Lectura en clave argentina de las elecciones en EE.UU.
La puja abierta entre Donald Trump y Joe Biden deja mucha tela para cortar, si se ponen en perspectivas los comicios parlamentarios del año próximo en nuestro país.
1. EL SISTEMA DE ELECCION
Alegrémonos de tener un sistema de elección directa que despeja la incertidumbre relativamente temprano.
En EE.UU. el sistema es indirecto. Los votos populares definen electores, como ocurría en la Argentina hasta la reforma constitucional de 1994.
Lo interesante en EE.UU. es que todos los estados aportan distintas cantidades de electores, lo que hace que el cálculo sea más difícil e incierto.
Y que, podés tener más votos populares, pero perder, como le ocurrió a Hillary Clinton en 2016, en manos de Donald Trump.
A esta hora, 224 Biden, 213 Trump. Para ganar hay que llegar hasta 270.
Un recuento lento genera demasiada incertidumbre en particular cuando el momento es de profunda crisis.
2. LA GRIETA
Esos números reflejan una sociedad estadounidense partida en dos. En medio, juegan factores como la pandemia, que contribuyen a dibujar cada decisión personal.
Se vio a un Trump negacionista del tema, ignorando el Covid-19, aunque él se contagió.
Y al mismo tiempo, los estadounidenses fueron a votar cuando su país estaba al tope mundial de contagiados (9.282.880 casos confirmados) y de muertos: 231.493.
El segundo efecto es que el miedo a la pandemia llevó a un récord histórico el voto anticipado, que permiten las leyes estadounidenses.
Más de 80 millones de personas lo hicieron así y este es uno de los factores que demoró el recuento.
Convertir un problema científico en una posición política terminó partiendo aun más la sociedad estadounidense.
¿Qué pasará en las elecciones parlamentarias del año que viene en nuestro país, donde también hay posiciones contrapuestas e irreductibles sobre la prolongada cuarentena que se vive? Y que se produzcan, muy probablemente, en medio de una segunda ola de pandemia.
3. LAS ENCUESTAS
Otra vez fallaron las encuestas. Le daban una interesante diferencia a favor de Biden. Pero el resultado, como se ve, es muy ajustado.
¿Por qué? Algunos politólogos se preguntan si las encuestadoras no perdieron el pulso de la sociedad y no logran captar los movimientos más profundos que ocurren en ella. Trump no se equivocó cuando desafió: "No hagan caso de las encuestas, nos va a ir bien, y son mentiras".
4. EL VOTO ECONÓMICO
Trump puso a la economía como eje de campaña. Y apostó su capacidad de gestionarla en medio de la pendemia. ¿Será uno de los factores que lo ayudó a estar cabeza a cabeza con Biden? Los sondeos sobre la motivación del voto probablemente ofrezcan la certeza de que fue asi.
En todo caso, a Estados Unidos la pandemia lo agarró con una economía en marcha. Ese no es, por cierto, el caso de la Argentina.
5. LA JUDICIALIZACIÓN DE LA POLÍTICA
A la madrugada, cuando el recuento avanzaba poco las chances estaban abiertas para cualquiera de los dos, Trump se atribuyó una victoria que no existía en las urnas y amenazó con llevar a la Corte su reclamo por los votos anticipado.
"Esto es un fraude al pueblo estadounidense, una vergüenza para nuestro país", gritó con su estilo destemplado.
Evidentemente, Trump no tiene miedo de sumergir a su país en una crisis institucional porque debe suponer que el Tribunal Supremo le será favorable.
Después de todom él colocó allí semanas atrás a una jueza conservadora, Amy Coney Barrett, el reemplazo de la fallecida Ruth Bader Ginsburg, de cuño progresista.
Así, la inclinó más hacia la derecha, con seis votos contra tres.
¿Lo habrá estado pensando?
Como fuere, es un ejercicio para ver hacia dónde va un proceso electoral que puede quedar en manos de una Justicia desbalanceada a favor de