletos donde se expongan nuestras ideas sino en crear acontecimientos y un movimiento donde desplace el poder de sus lugares naturales e históricos como es el machismo.
- Pero, ¿la mujer no conquistó un espacio?
Las mujeres supimos hacernos en lugar para nosotras y conquistar esos espacios porque como minoría, el teatro es una casa y una plataforma de comunicación para esos grupos. El teatro es un espacio para que el otro diga y se exprese para el otro. Las minorías son las que garantizan las complejidades de las masas y eso hace que el teatro sea más hermoso aún.
- ¿La representación feminista roza el acto político?
Lo político no es simple pero "es" siempre. Es la palabra, la moda de usarla, cómo yo me visto. Todo eso es un acto político y no es simple de hacer ni de entender.
- ¿El romanticismo es contrario al feminismo?
El amor puede ser una herramienta de lucha para el feminismo sobre el escenario. Lo romántico tuvo siempre a las mujeres atrapadas en ello y si vamos a dejar de tener miedo con la lucha feminista, no le tengamos miedo a nada y menos al amor. El romanticismo puede convertirse en un gancho para poder hablar en contra de ese sentimiento. Lo interesante es que se utilice todo a favor. Si me sirve para mi posicionamiento político, que sea bienvenido. El teatro tiene paradojas y el amor es uno de ellos.
- Pronto llevarás al teatro nueva obra que es "Mi nombre es Eva Duarte". ¿Por qué la elegiste?
En mayo pasado se celebraron 100 años de su nacimiento y ya fue y vino en muchas obras. En esta en particular, pensamos en traerla a la vida para que hable de sus últimos días y su vida después de su muerte.
- ¿Cómo escribís a Eva?
Me doy todos los permisos que quiero con Eva pero tengo dónde respaldarme. No le tengo miedo porque sé que ella no quiere que le tema. En mi mundo imaginario, Eva y yo reímos juntas y conversamos. No le escribí a una diosa, le escribí a una hermana.
- ¿Eva era feminista?
Evita se declaraba como no feminista pero hay que contextualizarla en el tiempo en que vivía. Para ella, el feminismo era pensar en mujeres intelectuales y pensar implicaba tiempo y si tenían ese tiempo para pensar, tenían plata y ya no eran mujeres de pueblo. Un ejemplo es su conflicto con la escritora Victoria Ocampo pero la lucha de Evita es más primaria que el feminismo en sí.
- Pero ella se vestía trajes de lujo de marcas como Dior y nunca le faltaba una joya...
Hay algo más complejo detrás de esa ropa de lujo. Ella planteaba: "Pónganse lindas, jueguen en las ligas mayores, no se queden en la pobreza". La moda servía para tapar el desgaste de la pobreza. La mamá de Evita que era costurera, se acicalaba y ponía coqueta para hacer su trabajo frente a la máquina de coser. Ser femenina y vestirse para sí misma es una manera de comunicar que está bien ante la adversidad. Así tenemos que ser las mujeres. Ser coquetas y sentirnos bien con nosotras mismas. Eso también es feminismo.