Mi compañero el escritor
Lautaro Doñate Núñez (28) prefiere mantener su perfil bajo. Entre viaje y viaje a Morteros, donde trabaja en la Unidad Judicial, encuentra en la música y la escritura dos nuevas aliadas. Así nació "Fragmentos de una Rapsodia", su primer libro publicado y que eligió presentar de una manera diferente.
Por Ivana Acosta
Lautaro Doñate Núñez (28) prefiere mantener su perfil bajo. Entre viaje y viaje a Morteros, donde trabaja en la Unidad Judicial, encuentra en la música y la escritura dos nuevas aliadas. Así nació "Fragmentos de una Rapsodia", su primer libro publicado y que eligió presentar de una manera diferente.
Conocí a Lautaro cuando éramos apenas unos adolescentes, yo demasiado seria para un mundo complicado y él un chico de rulos alborotado. Íbamos al "Normal". En la universidad confluimos en la misma carrera, aunque después cada uno fue modificando sus planes.
Hoy yo escribo esta nota y él es mi entrevistado. Me alcanza su libro, su primera obra "Fragmentos de una Rapsodia". Nos cruzamos y ya no somos los mismos, pero volvemos a mezclar risas, compartir pensamientos y hablar de letras en esta entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO.
Las palabras fluyen y no hay que hacer preguntas precisas, primero "se encontró con la lectura y de adolescente con la escritura" y ya de grande reunió las dos cosas en el libro.
"La lectura es una actividad que me acompaña de toda la vida. Quizás de antes. Creo recordar haber tenido una pequeña biblioteca en cierto rincón del vientre materno, pero no podría afirmarlo con certeza - confiesa entre risas y vuelve a la seriedad-. Mis viejos me leían desde muy pequeño. Recuerdo unas revistas sobre la democracia que venían como colección de algún diario, las cuales me leían mientras yo iba entrando en el sueño. La literatura para mí es como para otro la televisión, ponele. Alguna persona se sienta y hace zapping. Yo manoteo dos o tres libros y elijo algún cuento o poema"
Escribir fue un aliciente para "esas cosas que quería decir y le daban vergüenza" y se transformó en una suerte de alidada: "De pibe usaba la escritura para contarle a mi vieja, Beatriz Nuñez, cosas que me angustiaban mucho, pero que me daba vergüenza conversarlas de frente. Entonces las escribía, se las dejaba debajo de la almohada y luego conversábamos el asunto. También en mi viejo, Daniel Doñate, que falleció hace ya varios años, veo una semilla enorme. Él escribía".
Un hombre maduro
Lautaro ya no es el mismo, supongo que yo tampoco. Descubrí en él una faceta diferente, la cual se deja entrever con cada palabra de su libro. "Hasta los 24 o 25 años solo escribía para ayudarme a pensar mejor. Llegué a los 27 con dos o tres textos, que tenían algún tipo de estética, me gustó y me largué a probar. Los textos del librito fueron todos escritos en 2017, en agosto los llevé a la imprenta y comencé a repartirlos", explica sobre lo que describe como "prueba piloto de un libro futuro".
"Es como una especie de tanteo, para ver que repercusión tenía. Y creo que la tuvo. He recibido mensajes muy bellos y eso es mi mayor satisfacción", agrega ante la emoción de ser reconocido.
A Lautaro le cuesta encasillarse y su propio análisis también. "Creo que, si bien lo mío es la narrativa y la prosa, no me encasillo en nada. Hay textos que en su gestación parecen poesías, otros que parecen embarcarse a lo que sería un relato breve, o quizá algo más extenso. Pero también puede que esa gestación termine dando a luz algo totalmente distinto de lo que parecía ser. Simplemente escribo. Me dejo llevar", cuenta.
Sus influencias
Lautaro es un confeso lector, cada palabra le sirve en su camino de joven escritor. "Claro que hay influencias de autores, en cuanto a la forma y al fondo en el tratamiento de los textos. Influencias, pseudo-plagios, y capaz que directamente plagios - ríe -. Yo siento que tengo muy presente a Macedonio Fernández, Julio Cortázar, Eduardo Galeano, José Pablo Feinmann. Claro está que Cortázar es mi devoción. Creo que si no lo hubiera leído, jamás podría haber escrito una línea que valga la pena", cierra.
El libro
Esta publicación tiene algo más de 20 textos y los que hasta la fecha lleva escritos serán unos 50 o más. En su mente hay un nombre: "El libro se llamaría Rapsodia. Por eso, aquel adelanto son 'Fragmentos de una Rapsodia'. Es decir, partes de un libro que aún no existe".
Si es que un libro puede tener un eje, Doñate Nuñez los describe así: "Hay cuestiones conceptuales que están vinculadas a mis valores, a mi moral, el amor, la fraternidad, la comunión".
¿Por qué escribís? Pregunté intempestivamente, a lo que responde: "Yo 'escribo de oído'. ¿Está bien, está mal? No lo sé. Yo soy feliz. Son pasiones. Creo que es Borges el que alguna vez dijo que la literatura debía ser una de las formas de la felicidad. Yo busco eso".
Cuando se va del diario, Lautaro sigue repartiendo su libro, le consulto el precio de los ejemplares y cierra con un toque magistral: "Un costo para tiempos de crisis".