¿Nacimiento de la ciudadanía global?
El cambio climático y las medidas que se necesitan para combatirlo ponen en el tapete la posibilidad de que las nuevas generaciones integren una nueva ciudadanía ajena a las cuestiones políticas e ideológicas.
Varios gobiernos del mundo se comprometieron hace pocos días en Nueva York a alcanzar emisiones cero de carbono para el año 2050, en el marco de la Cumbre de Acción Climática convocada por las Naciones Unidas. Luego del acuerdo, el titular de la ONU, Antonio Guterres dijo que "la emergencia climática es una carrera que estamos perdiendo, pero es una carrera que podemos ganar. La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones deben venir de nosotros. Tenemos las herramientas: la tecnología está de nuestro lado".
Podría afirmarse que se trata de una declaración más de las tantas que ya se han hecho en el contexto determinado por los problemas que el mundo está padeciendo frente al cambio climático. Y es posible que así sea. Que en 2050 se lance una nueva meta ante el incumplimiento de la anterior. Sin embargo, un fenómeno nuevo apareció en esta cumbre: la participación activa de activistas ecológicos muy jóvenes que no se arredraron al hablar frente a los líderes mundiales y les enrostraron su ineficacia para abordar la problemática.
La repercusión mediática fue inmediata ante la novedad. Lo más resonante fue la intervención de la joven activista sueca Greta Thunberg, líder del movimiento juvenil contra la crisis climática, quien dijo a los jefes de Estado que los jóvenes van a empezar el cambio "les guste o no"."Se están muriendo los ecosistemas, estamos a las puertas de una extinción masiva", agregó la joven activista de 16 años, quien dijo estar "triste y enojada"."Me han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías", aseguró antes de agregar que "sin embargo, tengo suerte, ya que son muchos los que sufren, los que están muriendo" por culpa del calentamiento global.
La movilización juvenil para actuar frente a los efectos del cambio climático parece haber comenzado. La inacción y las luchas ideológicas de los líderes políticos no parecen haber advertido lo que estaba naciendo. Tampoco los mandatarios de los países más poderosos especialmente han tomado nota de las advertencias en el sentido de quese está acabando el tiempo para evitar los peores efectos del calentamiento global. Las temperaturas continúan aumentando y los efectos ya son penosos, particularmente en las partes más pobres del mundo. Pero los aumentos de más de 1.5 grados centígrados conducirían, advierten los científicos, a la escasez de alimentos y al estrés hídrico para cientos de millones de personas más. Las muertes relacionadas con el calor, los incendios forestales y los desplazamientos masivos por inundaciones se vuelven mucho más probables en este escenario, mientras que para especies como el coral la consecuencia sería la extinción.
Mientras los gobernantes siguen pronunciando "palabras vacías" -según la adolescente sueca líder del movimiento que parece alcanzar estándares mundiales-, la juventud reclama tomar la posta y ser artífice en la lucha para preservar los ecosistemas y atenuar los efectos del calentamiento del planeta. Por cierto, existe el peligro de que la ideología y los intereses terminen aniquilando también estas buenas intenciones juveniles. Pero, con mirada más optimista, se podría sostener que las nuevas generaciones tienen conciencia de que el ejercicio de la ciudadanía debe ser global, alejado de resquemores políticos, culturales o ideológicos. Quizás sea el punto de partida hacia una nueva era.