Los instragramers marmolados que enseñan con sus locuras
El moreno Alex y el colo Agustín. Las diferencias de color no impidieron que sean inseparables. Hoy el haitiano y el sanfrancisqueño se ríen de esa particularidad y sus graciosos videos son virales.
Por Stefanía Musso
"Vemos todos colores sin saber lo que es hoy un color", salió de la voz del Flaco Spinetta en "Color humano". Alex Cassius Martinetto Gatti, de 16 años, es haitiano; Agustín Francucci, de 19, argentino -y sanfrancisqueño-. Se divierten y hacen divertir. Sus locuras se ganaron un espacio en Instagram y a través de la cuenta que llamaron @Marmolados.ig, en apenas segundos cosecharon más 14.000 reproducciones en un solo video.
Instragramers, influencers, más que eso: dos buenos amigos que hicieron del contraste un juego y una lección de vida. El objetivo es mostrar que a pesar de las diferencias, en el fondo, todos somos iguales.
La amistad que nació en una iglesia cuando eran chicos se consolidó en una cancha de básquet y es un verdadero ejemplo de que no importa el color de la piel para unir culturas y hacer amigos.
Los chicos se filmaron recreando el eclipse solar del 2 de julio pasado; comiendo una hamburguesa de pan negro que "tiñe" a Agustín del color de piel de Alex, o tomando sol. Toda ocurrencia que muestre el contraste se convierte en video y se hace viral.
Agustín y Alex instagramean, dan un
mensaje de igualdad, pero sobre tofo, se divierten y hacen divertir
"Nunca consideramos que nuestras publicaciones sean algo racista, al contrario. Hay gente que lo toma para mal y otra que se divierte como nosotros. La idea es reírnos de nosotros mismos y cuando hacés eso, la pasás mucho mejor", explicó Agustín.
No obstante, los instagramers reconocen que hay límites. "Si a alguno se le ocurre una idea pero al otro no le gusta o que se pasa de la raya, no lo hacemos porque no queremos faltarle el respeto a nadie o meternos con temas sensibles para la sociedad", dijo Alex a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Son pocos los videos que hasta ahora hicieron, pero en las redes ya son furor. "Queremos hacerlo cuando surja la idea y que esté bueno, para divertirnos y que la gente se entretenga", insistieron.
Alex y Agustín hacen de las suyas en Instagram
Ser viral
El primero fue filmado en 2018 en "Black Pan", una cadena de hamburgueserías de la ciudad de Córdoba y lo que se distingue es el pan de hamburguesas totalmente negro. En su fantasía, un chiste de Agustín a Alex les cambiaría la vida para siempre. "Me acuerdo que le dije: `Cuidado, no te comas los dedos´ y ahí surgió la idea de que comiera la hamburguesa y me transformaba en él".
Antes de Instagram, los chicos subieron el video en sus cuentas de Twitter y en cuestión de horas llegó a los 20.000 favoritos.
Luego, comenzaron a imitar los challenge que aparecían en las redes sociales. Recrearon el video del padre y su hijo cantando frente a un espejo y la imagen de Alex papá sosteniendo Agustín como su hijo, tuvo un millón de reproducciones.
Ocurrentes, simpáticos, creativos, una dupla que se las trae
El verano pasado tuvieron la ocurrencia de reproducir el "carbón challenge", donde Agustín se ponía una bolsa y cuando se la sacaba, aparecía Alex. Este video fue visto en marzo pasado por @al_pedo, la cuenta de Instagram que capta videos de usuarios y fue una revolución. "Nos etiquetaron con nuestros perfiles personales, @ColoFrancucci y @Alex_Martinetto y fue una locura de gente que nos empezó a seguir", recordaron.
Enganchados en la locura que causaron en las redes, crearon su sitio en Instagram @Marmolados.ig. La metáfora fue un acierto. "No teníamos nombre o los que había eran poco originales hasta que surgió la idea de un pariente que nos llamáramos `Marmolados´ y nos encantó", explicaron.
Los chicos tuvieron pocos seguidores al principio pero el sitio de virales los volvió a contactar, les pidió un saludo, los etiquetó y en menos de un día, @marmolados.ig ya tenía 6.000 seguidores.
Del básquet a las redes
Alex, nacido en Cabo Haitiano, y Agustín, en San Francisco, se conocen desde pequeños cuando sus familias asistían a la misma iglesia cristiano evangélica. Por cosas del destino, se dejaron de ver pero se reencontraron gracias al básquet en el Club El Ceibo.
Allí los dos empezaron a compartir partidos y entrenamiento. "Fue muy raro reencontrarnos en la cancha porque hacía años que no nos veíamos", contó Agustín, que jugaba en la misma categoría que Jeff, el hermano de Alex, también nacido en Haití. El moreno de cabellos coloridos y "el colo" Francucci se hicieron inseparables.
"Nos miraban raro, les llamaba la atención que un moreno y un colorado sean tan amigos".
De tomar una gaseosa post partido o compartir campeonatos juntos, la dupla comenzó a viajar y a disfrutar de las vacaciones.
Expresaron que por entonces, la diferencia del color de piel llamaba la atención de la gente que los veía. "Nos miraban raro, les llamaba la atención que un moreno y un colorado sean tan amigos". Uno blanco, el otro moreno, "decíamos que éramos una Oreo", bromeó Agustín.
"Me hacía mal ser diferente"
Fue en la ciudad de Córdoba, donde viven actualmente, donde más sintieron el peso de la mirada prejuiciosa, pero no les importó y con su actitud, cultivaron la igualdad de razas, otra forma de igualdad.
"Era abuso como nos miraba la gente, por el contraste. Nos miraban muy raro", contó el haitiano nacionalizado argentino.
Alex y Agustín comenzaron a realizar bromas en cada lugar donde iban, a tomar con humor esa mirada ajena y curiosa, desde una hamburguesería a una tienda de ropas se ponían en el papel de actores. "Alex actuaba como norteamericano y yo, como su traductor. Los vendedores no sabían qué hacer porque no nos entendían", siguió Agustín.
"Me hacía mal ser diferente pero con un amigo como Agustín, e siento protegido".
En San Francisco, donde Alex se crió, aseguró que "siempre" sintió "la mirada del otro. Me hacía mal ser diferente pero con un amigo como Agustín o tener a tus hermanos que son iguales que vos -Jeff, Natalie y Bárbara- te sentís protegido".
Y su amigo le retrucó: "Somos los raros. A mí me decían Chucky, como el muñeco maldito, o el que da mala suerte, pero siempre me gustó ser colorado. Nunca sentí el peso pero juntos, somos muy diferentes al resto y eso es lo que hace tan valiosa nuestra amistad". Ellos ya son un fenómeno viral que demuestra la inexistencia del racismo e invita a reflexionar. Los influencers que queremos.