Ni permisivos, ni autoritarios: ¿Cómo decirle a los chicos que no deben tomar alcohol?
Comienza septiembre y también los preparativos para la celebración del Día del Estudiante. En esta época del año se intensifican las salidas y los chicos organizan previas en las que el invitado especial generalmente es el alcohol.
El consumo de alcohol en menores de 18
años aumentó un 13% entre 2010 y 2017 y cada vez es menor la edad
en que los chicos comienzan a beber, entre los 12 y 13 años, según
un estudio de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de
la Nación Argentina (Sedronar).
Los especialistas advierten que tomar bebidas alcohólicas es malo para los chicos y adolescentes en todas sus formas porque sus organismos no están preparados como los de los adultos.
Como padres es fundamental acompañar a nuestros hijos, hablarles y educarlos en la necesaria autolimitación, sin caer en el autoritarismo o en ser demasiado permisivos.
Así lo aseguró la licenciada en Psicología, Gabriela Serena (MP-4041) del Sanatorio Argentino quien analizó este importante tema en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO y remarcó la importancia de incentivar una buena autoestima en los chicos, para que puedan mantenerse firmes frente a un límite y lograr la autolimitación, que puedan decir: "No quiero tomar" o "No quiero tomar más" o "Ya tomé demasiado".
No están preparados
¿Por qué tenemos que decirles que no deben tomar alcohol?. Serena afirmó que fisiológicamente antes de los 18 años, "las enzimas del hígado no están preparadas para metabolizar el alcohol. El alcohol cambia la fisiología normal del cerebro, disminuye los reflejos y altera los sentidos, afecta el juicio y la coordinación de los movimientos del cuerpo, del habla, etc. En definitiva porque no le hace bien al cerebro que es el que determina todas nuestras acciones".
Por otro lado advirtó que psicológicamente los menores "aún no piensan bien, no tienen todos los recursos para tomar buenas decisiones, toman demasiado porque les falta experiencia. De hecho los problemas de coma alcohólico ocurren generalmente antes de los 18 años".
La psicóloga recordó que a los 14 años son principiantes en sus salidas y por lo tanto cuando salen de noche están perdidos. "La noche es un ambiente y un contexto nuevo para ellos en el cual aún no están familiarizados y a veces terminan en lugares donde no hubieran elegido estar si no están bajo los efectos del alcohol".
"Los padres no podemos ser cómplices de nuestros hijos, tenemos que ser el sostén, la guía y si se pueden tejer redes comunicándose con los demás padres mejor aún. Debemos reforzarles mucho la autoestima, que los chicos se sientan queridos, escuchados, contenidos".
Hablarles y fortalecer la autoestima
Los chicos quieren aprovechar ese tiempo especial para sus primeras salidas pero son vulnerables y, entonces, ¿qué debemos hacer los padres?.
"Los padres tenemos que ocuparnos de no facilitarles tanto las cosas", aseguró la licenciada Serena. Advirtió que como padres "debemos ser claros en lo que expresamos porque si les decimos que no tienen que tomar alcohol pero en casa sí pueden hacerlo, termina siendo un mensaje contradictorio".
Agregó que tampoco hay que prohibírselo de una manera horrorizada, escandalizada o con miedo porque la interpretación de los chicos es: "Ustedes porque son viejos, vos no sabés nada, "no entendés, todos toman".
Serena afirmó: "Es mentira que los padres pueden controlarlos si la previa se hace en su casa, es imposible medir la cantidad que toman y tampoco pueden pararse como un policía a vigilar porque sería algo imposible de sostener".
Aseguró que a los chicos hay que hablarles, explicarles que no es de cancheros tomar, que se pueden divertir igual. "Enseñarles, darles herramientas para que cuando se encuentren en una situación donde no quieren estar, dónde no están cómodos o donde se consumen sustancias que ellos no quieren consumir, puedan tomar la decisión de elegir irse, sin miedo, sin temor a ser avergonzados, entendiendo la decisión del que consume sin enojarse pero a la vez con la libertad de 'elegir no copiar determinadas conductas y retirarse'", dijo.
"A los chicos hay que hablarles, explicarles que no es de cancheros tomar, que se pueden divertir igual. Enseñarles, darles herramientas para que cuando se encuentren en una situación donde no quieren estar, dónde no están cómodos o donde se consumen sustancias que ellos no quieren consumir, puedan tomar la decisión de elegir irse, sin miedo".
"La conciencia moral se diluye en alcohol"
La psicóloga explicó que se dice que la "conciencia moral se diluye en alcohol porque el chico alcoholizado pierde la capacidad de pensar adecuadamente, hará cosas que no haría estando sobrio, hasta puede ni acordarse de lo que hizo bajo los efectos del alcohol".
"Los padres no podemos ser cómplices de nuestros hijos, tenemos que ser el sostén, la guía y si se pueden tejer redes comunicándose con los demás padres mejor aún", advirtió.
Recomendó reforzarles mucho la autoestima, que los chicos "se sientan queridos, escuchados, contenidos. La necesidad de pertenencia al grupo estará siempre presente en los adolescentes pero lo importante es que ésta necesidad no sea todo el tiempo".
Al respecto Serena recordó que todo ésto no se construye de un día para el otro. Por eso es importante hablar desde chiquitos sobre que les pasa, que se sientan escuchados, ayudarlos a buscar recursos para resolver los problemas o sus angustias y que no sea "te compro un chupetín, te compro un chocolate, un paquete de figuritas para que no llores más"
Dijo que también "debemos permitirles frustrarse y dejarlos que enfrenten esa frustración y encuentren diferentes herramientas para tolerarla. Todos éstos recursos son los que tendrá que utilizar en la adolescencia cuando se abren las puertas de casa y su contacto con el medio es mayor".
Lic. Gabriela Serena
Ocuparse
Aconsejó que como padres hay que "ocuparse", llevarlos, buscarlos, mirarlos al salir de la previa o del boliche, como caminan, si mantienen el equilibrio. "Esto obviamente puede cansar y es más fácil que lo haga un remisero, pero la realidad es que son los propios padres que trasladando a los chicos de un lugar a otro, van a escuchar las conversaciones de los chicos en el asiento de atrás acerca de lo que tomaron, de cuánto tomaron, de quién se emborrachó, quién fumó etc.".
Añadió que también se recomienda "no darles la llave de la casa, levantarse a abrirles la puerta, observar cómo entran cómo hablan, cómo huelen".