Mayro, un embajador de la electrónica
El DJ y productor musical hizo una meteórica carrera dentro de la escena nacional y ello le permitió llevar su mezcla de estilos a otras latitudes. Sus inicios, su pasión por compartir sus conocimientos y sus sueños cumplidos.
Se podría decir que la relación de Pablo Mainero con la música no es de larga data pero sí muy intensa. Cuenta la leyenda que una Creamfields le voló la cabeza y desde entonces no paró hasta convertir a la electrónica en no solo una pasión sino también un medio de vida y un viaje.
Encasillarlo en el rol de DJ sería quedarse -muy- corto ya que su abordaje es más amplio: disfruta de la producción casi tanto como de la docencia. Sí, a través de las infinitas posibilidades que ofrece la era digital, Mayro comparte sus conocimientos, desde teoría musical hasta producción.
Pero quizás el mayor placer que le sacó a todo esto de los beats y las pistas es el disfrute de los viajes. Su talento y su búsqueda permanente lo llevaron a cumplir el sueño de todo DJ: tocar frente a públicos diversos en los lugares más remotos.
Este porteño de 31 años, cultor de la mezcla de los estilos y no muy amigo de las etiquetas, hoy disfruta el presente y proyecta el futuro con su sello Traful como estandarte. Suban el volumen para conocer a Mayro.
- ¿Cómo se dio tu incursión en el mundo de la música? ¿Siempre tuviste en mente ser DJ o probaste algún otro acercamiento?
La realidad que nunca me metí en el mundo de la música hasta los 17 años. Fui a la Creamfields por primera vez cuando tenía 16, y a partir de ahí me encantó lo que era la música electrónica en general: la música, la fiesta, la gente. Y unos meses después, me quise dedicar a eso, o tratar, por lo menos al principio. Yo quería ser productor primero, hacer mi música, y después por consecuencia terminé siendo también Dj, ya que es la manera de presentarse ante el público.
- ¿Cómo fue abrirse camino en ese mundo? ¿Más complicado de lo que esperabas o fue fluyendo?
Fue muy dificil, como todo supongo, yo tomo la carrera de la música electrónica como un doctorado. Me llevó casi 10 años estar en una situación en la cual me siento "cómodo", o sé para dónde ir. La única diferencia que uno tiene al dedicarse a algo "artístico", es que no tenés un sosten social, digamos que nadie te dice para dónde ir o qué hacer, entonces uno se la tiene que rebuscar y aprender de eso. Creo que a la larga lo que a uno le da mucha experiencia y cintura son los pequeños multirubros que incluye ser un artista hoy en día.
- ¿Recordás cuál fue la primera vez que dijiste 'ey, puedo vivir de esto'?
Sí, claro, fue cuando empecé a dar clases particulares más seguido. Creé un curso online y sumado a producir música para otros, máss ganancias de fechas (que igual es muy poco al principio)... ahí me di cuenta que si tomaba la decisión de dejar mi otro trabajo y dedicarme a esto al 100%, iba a funcionar, solamente era una decisión.
- En tu perfil de Instagram decís que la música es simple y que a la m.... los géneros ¿eso se refleja en lo que te gusta tocar?
Exacto, creo que la música es música y ya. Si bien existen las etiquetas que te catalogan dentro de ciertos géneros, si en el momento siento que tengo que tocar un tema de otro estilo en un "set de progre" tiro lo otro, y lo más lindo es que cuando sucede eso y funciona y ves a la gente bailando, ahí te das cuenta que tiene sentido.
- Poder viajar por el mundo tocando debe ser uno de los sueños que te impulsó ¿qué experiencias te trajo?
Totalmente, desde chico siempre quise dedicarme a algo que me permita viajar, y por suerte lo conseguí, con mucho esfuerzo y trabajo. Las experiencias son infinitas, tanto momentos buenos como malos. Hay mucho aprendizaje, pero creo que una de las cosas más lindas de la vida es viajar y descubrir nuevos lugares, culturas, gente, etc.
- ¿Y el gran sueño cuál sería?
No lo sé, mucha gente tiene su gran sueño, yo aprendí con el tiempo a ir buscando mi próximo pequeño objetivo, cumplirlo, y pasar al siguiente. Creo que de eso se trata.