Malvina y Juan son ciegos y esperan su segundo hijo
Esta pareja de S. M. Laspiur transita, como el resto los de padres, una aventura llena de nuevas experiencias con la llegada del segundo hijo, pero que para ellos, además, se convierte en un reto. Su historia deja un mensaje positivo y lleno de optimismo a todos aquellos que deciden tener un hijo porque, a pesar de todo, tener un hijo es lo mejor que te puede pasar.
Por Isabel Fernández
Ellos viven una historia de amor y superación que no sabe de barreras. Malvina Mayorga y Juan Manuel Rivara, tienen 30 y 31 años, son una pareja de no videntes de Saturnino María Laspiur, que a pesar de su limitación, decidieron formar una familia y tuvieron hace poco más de 3 años a Aarón Gael. Hoy, redoblan la apuesta, y están esperando su segundo hijo que nacerá en julio.
Malvina ya lleva seis meses de embarazo y espera ansiosa poder tocar la carita y conocer al pequeño Thiago Haniel que llegará, porque ella y Juan decidieron que Aarón tenía que tener un hermanito o hermanita para compartir la vida.
Ellos son ciegos pero viven totalmente independizados y crian a su hijo, convencidos que el aceptar la discapacidad ayuda a romper los prejuicios de realización en los no videntes. A pesar de esa convicción, todavía encuentran limitaciones en la sociedad, especialmente en lo que hace al trabajo, al que les cuesta mucho acceder.
"Lo mejor que pudimos lograr es nuestra familia, eso es muy valioso, estamos muy felices", aseguraron en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO mientras Malvina acariciaba su panza y ambos sostenían orgullosos las manitos de Aarón, antes de entrar al control prenatal en la Clínica de Especialidades Médicas"Enrique J. Carrá (h)" de nuestra ciudad.
Viven superándose constantemente y están convencidos de que todo se puede."A veces no es lo que la gente piensa, sino lo que uno puede llegar a lograr, lo que quiere hacer con su vida. La felicidad se basa en estas cosas. Hoy podemos tener una familia gracias a nuestros padres y hermanos que nos enseñaron todo y nos criaron sin tanta sobreprotección", contaron.
La ceguera no les impidió seguir adelante con sus proyectos y el sueño de formar una familia
El desafío de tener dos hijos
"¿Cómo van a hacer con dos?" es la pregunta que escuchan de mucha gente preocupada por cómo será la crianza de dos chicos con su ceguera. Pero Malvina y Juan están seguros y afirman que la confianza en que sí se puede, ayuda a lograr lo que sea.
"Creo que uno tiene que estar bien preparado mentalmente para pensar que sí puede. Todo lo que uno quiera lograr en su vida, más allá de cualquier tipo de discapacidad o impedimento que pueda tener, lo puede llegar a hacer. Vamos a hacer lo que hicimos con uno y como hace cualquier pareja cuando tiene dos hijos", dijo convencida Malvina.
Juan Manuel agregó que la llegada del primer bebé"es lo más difícil, porque se tienen más miedos, uno no sabe un montón de cosas. Hay cosas que por ser ciegos tenemos que ir imaginando, pensando cómo hacerlas; con este bebé ya no va a pasar porque -como creo que le pasa a todos los padres- ya tenemos experiencia. Para las medidas de la leche que tenía que tomar Aarón, nosotros por ejemplo usábamos jeringas con la medida justa".
El miedo a la ceguera del bebé
El matrimonio reconoció que otra pregunta que mucha gente les hace es si no tienen miedo que el bebé pueda también llegar a ser ciego, pero en el caso de ellos no hay probabilidades ya que su discapacidad visual se produjo tras su nacimiento prematuro y el daño que les quedó en la retina.
"Nosotros tenemos ceguera porque al nacer prematuros, quedó dañada nuestra retina, no es algo genético que se pueda heredar, entonces el bebé no tiene posibilidades de ser ciego, tiene las mismas posibilidades que cualquier bebé", aclararon.
De todas maneras, en el caso que un hijo naciera con esa condición,"tenemos todas las herramientas como para afrontarlo porque lo vivimos", afirmaron.
Aceptar la discapacidad
Ellos piensan que la gente es la limita cuando una persona tiene una discapacidad y que depende de cada uno y cómo esté predispuesto a enfrentar la vida la superación de los obstáculos.
"Una vez que uno acepta su discapacidad, creo que no hay obstáculos -remarcó Malvina-. Hay cosas que no se van a poder solucionar o hacer de la misma manera que la gente que puede ver, pero una vez que se acepta el hecho, sí se pueden lograr, de manera diferente o necesitando más tiempo, se puede hacer todo".
Al respecto, Juan Manuel dijo que es"muy difícil" si la persona no se acepta la discapacidad y quiere hacer las cosas igual que quienes pueden ver.
Malvina y Juan Manuel se desenvuelven como cualquier pareja de padres con su pequeño. Viajan en colectivo, caminan por la calle, van a la plaza, lo llevan al pediatra, lo visten, lo alimentan y sobre todo, lo crían rodeado de mucho amor.
Desde que Aarón llegó a sus vidas, enfrentaron el desafío de la paternidad yél llenó de luz sus vidas. Pero aseguran que, aunque los ayuda y orienta,él es su hijo más allá de la discapacidad visual, igual que ya lo es el pequeño Thiago.
"Nosotros somos las personas ciegas, no Aarón, él es nuestro hijo más allá de que nos pueda ayudar y orientar con algunas cosas, no lo cargamos con nuestra ceguera", afirmó Malvina.
Comentaron que el pequeño tiene actividades como todo chico, ordena sus juguetes y es un nene que participa mucho en las tareas de la casa y le gusta serútil.
Aarón tomó dimensión de que sus padres no pueden ver desde el día que nació."Paraél es natural, nació así y se acostumbró así -comentó Juan Manuel-. Nosotros le decimos que no podemos ver, porque a veces nos pide que le dibujemos un tractor o algo.Él siempre nos dice que cuando sea grande, nos va a 'arreglar' los ojos".
El trabajo, la barrera más complicada
Aunque ellos se sienten libres y seguros, aceptando su discapacidad, la pareja sigue enfrentando barreras en la sociedad y conseguir trabajo es lo más complicado.
"Creemos que está difícil lo laboral para todo el mundo, pero en el caso de la discapacidad es muy complicado. Hay leyes que nos deberían favorecer, por ejemplo, la que dice que 4% de los empleados públicos deberían ser personas con discapacidad, pero no se cumple en ningún lado", se lamentaron.
Juan sigue trabajando en su casa arreglando computadoras, es un trabajo independiente que a veces se mueve más y otras menos, también realizan ventas especiales y la música les ayuda ya que los dos cantan en eventos. Malvina canta cumbia y melódico como solista y Juan participa de shows con su cuñado, Elio Plaza.
La joven pareja da testimonio de que todo es posible cuando hay amor y perserverancia. Y también se sienten agradecidos con muchas personas."Agradecemos a nuestros padres, nuestras familias, al doctor Gustavo Stilman por su atención y dedicación para explicarnos todo, nos cuida mucho, a los directivos y todo el personal de la Clínica Carrá, siempre nos trataron muy bien, nos acompañan todo el tiempo y lo valoramos muchísimo. También al intendente Fernando Coassolo, a la secretaria de Gobierno Rosana Isoglio y a todos los vecinos de Laspiur que confían y nos acercan computadoras para arreglar", manifestaron.